Filosofia Fundamental I-IV, Volumen 2 | Page 8

Jaime Balmes
hecho completamente falso. Tan distante estoy de creer en la imposibilidad de distinguir filos��ficamente la vigilia del sue?o, que antes bien opino que la diferencia entre estos dos estados es uno de los hechos mas claros y ciertos de nuestra naturaleza.
Asentada esta verdad, y supuesto que nadie duda de que las sensaciones que experimentamos durante el sue?o, no son producidas por objetos exteriores, y que por tanto no se las ha tomado nunca como medio de adquirir la verdad, pasemos �� otra cuestion de mas dificultad �� importancia.

CAP��TULO IV.
RELACION DE LAS SENSACIONES CON UN MUNDO EXTERNO.
[24.] Nuestras sensaciones, ?tienen alguna relacion con objetos externos, �� son simples fen��menos de nuestra naturaleza? De la existencia de este mundo interno que resulta del conjunto de las escenas ofrecidas por las sensaciones, ?podemos inferir la existencia de un mundo externo?
No se trata aqu�� de la pr��ctica sino de la teor��a: esta cuestion ��nicamente se refiere �� las fuerzas del raciocinio, n�� �� la voz de la naturaleza: voz mas fuerte que todos los discursos, y �� que nos es imposible resistir. Sea cual fuere el resultado que nos diere el ex��men filos��fico de las relaciones entre el mundo ideal y el real, es preciso someternos �� esa necesidad de nuestra naturaleza, que nos hace creer en la existencia de dichas relaciones. La humanidad, en la inmensa mayor��a de sus individuos, no ha pensado jam��s, ni probablemente pensar��, en semejante ex��men; y sin embargo, para ella, la existencia de un mundo real, distinto de nosotros, y en continua comunicacion con nosotros, est�� al abrigo de toda duda. La naturaleza es antes que la filosof��a.
No quiero indicar con esto que la razon sea impotente �� manifestar la legitimidad de la ilacion con que se deduce lo real de lo ideal, �� la existencia del mundo externo de la del interno; solo me propongo se?alar �� la filosof��a un linde, que si no la ilustra, al menos le inspire sobriedad en sus investigaciones, y desconfianza en sus resultados. Y con efecto: salta �� los ojos que debe de ser err��nea una ciencia que se oponga �� una necesidad y contradiga un hecho palpable: no merece el nombre de filosof��a, la que se pone en lucha con una ley que somete �� su indeclinable imperio la humanidad entera, incluso el fil��sofo que contra esta ley se atreve �� protestar. Todo lo que ella puede decir contra esa ley ser�� tan especioso como se quiera; pero no ser�� mas que una vana cavilacion: cavilacion que si la flaqueza del entendimiento no bastare �� deshacer, se encargaria de resistirla la naturaleza, hasta que una nueva existencia en otra vida nos venga �� revelar lo que hay en la profundidad de esos arcanos, y c��mo se enlazan esos eslabones cuyos puntos de contacto no divisar�� la razon, mientras la naturaleza experimenta la irresistible trabazon con que la ligan en todos los momentos de su existencia.
[25.] Que las sensaciones son algo mas que simples fen��menos de nuestra alma, que son efectos de una causa distinta de nosotros, lo demuestra la comparacion de ellas entre s��; unas las referimos �� un objeto externo, y otras n��: estos dos ��rdenes de fen��menos presentan caract��res muy distintos.
Ahora hay en mi interior la representacion del pa��s en que he nacido y vivido en mis primeros a?os. Se me ofrece con toda claridad la espaciosa llanura con sus campos y praderas, con sus bajas colinas que ora forman montecillos aislados, ora se prolongan en varias direcciones, aplan��ndose hasta confundirse con el nivel del llano, �� levant��ndose gradualmente hasta entroncarse con los ramales de las monta?as. Veo la elevada cordillera de estas que rodea toda la llanura, y que hace de ella una vasta cuenca, donde no se divisa mas salida que por la parte del sud, y una que otra quebradura que parece rasgar en algunos puntos la grandiosa muralla alzada por la naturaleza. Todo esto se me representa muy bien en mi interior, �� pesar de hallarme �� mas de cien leguas de distancia: y se me representar�� cuantas veces yo quiera, y por el tiempo que yo quiera. Quiz��s podr�� acontecer que sin el concurso de mi voluntad se me ofrezca el mismo espect��culo; pero siempre soy libre de distraerme, corriendo por decirlo as�� el telon, para no ver aquella escena; as�� como de levantarle de nuevo cuando tenga ganas de presenciarla.
Lo que me acontece en dicho ejemplo, se verifica con respecto �� much��simos otros; y as�� es que experimento dentro de m�� una serie de fen��menos que me representan objetos externos, pero sin ninguna necesidad que me fuerce �� estar sometido �� ellos; pues los quito y los reproduzco con simples actos de mi libre albedr��o.
Al propio tiempo me acontece que siento en m�� otra clase de fen��menos que no est��n pendientes de
Continue reading on your phone by scaning this QR Code

 / 109
Tip: The current page has been bookmarked automatically. If you wish to continue reading later, just open the Dertz Homepage, and click on the 'continue reading' link at the bottom of the page.