Expedicion de Catalanes y Argoneses al Oriente | Page 3

D. Francisco de Moncada
y valor andaban compitiendo en el aumento de su poder y
estimacion, llamados por Andronico Paleologo Emperador de Griegos,
en socorro y defensa de su imperio y casa. Favorecidos y estimados en
tanto que las armas de los Turcos le tuvieron casi oprimido, y temió su
perdicion y ruina; pero despues que por el esfuerzo de los nuestros
quedó libre de ellas, mal tratados y perseguidos con gran crueldad y
fiereza bárbara; de que nació la obligacion natural de mirar por su
defensa y conservacion, y la causa de volver sus fuerzas invencibles
contra los mismos Griegos, y su Príncipe Andronico; las cuales fueron
tan formidables, que causaron temor y asombro á los mayores Príncipes
de Asia y Europa, perdicion y total ruina á muchas naciones y
Provincias, y admiracion á todo el mundo. Obra será esta, aunque
pequeña por el descuido de los antiguos, largos en hazañas, cortos en

escribirlas, llena de varios y estraños casos, de guerras continuas en
regiones remotas y apartadas con varios Pueblos y gentes belicosas, de
sangrientas batallas y victorias no esperadas, de peligrosas conquistas
acabadas con dichoso fin por tan pocos y divididos Catalanes y
Aragoneses, que al principio fueron burla de aquellas Naciones, y
despues instrumento de los grandes castigos que Dios hizo en ellas.
Vencidos los Turcos en el primer aumento de su grandeza Othomana,
desposeidos de grandes y ricas Provincias de la Asia menor, y á viva
fuerza y rigor de nuestras espadas encerrados en lo mas áspero y
desierto de los montes de Armenia. Después vueltas las armas contra
los Griegos, en cuyo favor pasaron, por librarse de una afrentosa
muerte, y vengar agravios que no se pudieran disimular sin gran
mengua de su estimacion y afrenta de su nombre. Ganados por fuerza
muchos Pueblos y Ciudades, desbaratados y rotos poderosos ejércitos,
vencidos y muertos en campo Reyes y Príncipes, grandes Provincias
destruidas y desiertas, muertos, cautivos, ó desterrados sus moradores;
venganzas merecidas mas que licitas. Thracia, Macedonia, Tesalia, y
Beocia penetradas y pisada á pesar de todos los Príncipes y fuerzas del
Oriente, y últimamente muerto á sus manos el Duque de Athenas con
toda la nobleza de sus vasallos, y de los socorros de Franceses y
Griegos ocupado su estado, y en él fundado un nuevo señorío. En todos
estos sucesos no faltaron traiciones, crueldades, robos, violencias, y
sediciones, pestilencia comun, no solo de un ejército colecticio y débil
por el corto poder de la suprema cabeza, pero de grandes y poderosas
Monarquias. Si como vencieron los Catalanes á sus enemigos,
vencieran su ambicion y codicia, no excediendo los límites de lo justo,
y se conservarán unidos, dilataran sus armas hasta los últimos fines del
Oriente, y viera Palestina y Jerusalen, segunda vez las banderas
cruzadas. Porque su valor y disciplina militar, su constancia en las
adversidades, sufrimiento en los trabajos, seguridad en los peligros,
presteza en las ejecuciones, y otras virtudes militares las tuvieron en
sumo grado, en tanto que la ira no las pervirtió. Pero el mismo poder
que Dios les entregó para castigar y oprimir tantas naciones, quiso que
fuese el instrumento de su propio castigo. Con la soberbia de los
buenos sucesos, desvanecidos con su prosperidad, llegaron á dividirse
en la competencia del gobierno; divididos á matarse, con que se
encendió una guerra civil, tan terrible y cruel, que causó sin

comparacion mayores daños y muertes, que las que tuvieron con los
extraños.

CAPITULO I.
Estado de los Reinos y Reyes de la casa de Aragon por este tiempo.
Antes de dar principio á nuestra historia, importa para su entera noticia
decir el estado en que se hallaban las provincias y Reyes de Aragon,
sus ejércitos y armadas, sus amigos y enemigos; principios necesarios
para conocer donde se funda la principal causa de esta expedicion. El
Rey Don Pedro de Aragon, á quien la grandeza de sus hechos dió
renombre de Grande, hijo de Don Jaime el Conquistador fué casado
con Gostanza hija de Manfredo Rey de Sicilia, á quien Cárlos de Anjou
con ayuda del Pontífice Romano, enemigo de la sangre de Federico
Emperador, quitó el Reino y la vida. Quedo Cárlos con su muerte
Príncipe y Rey de las dos Sicilias, y más después que el infeliz
Coradino, último Príncipe de la casa de Suevia, roto y deshecho, vino
preso á sus manos, y por su órden y sentencia, se le cortó la cabeza en
público cadahalso, para eterna memoria de una vil venganza, y ejemplo
grande de la variedad humana. Don Pedro Rey de Aragon no se hallaba
entónces con fuerzas para poder tomar satisfacion de la muerte de
Manfredo y Coradino, ni después de ser Rey le dieron lugar las guerras
civiles, porque los Moros de Valencia andaban levantados, y los
Barones y Ricos hombres d Cataluña estaban desavenidos y
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