Expedicion de Catalanes y Argoneses al Oriente | Page 7

D. Francisco de Moncada
con él Roger algunos años, y ganó tan buena opinion en el
ejercicio que profesaba, que la Religion le recibió por suyo, dándole el
hábito de fray sargento, en aquel tiempo casi igual al de caballero. Con
el Roger comenzó á ser conocido y temido en todo el mar de Levante,
al tiempo que Prolemayde, dicha por otro nombre Acre, se rendió á las
armas de Melech Taseraf Sultan de Egipto, Roger, como refiere

Pachimerio, era uno de los asistian en un Convento del Temple; y
viendo que la ciudad no se podia defender, recogió muchos Cristianos
en un navío, con la hacienda que pudieron escapar de la crueldad y
furia de los Bárbaros.
No le faltaron á Roger enemigos de su misma Religion, que envidiosos
de sus buenos sucesos, le descompusieron con su Maestre, haciéndole
cargo que se habia aprovechado por caminos no debidos á su profesion,
y defraudado los derechos comunes, y alzádose con todos los despojos
de sacó de Acre; que como ya esta célebre y famosa Religion se hallaba
en su última vejez, y cerca de su fin, sus partes se habian enflaquecido
con los vicios de la mucha edad y tiempo. La envidia, la avaricia, y
ambicion habian ocupado sus ánimos en lugar del antiguo valor, y de la
mucha conformidad, y piedad Cristian, que los hizo tan estimados y
venerados en todas las Provincias.
Quiso el Maestre con esta primera acusacion prenderle, pero Roger
tuvo alguna noticia de estos intentos, y conociendo la codicia de su
cabeza, y ruindad de sus hermanos, no le pareció aguardar en Marsella,
donde á la sazon se hallaba, sino retirarse á lugar más seguro, y dar
tiempo á que la falsa y siniestra acusacion se desvaneciese. Retiroso á
Génova, donde ayudado de sus amigos, y particularmente de Ticin de
Oria, armó una galera, y con ella fué á Nápoles, y ofreciese al servicio
de Roberto Duque de Calabria, á tiempo que se prevenia y armaba para
la guerra contra Don Fadrique. Hizo Roberto poco caso de su
ofrecimiento, y del ánimo con que se le ofrecía, juzgándole por tan
corto como el socorro. Obligó á Roger este desprecio á que se fuese á
servir á Don Fadrique su enemigo, de quien fué admitido con muchas
muestras de amor y agradecimiento: efectos no solo de su ánimo
generoso, y condicion apacible para con los soldados, pero de la fuerza
de la necesidad de la guerra; porque no fuere cordura desechar al que
voluntariamente ofrece su servicio en tiempos tan apretados, como en
los que corren riesgo la vida y libertad, y cuando se apartan los
mayores amigos, y obligados. El que llega á ser amigo en los peligros y
cuando el Príncipe es acometido de armas mas poderosas, sin
obligacion de naturaleza y fidelidad de súbdito, debe ser admitido y
honrado, aunque le traiga su propio interés, ó algun desprecio, ó

agravio del contrario, que cuanto más ofendido, más util y seguro será
su servicio.
Fuese luego encendiendo la guerra entre Roberto y Fadrique, y Roger
acreditose en ella con importantes servicios, socorriendo diversas veces
plazas apretadas del enemigo, y con la pequeña armada, que llevaba á
su cargo, impidiendo la libre navegacion de los mares y costas de
Nápoles, con que llegó á ser Vicealmirante, y en menos de tres años
hizo cosas tan señaladas, que fué una de las mas principales causas de
conservar á su Príncipe en Sicilia, alcanzando juntamente para sí
nombre inmortal, y riquezas mas que de vasallo. En este estado se
hallaba Roger cuando le tomaron los Catalanes y Aragoneses por
General en la empresa que intentaban.

CAPITULO IV.
Determinan los capitales su jornada, y suplican al Rey les favorezca.
Los Capitanes trataron con el nuevo General cual sería la más
conveniente y provechosa empresa, y resolvieron de comun parecer de
ofrecerse al Emperador de los Griegos Andronico Paleólogo casi
oprimido de las armas de los turcos; porque á mas de que Andronico se
tenía por cierto que buscaba socorros de naciones extranjeras, dudoso
de la fidelidad de los suyos, era Príncipe que tenía poca
correspondencia con el Papa, á quien Roger temia por haber maltratado
en tiempo de guerra las Provincias de la Iglesia, y siempre vivía con
recelos de que el Papa pidiese á Don Fadrique su persona como de
Religioso Templario, para vengarse de él entregándole á su Maestre y
Religion. Y aunque no se podia esperar de la grandeza de Don Fadrique
hecho tan feo, pero como los Reyes alguna veces no miden sus
intereses con lo que deben á su estimacion y fama, olvidan con
facilidad los servicios por otras mayores conveniencias. Y pudiera ser
que rehusando Don Fadrique el entregar á Roger, fuera ocasion de
rompimiento y guerra; y así no quiso Roger poner á Don Fadrique en
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