Cosmografía | Page 6

Amédée Victor Guillemin
las
estrellas circumpolares no descienden nunca por debajo del horizonte,
permanecen á la vista todas las noches del año. Finalmente, otras
estrellas que describen sus circunferencias diurnas por debajo del
horizonte, no son nunca visibles en el sitio considerado.
Se ve, por tanto, que la esfera celeste puede dividirse en tres zonas: la
de las estrellas circumpolares, ó de estrellas perpetuamente visibles; la
de las estrellas que salen y que se ponen, y cuya visibilidad durante la
noche depende de la época del año en que se está; y, finalmente, la
zona de las estrellas que no se elevan nunca por encima del horizonte.
=19. Movimiento en la dirección de un meridiano.=--Sentado esto,
veamos qué debe suceder cuando el observador cambia de horizonte,
moviéndose en la dirección de la meridiana, sea de norte á sur, sea de
sur á norte. Suponemos que el punto de partida se encuentre en el
hemisferio austral.
Si la Tierra fuera plana, en nada se modificaría evidentemente el
aspecto del cielo. Como el movimiento del observador puede
considerarse nulo respecto de la inmensa distancia á que se encuentran
los astros, sin excluir los más cercanos á la Tierra, sucedería, en aquel
supuesto, que las mismas estrellas permanecerían visibles siempre y las
mismas ocultas siempre por debajo del plano del horizonte.
Pero si la Tierra es esférica, no puede ocurrir esto. En tal caso, al pasar
de un horizonte á otro, caminando hacia el norte, verbi gracia, el viajero
penetrará por debajo del plano del primer horizonte, y su vista

descubrirá por la parte norte estrellas de la zona que primitivamente no
podía ver. Por la parte sur, cierto número de estrellas que se hallaban en
la zona circumpolar, tendrán ahora para dicho observador movimiento
de orto y de ocaso que antes les faltaba, pues siempre se hallaban sobre
el horizonte. En definitiva, la parte visible del cielo habrá aumentado de
extensión.
Lo contrario ocurriría evidentemente si el viaje se efectuara en la
dirección del sur; entonces aumentaría la zona de las estrellas
circumpolares; pero por la parte norte, cierto número de estrellas que
salían y se ponían por encima del primer horizonte, quedarían en
adelante por debajo de él, y serían invisibles para el observador: la
parte perceptible del cielo habría disminuido.
Pues bien, tal es, en efecto, la variación de aspecto que la esfera
estrellada presenta al observador que se mueve en la superficie de la
Tierra siguiendo un meridiano cualquiera. Esta es, por consiguiente,
una nueva prueba de la forma redondeada de nuestro planeta.
=20. Movimiento diurno en el ecuador, en los polos=.--Mientras más se
camina hacia el sur, más se eleva el polo de ese nombre, y si fuera
posible penetrar mucho en los hielos polares, se llegaría á un punto en
que el polo sur se hallaría en el mismo cenit. En ese punto, el
movimiento diurno de las estrellas se efectúa siguiendo círculos
paralelos al horizonte y ninguna de ellas sale ni se pone nunca. Pero
una mitad entera de la esfera celeste permanece constantemente
invisible.
[Illustración: Fig. 9.--Movimiento diurno en un horizonte cualquiera.]
Por el contrario, mientras más se avanza hacia el norte, más baja el polo
sur, y así se acaba por llegar á una región en que los dos polos se
encuentran en la línea del horizonte. Allí los arcos diurnos descritos por
las estrellas son semi-círculos perpendiculares al horizonte, y la esfera
estrellada entera sale y se pone en el intervalo de un día. Esta región
forma el ecuador de la Tierra.
Si se continúa caminando hacia el norte, empieza á elevarse cada vez

más sobre el horizonte el polo boreal del cielo, mientras que el austral
va descendiendo cada vez más por debajo de aquél. Así se acabaría, de
ser posible penetrar hasta lo profundo de la zona glacial ártica, por
llegar á un punto de la Tierra en que el polo norte del cielo se hallaría
en el cenit. Y ahora sería la mitad boreal de la esfera celeste la que se
movería describiendo los mismos círculos paralelos de la figura 10. La
mitad austral no sería visible.
[Illustración: Fig. 10. Movimiento diurno en los polos.]
=21. Polos y cenador terrestres.=--Como ya se ha dicho, la Tierra es
redonda y casi esférica. En el espacio de un día próximamente, gira
alrededor de uno de sus diámetros, cuya dirección en el espacio es fija,
y que toma el nombre de eje del mundo, cuando se le considera
relativamente al movimiento diurno, aparente, de la esfera estrellada.
[Illustración: Fig. 11. Movimiento diurno en el equador.]
Dos puntos de la superficie de la Tierra permanecen inmóviles, y son
las extremidades del eje de rotación ó polos terrestres P y P' (fig. 12).
Si se imagina un plano que pase por el centro de la Tierra
perpendicularmente al eje, este
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