ano de 1579,
desde la ciudad ó puerto de Lima, en la navegacion que hizo por la mar
del sur á la del norte, descubriendo las islas que componen el
archipiélago de Chonos, el estrecho de Magallanes por donde cruzó,
con los puertos, bahías, ensenadas, bajos, arrecifes y cuantas
circunstancias ofrecen: por cuyos planos, relaciones, diarios y seguras
noticias de haber pasado el Estrecho el corsario ingles, llamado
Francisco Drake, se determinó la segunda que se aprestó en España el
año de 1580, de veinte y tres bageles al mando de Diego Flores de
Valdés, con destino de transportar tropas al reyno de Chile, para el
socorro de las guerras que habia en él, y dejar en el estrecho de
Magallanes la gente que iba á poblar bajo la direccion y mando de
Sarmiento, la cual se hizo á la vela el siguiente de 1581, del puerto de
San Lucar. Y habiendo sufrido muchas pérdidas, atrasos y arribadas,
por los grandes temporales y otras contrariedades, al fin desde el rio
Janeyro resolvió el Comandante, con acuerdo de los demas oficiales,
que Diego de la Rivera con dos navios y tres fragatas saliese para el
Estrecho con la gente, víveres y efectos destinados á poblar. Que con
efecto así se ejecutó: y habiendo entrado en aquel parage cosa de media
legua, echó en tierra 280 personas, por no querer pasar adelante, con
pérdida de una de dichas embarcaciones, de la que solo pudieron salvar
la artilleria y víveres. Todo lo cual dejó á cargo de Sarmiento, y un
bagel pequeño, único auxilio para tan grande empresa; retirándose con
las demas naves, sin haber tornado otra providencia para el fomento y
subsistencia de aquellas gentes.
Con tan reducidas fuerzas formó una poblacion Sarmiento en el mismo
sitio del desembarco, y otra llamada San Felipe en un puerto pequeño y
hondable mas en lo interior del Estrecho; las que no pudieron subsistir
por el abandono con que se miró aquella miserable gente, pereciendo
todos, á exepcion de un soldado llamado Tomé Hernandez, natural de
Badajoz, que se salvó en una embarcacion inglesa que pasaba por el
Estrecho á la mar del sur. La expedicion de los dos hermanos Nodales
que cruzaron el Estrecho: la de los padres Cardiel, Quiroga y Strobl,
con el capitan Olivares el año de 1746, con destino á reconocer, y
poblar la bahía de San Julian: la del capitan de fragata D. Francisco
Pando, para los mismos reconocimientos: la de D. Domingo Perler,
oficial de igual clase con la de su mando, llamada el Chambequin
Andaluz; y ultimamente las que han salido de Montevideo y Buenos
Aires, para formar poblaciones en la Bahía sin Fondo, ó Punta de San
Matias, donde desagua el Rio Negro y de San Julian, desde Diciembre
del año pasado de 1778. He traido á la memoria estas expediciones por
la série de tiempo en que acaecieron, para demostrar los empeños de la
Corona en fijar establecimientos en aquellos despoblados parages.
El poco tiempo á que estoy ceñido, por lo que estrecha mi viage, no me
dá márgen á demostrar los grandes gastos que han ocasionado á la
Corona, y las gentes que se han sacrificado en tan árduas empresas. Los
diarios, relaciones y noticias darán una verdadera idea de esta asercion.
Pero ¿qué hemos conseguido en tan repetidas tentativas? ¿Qué hemos
sacado de tantos gastos y pérdidas tan considerables?--A la hora
presente solo podemos decir, nada mas que satisfacer nuestra
curiosidad para franquear la puerta y el camino que queremos cerrar y
defender á nuestros enemigos; y hacer imposible la reduccion de las
almas idólatras, que siempre ha sido el mayor desvelo de nuestros
católicos y religiosísimos Monarcas.
¡Rara desgracia de nuestra nacion, que tan sagrados fines tengan
semejantes resultas! Las órdenes y disposiciones de la Corte jamas han
faltado al logro de ellos: no se ha perdonado gasto, aun en medio de los
tiempos mas calamitosos que afligian á la España: pero la inconstancia,
la emulacion, la falta de sinceridad y el poco sufrimiento á los trabajos
en todas ocasiones, han sido unos poderosos enemigos que han
malogrado tan heróicas empresas.
Para convencimiento de esta verdad, hagamos crítica con los
establecimientos y poblaciones que formó Sarmiento, y los de San
Julian y Rio Negro. Para aquellas salió una armada del puerto de San
Lucar, al mando de Diego de Flores de 23 naves; y bien que no toda
ella destinada á este fin, como vá sentado, fué reforzada posteriormente
en el Rio Janeyro con cuatro galeones; y por las pérdidas que
ocasionaron los temporales, no pudieron destinarse á la egecucion de
dichas poblaciones mas que dos navios y tres fragatas, á las órdenes de
Diego de Rivera. Este capitan, como cosa perdida, arroja ó desembarca
la gente que iba á poblar, media legua dentro del
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