apenas era hombre mundano; Andrés se las echaba de
hombre libre de preocupaciones, y hasta mucho despues de aquellos
venturosos dias no ha logrado verse libre de la preocupacion de no
tener ninguna; Andrés se las echaba de hombre formal, y él era el único
que mientras hablaba conservaba la cara séria, resalte el mejor de sus
chistes. Talento sólido y bien nutrido, sagaz observador y pintor
felicísimo de costumbres, Andrés Ruigomez hubiera alcanzado en
Francia, con aliento para sus primeros pasos y recompensa para sus
primeros merecimientos, una reputacion no menor que la de Paul de
Kock, á quien vence en la profundidad de las ideas y no cede en la
fuerza del chiste.
Tipo bien opuesto tambien al de Adolfo, era el de otro personaje que no
quiero bosquejar, para irme directamente á la figura principal de mi
cuadro, que tambien se crió al calorcillo del nido: el autor del presente
libro, mi querido amigo Campo-Arana.
III.
Don Quijote le llamaban sus compañeros; y hoy, que ya es todo un
guapo mozo, no parecerá imprudente confesar que el mote le estaba
como anillo al dedo. Y Campo recordaba á D. Quijote por algo más que
por lo seco y desgarbado de su cuerpo, lo avellanado del rostro y el
rumbo de los bigotes: por lo exaltado de su imaginacion, pronta en
hacerle recibir como realidades sus sueños de cada momento,
infatigable para persuadirle á creer que está en verso nuestra existencia,
contra la opinion de un personaje de comedia del pobre Luis Eguílaz.
Campo se ha pasado, y se pasa, y se pasará la vida (porque es el
individuo del nido ménos sujeto á cambio), tomando por gigantes los
molinos de viento, y por castillo la venta tan justamente antipática á
Sancho Panza.
Campo era, de todos sus compañeros, el que ménos versos hacía y el
más poeta sin duda alguna. Si el que escribe estos renglones no creyera
firmemente que el artista es echado al mundo por Dios, ni más ni
ménos que el ave, que siempre encuentra las yerbecillas que han de
alimentarla mejor, creeria con no ménos seguridad que Campo-Arana
era un talento perdido á quien habian faltado favorables condiciones de
desarrollo. Pero quien repare un poco en la vida de los hombres
notables que honran á la humanidad, comprende desde luego que
Shakespeare, con una vida más tranquila, con una instruccion más
sólida, quizás hubiese escrito dramas ménos gigantescos; que Moratin,
nacido en el siglo XVII, acaso no hubiera tenido un talento bastante
enérgico para salir de la oscuridad; que Hartzenbusch, ménos sabio y
despues de arrojar en Los Amantes de Teruel todo lo que un hombre
solo puede inventar, acaso hubiese valido ménos, mientras la musa
inquieta y viva de Narciso Serra probablemente se habria muerto de
fastidio en la fria, aunque sana atmósfera de una biblioteca. Campo es
poeta de impresion; ha recibido impresiones, posee el don de expresar
de una manera siempre clara y á menudo elegante sus pensamientos:
Campo es lo que puede ser. No hay que indignarse con el pez porque
no ande, si sabe nadar bien, ni echar en olvido la fábula de Iriarte, que
nos presenta al ganso haciendo de todo un poco, y haciéndolo todo
como quien era.
Campo no es un sabio; pero con que nadie se lo conozca en sus escritos,
con que posea la principal sabiduría del hombre de letras (la de saber
bien qué es lo que no sabe, para no hablar de ello), él tiene bastante y el
lector de sobra.
Su primer maestro ha sido el mejor: la naturaleza vista á través del
sentimiento propio. Algo ha modificado esa espontaneidad la influencia
que sobre él ha ejercido la lectura frecuente de los poetas alemanes:
influencia ménos perjudicial en Campo que en otros escritores, por ser
ménos opuesta á la índole del talento de nuestro autor, á cuyo espíritu
soñador y vago ha debido sucederle con las odas y baladas del inmortal
autor del incomparable Wallensthein, lo que al viajante que hallándose
en tierra extranjera, oye por azar palabras del habla nativa de labios de
un natural del país.--Poeta dramático Campo, de no vulgares
condiciones, siempre valdrá cien veces más como poeta lírico: así se
nos presenta en su primera obra de importancia, el presente tomo de
poesías, y así debe juzgársele. Bien ha hecho en bautizarlo con el
nombre de Impresiones; difícil sería encontrar otro que le sentára mejor.
Porque la poesía de Campo es eminentemente individual,
verdaderamente lírica. Así como en el drama el autor no debe aparecer
nunca (mas que al final, cuando el público le aclame), el soneto, la oda,
la elegía, son como la máscara por que hablaban los actores griegos y
latinos con la voz natural, pero aumentada para que llegase á todos los
ámbitos del anchuroso
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