Don Quijote | Page 8

Miguel de Cervantes
tan necesitado tal consejero, y el alivio
tuyo en hallar tan sincera y tan sin revueltas la historia del famoso don Quijote de la
Mancha, de quien hay opinión, por todos los habitadores del distrito del campo de
Montiel, que fue el más casto enamorado y el más valiente caballero que de muchos años
a esta parte se vio en aquellos contornos. Yo no quiero encarecerte el servicio que te hago
en darte a conocer tan noble y tan honrado caballero, pero quiero que me agradezcas el
conocimiento que tendrás del famoso Sancho Panza, su escudero, en quien, a mi parecer,
te doy cifradas todas las gracias escuderiles que en la caterva de los libros vanos de
caballerías están esparcidas.
Y con esto, Dios te dé salud, y a mí no olvide. Vale.
AL LIBRO DE DON QUIJOTE DE LA MANCHA
Urganda la desconocida Si de llegarte a los bue-, libro, fueres con letu-, no te dirá el
boquirru- que no pones bien los de-. Mas si el pan no se te cue- por ir a manos de idio-,
verás de manos a bo-, aun no dar una en el cla-, si bien se comen las ma- por mostrar que
son curio-. Y, pues la expiriencia ense- que el que a buen árbol se arri- buena sombra le
cobi-, en Béjar tu buena estre- un árbol real te ofre- que da príncipes por fru-, en el cual
floreció un du- que es nuevo Alejandro Ma-: llega a su sombra, que a osa- favorece la
fortu-. De un noble hidalgo manche- contarás las aventu-, a quien ociosas letu-,
trastornaron la cabe-: damas, armas, caballe-, le provocaron de mo-, que, cual Orlando

furio-, templado a lo enamora-, alcanzó a fuerza de bra- a Dulcinea del Tobo-. No
indiscretos hieroglí- estampes en el escu-, que, cuando es todo figu-, con ruines puntos se
envi-. Si en la dirección te humi-,
no dirá, mofante, algu-: ''¡Qué don Álvaro de Lu-, qué Anibal el de Carta-, qué rey
Francisco en Espa- se queja de la Fortu-!'' Pues al cielo no le plu- que salieses tan ladi-
como el negro Juan Lati-, hablar latines rehú-. No me despuntes de agu-, ni me alegues
con filó-, porque, torciendo la bo-, dirá el que entiende la le-, no un palmo de las ore-:
''¿Para qué conmigo flo-?'' No te metas en dibu-, ni en saber vidas aje-, que, en lo que no
va ni vie-,
pasar de largo es cordu-. Que suelen en caperu- darles a los que grace-; mas tú quémate
las ce- sólo en cobrar buena fa-; que el que imprime neceda- dalas a censo perpe-.
Advierte que es desati-, siendo de vidrio el teja-, tomar piedras en las ma- para tirar al
veci-. Deja que el hombre de jui-, en las obras que compo-, se vaya con pies de plo-; que
el que saca a luz pape- para entretener donce- escribe a tontas y a lo-.
AMADÍS DE GAULA A DON QUIJOTE DE LA MANCHA
Soneto
Tú, que imitaste la llorosa vida que tuve, ausente y desdeñado sobre el gran ribazo de la
Peña Pobre, de alegre a penitencia reducida; tú, a quien los ojos dieron la bebida de
abundante licor, aunque salobre, y alzándote la plata, estaño y cobre, te dio la tierra en
tierra la comida, vive seguro de que eternamente, en tanto, al menos, que en la cuarta
esfera, sus caballos aguije el rubio Apolo, tendrás claro renombre de valiente; tu patria
será en todas la primera; tu sabio autor, al mundo único y solo.
DON BELIANÍS DE GRECIA A DON QUIJOTE DE LA MANCHA
Soneto
Rompí, corté, abollé, y dije y hice más que en el orbe caballero andante; fui diestro, fui
valiente, fui arrogante; mil agravios vengué, cien mil deshice. Hazañas di a la Fama que
eternice; fui comedido y regalado amante; fue enano para mí todo gigante, y al duelo en
cualquier punto satisfice. Tuve a mis pies postrada la Fortuna, y trajo del copete mi
cordura a la calva Ocasión al estricote. Más, aunque sobre el cuerno de la luna siempre se
vio encumbrada mi ventura, tus proezas envidio, ¡oh gran Quijote!
LA SEÑORA ORIANA A DULCINEA DEL TOBOSO
Soneto
¡Oh, quién tuviera, hermosa Dulcinea, por más comodidad y más reposo, a Miraflores
puesto en el Toboso, y trocara sus Londres con tu aldea! ¡Oh, quién de tus deseos y librea
alma y cuerpo adornara, y del famoso caballero que hiciste venturoso mirara alguna
desigual pelea! ¡Oh, quién tan castamente se escapara del señor Amadís como tú hiciste
del comedido hidalgo don Quijote! Que así envidiada fuera, y no envidiara, y fuera alegre

el tiempo que fue triste, y gozara los gustos sin escote.
GANDALÍN, ESCUDERO DE AMADÍS DE GAULA, A SANCHO PANZA,
ESCUDERO DE DON QUIJOTE
Soneto
Salve, varón
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