mal
contentos; y tambien porque mostrándose enemigo declarado de Cárlos,
provocaba contra sí las armas de Francia, y las de la Iglesia,
formidables por lo que tienen de divinas; los Reinos de Sicilia y
Nápoles lejos de los suyos, sus armas ocupadas en defenderse de los
enemigos mas vecinos. Todas estas dificultades detenian el ofendido
ánimo del Rey, pero no de manera, que borrasen la memoria del
agravio. En unas vistas que tuvo con el Rey de Francia Filipe su cuñado,
entrevino Cárlos hijo del Rey de Nápoles, y deseando el Rey de Francia
que fuesen amigos y se hablasen, siempre Don Pedro se escusó, y
mostró en el semblante el pesar y el disgusto que tenia en el corazon, de
que todos quedaron mal satisfechos y desabridos, y sin duda entónces
Cárlos se previniera y armara, si creyera que las fuerzas del Rey de
Aragon fueran iguales á su ánimo y pensamiento. Pero el cielo se las
dió bastantes para tomar entera y justa satisfacion de la sangre inocente
de Coradino por medios tan ocultos, que no se supieron hasta que la
misma ejecucion los publicó.
Los míseros Sicilianos incitados de la insolencia Francesa,
desenfrenada en su afrenta y deshonor, tomaron las armas, y con aquel
famoso hecho que comunmente llaman Vísperas Sicilianas, sacudieron
de la cerviz pública el insufrible yugo de los Franceses, y de Cárlos,
que injustamente los opremia, dejándoles al arbitrio y sujecion de
ministros injustos; causa que las mas veces produce mudanzas en los
estados, y casos miserables en sus Príncipes. Acudió luego Cárlos con
poderoso ejército á castigar el atrevimiento y rebeldía de los súbditos.
Ellos viendo cerrada la puerta á toda piedad y clemencia, pusieron la
esperanza de su remedio y amparo en Don Pedro Rey de Aragon, que
en esta sazon se hallaba en Africa, como verdadero Príncipe Christiano,
con ejército victoriso y triunfante de muchos Jeques y Reyes de
Berbería, asistidos de la mayor parte de la nobleza y soldados de sus
Reinos. Llegaron ante su presencia los Embajadores de Sicilia, llenos
de lagrimas, luto y sentimiento; bastantes con esta triste demostracion á
mover no solo el ánimo de un Rey ofendido por particular agravio, pero
el de cualquier otro que como hombre sintiera. Acordaronle la muerte
desdichada de Manfredo, y la afrentosa de Coradino, facilitaronle la
venganza con ayuda de los pueblos de Sicilia, tan aficionados á su
nombre y enemigos del de Francia. Ultimamente le propusieron el
estado peligroso de su libertad, vidas y haciendas, si no les amparaba su
valor; por que ya Cárlos estaba sobre Mecina, y amenazaba el rigor de
su castigo un lastimoso fin á todo el Reino. Movido de estas razones y
de las que su venganza le ofrecia, acudió antes que su fama á Trapana
con todo su poder, y fué con tanta presteza sobre su enemigo, que
apenas supo Cárlos que venia, cuando vió sus armas, y se halló forzado
á levantar el sitio y retirarse afrentosamente á Calabria.
Con este hecho el Pontifice como amigo, y el Rey de Francia como
deudo, descubiertamente se mostraron favorecedores de Cárlos, y
enemigos de Don Pedro, y tomaron contra él las armas. El Rey de
Castilla que por el deudo y amistad debiera ayudarle, se salió á fuera, y
se inclinó á seguir el mayor poder. Don Jaime Rey de Mallorca, su
hermano, tambien le desamparó, dando ayuda y paso por sus estados á
sus contrarios, aunque se escusó con las débiles fuerzas de su Reino,
desiguales á la defensa y oposicion de tan poderoso enemigo; disculpa
con que muchas veces los Príncipes pequeños, encubren lo mal hecho,
atribuyendo á la necesidad lo que es ambicion. Don Pedro con esto se
halló sin amigos, solo acompañado de su valor, fortuna, y razon de
satisfacer el ultraje y afrenta de su casa. Al tiempo que le juzgaron
todos por perdido, venció á sus enemigos varias veces, reforzados de
nuevas ligas y socorros, todo los deshizo y humilló en mar, en tierra.
Mantuvo el nombre de Aragon en gran reputacion y fama, y fué el
primer Rey de España, que puso sus banderas vencedoras en los Reinos
de Italia, sobre cuyo fundamento hoy se mira levantada su Monarquía.
Hechado Cárlos de Sicilia, intentó con mayor poder reducirla á su
obediencia, y en esta hubo grandes y notables acontecimientos; pero
siempre la casa de Aragon, se aseguró en el Reino con victorias, no
solo contra el poder de Cárlos, pero de todos los mayores Príncipes de
Europa que le ayudaban.
Murieron ambos Reyes competidores en la mayor furia y rigor de la
guerra, y por derecho de sucesion heredó á Cárlos Rey de Nápoles, su
hijo primogénito del mismo nombre, que en este tiempo se hallaba
preso en Cataluña. A Don Pedro Rey de Aragon sucedieron sus dos
hijos,
Continue reading on your phone by scaning this QR Code
Tip: The current page has been bookmarked automatically. If you wish to continue reading later, just open the
Dertz Homepage, and click on the 'continue reading' link at the bottom of the page.