La Fontana de Oro | Page 6

Benito Pérez Galdós
m��s exacto, m��s razonador....
--Se enga?a usted, amigo Carrascosa. No me compare usted �� ese hombre con el m��o; que todos los oradores de Espa?a no llegan al zancajo de Romero Alpuente. Pues ?y aquel pasaje de los _abajos_? Cuando dec��a: ?_Abajo los privilegios, abajo lo superfluo, abajo ese lujo que llaman rey..._! ?Ah! Si es mucha boca aquella."
Calleja repet��a estos trozos de discurso con mucho ��nfasis y afectaci��n. Recordaba la mitad de lo que o��a, y al llegar la ocasi��n comenzaba �� desembuchar aquel arsenal oratorio, mezcl��ndolo todo y haciendo de distintos fragmentos una homil��a substancial y disparatada. Se nos olvidaba decir que este ciudadano Calleja era un hombre muy corpulento y obeso; pero aunque parec��a hecho expresamente por la Naturaleza para patentizar los puntos de semejanza que puede haber entre un ser humano y un toro, su voz era tan clueca, fallida y aternerada, que daba risa o��rle declamar los retazos de discursos que aprend��a en la Fontana.
Pues no estamos conformes--contest�� Carrascosa, accionando con mucho aplomo,--porque ?qu�� tiene que ver esa elocuencia con la de Alcal��, el cual es hombre que, cuando dice "all�� voy", le levanta �� uno los pies del suelo?
--Es verdad--dijo, terciando en el debate, uno de los circunstantes, que deb��a de ser torero, �� juzgar por su traje y la trenza que en el cogote ten��a;--es verdad. Cuando Alcal�� embiste �� los tiranos y se empieza �� calentar.... Pues no fu�� mal puyazo el que le meti�� el otro d��a �� la Inquisici��n. Pero, sobre todo, lo que m��s me gusta es cuando empieza bajito y despu��s va subiendo, subiendo la voz.... Les digo �� ustedes que es el espada de los oraores.
--Se?ores--afirm�� Calleja,--repito que todos esos son unos mu?ecos al lado de Romero Alpuente. ?C��mo puso �� los frailes hace dos noches! ?A que no saben ustedes lo que les dijo? ?A que no saben...? Ni al mismo demonio se le ocurre.... Pues los llam��.... _?sepulcros blanqueados!_... Miren qu�� mollera de hombre....
--No se empe?e usted, Calleja--refunfu?�� el ex covachuelista con alguna impertinencia.
--Pero venga usted ac��, se?or don Gil--dijo Calleja, haciendo todo lo posible por engrosar la voz.--?Si sabr�� yo qui��n es Alcal�� Galiano y los puntillos que calzan todos ellos! ?A m�� con esas! Yo, que les calo �� todos desde que les veo, y no tengo m��s que o��rles decir _casta?as_ para saber de qu�� palo est��n hechos....
--Creo, se?or don Gaspar, que est�� usted muy equivocado, y no s�� por qu�� se cree usted tan competente,--indic�� Carrascosa en tono muy grave.
--?Pues no he de serlo? ?Yo, que paso las noches oy��ndoles �� todos, no saber lo que son! Vamos, que algunos que se tienen por muy buenos, no son m��s que ingenios de raci��n y equitaci��n.
--Es verdad tambi��n que Romero Alpuente no es ning��n rana--dijo otro de los presentes.
--?C��mo rana?--exclam��, anim��ndose, Calleja.--?Que le sobra talento por los tejados!... Y �� usted, se?or Carrascosa, ?qui��n le ha dicho que yo no soy competente? ?Qui��n es usted para saberlo?
--?Que qui��n soy? ?Y usted qu�� entiende de discursos?
--Vamos, se?or don Gil, no apure usted mi paciencia. Le digo �� usted que le tengo por un ignorante lleno de presunci��n.
--Respete usted, se?or Calleja--exclam�� don Gil un poco conmovido;--respete usted �� los que por sus estudios est��n en el caso de... Yo... yo soy graduado en c��nones en la Complutense.
--C��nones, ya. Eso es cosa de lat��n. ?Qu�� tiene que ver eso con la pol��tica? No se meta usted en esas cuestiones, que no son para cabezas ramplonas y de cuatro suelas.
--Usted es el que no debe meterse en ellas--exclam�� Carrascosa sin poderse contener;--y el tiempo que le dejan libre las barbas de sus parroquianos, debe emplearlo en arreglar su casa.
--Oiga usted, se?or pedante complutense, canonista, teatino, �� lo que sea, v��yase �� mondar patatas al convento de M��stoles, donde estar�� m��s en su lugar que aqu��.
--Caballero--dijo Carrascosa, poni��ndose de color de un tomate y mirando �� todos lados para pedir auxilio, porque aunque ten��a al barbero por lo que era, por un solemne gallina, no se atreva con aquel corpach��n de ocho pies.
--Y ahora que recuerdo--a?adi�� con desd��n el rapista,--no me ha pagado usted las sanguijuelas que llev�� para esa se?ora de la cal �� de la Gorguera, hermana del tambor mayor de la Guardia Real.
--?Tambi��n me llama usted estafador? Mejor har��a el ciudadano Calleja en acordarse de los diez y nueve reales que le prest�� mi primo, el que tiene la poller��a en la calle Mayor; reales que le ha pagado como mi abuela.
--Vamos, que t�� y el pollero sois los dos del mismo estambre.
--S��, y acu��rdese de la guitarrilla que le rob�� �� Perico Sardina el d��a de la merienda en Migas Calientes.
--?La guitarrilla, eh? ?Dice usted que yo le rob�� una guitarrilla? Vamos, no me venga usted �� m�� con indirectas...--contest�� el barbero, queriendo parecer
Continue reading on your phone by scaning this QR Code

 / 156
Tip: The current page has been bookmarked automatically. If you wish to continue reading later, just open the Dertz Homepage, and click on the 'continue reading' link at the bottom of the page.