dispuesta sobre un
plano horizontal.
Se empieza por establecer, con ayuda de un nivel, una superficie plana
perfectamente horizontal, y en su centro se coloca una varilla recta, en
la línea misma de la vertical determinada con la plomada. Antes se
habrá tenido cuidado de trazar con el compás cierto número de
circunferencias, tomando por centro el punto donde se va á colocar la
varilla. Y luego, aprovechando un día de sol despejado, se sigue
atentamente la marcha de la sombra proyectada por la varilla. Esas
sombras van disminuyendo de tamaño á partir de la mañana hasta el
momento en que el Sol, al llegar al punto más alto de su carrera diurna,
pasa por el meridiano; luego aumentan á medida que avanza la tarde,
pasando en sentido inverso por las mismas alturas.
[Illustración: Fig. 6.--Determinación de la meridiana por las sombras de
un vástago vertical.]
El observador notará en cada circunferencia (fig. 6) el punto donde la
extremidad de la sombra de la mañana y la de la tarde coinciden
exactamente con la extremidad de su radio. Las dos líneas obtenidas de
esa manera forman un ángulo BOA. Dividiéndolo en dos partes iguales,
por medio de una línea recta ON, se tendrá la dirección de la meridiana
del lugar. Repitiendo la misma operación con otras circunferencias, se
obtendrá medio de comprobar la exactitud de la primera; ó bien se
suplirán así las observaciones que puedan faltar por efecto de una
interposición pasajera de nubes delante del Sol.
=16. Orientación: uso de la brújula.=--Finalmente, también se puede
determinar la posición de la meridiana si se conoce la declinación
magnética del lugar donde se observa; es decir, el ángulo que esta línea
forma con la dirección de la aguja imanada, suspendida sobre un eje, y
en libertad para girar libremente en un plano horizontal. Este medio es
tanto más valioso cuanto que no siempre es posible observar el Sol ó
las estrellas, cuando el cielo está brumoso ó nublado.
El instrumento que sirve para este género de observación es la brújula
de declinación (fig. 7). La dirección de la aguja imanada no es la misma
del meridiano; pero como el ángulo que forma con el plano de éste es
conocido para cada punto, es fácil deducir la dirección de la meridiana.
Por ejemplo: en París la aguja imanada se dirige próximamente unos 16
grados al oeste; en consecuencia, habrá que volver la brújula de modo
que la aguja quede en esta posición (poco más ó menos en la dirección
N. NO.--S. SE.). Entonces la línea señalada por las palabras norte, sur,
dará la orientación que se busca.
[Illustración: Fig. 8.--Brújula terrestre de declinación.]
Como la declinación varía, no sólo de un año para otro en un mismo
lugar, sino también de un país á otro, los marinos y los viajeros
necesitan mapas que les indiquen el valor de este elemento en todos los
mares y regiones que deben recorrer, y para la época en que deban
hallarse en ellos.
Cuando se conoce la meridiana, se tienen los puntos norte y sur del
horizonte. La línea este-oeste se traza formando ángulo recto con la
primera, y así se conocen los cuatro puntos cardinales. El Sol no sale
exactamente por el este para ponerse por el oeste más que en la época
de los equinoccios, es decir, del 20 al 21 de marzo ó del 20 al 22 de
setiembre. Ese día, el Sol describe la mitad exactamente de un círculo
sobre el horizonte, y otra semi-circunferencia por debajo de éste. La
circunferencia completa es el ecuador celeste.
=17. Rosa de los vientos.=--Á más de los cuatro puntos cardinales, se
distinguen otros puntos del horizonte, que sirven para orientarse, en una
dirección cualquiera. El conjunto de todos ellos forma una estrella de
múltiples brazos, llamada rosa de los vientos (fig. 8) porque puede
servir para indicar de que punto del horizonte soplan aquéllos.
[Illustración: Fig. 8.--Rosa de los vientos.]
=18. Aspecto del cielo en latitudes diversas.--Zonas celestes.=--Se ha
visto antes de que manera es posible reconocer la curvatura de la Tierra,
sea en el mar, sea en los continentes. Veamos ahora cual debe ser el
efecto de esta curvatura sobre el aspecto del cielo estrellado.
Recordemos que el movimiento diurno se efectúa alrededor de una
línea fija, cuya inclinación sobre el horizonte de un punto dado es
invariable.
De esta invariabilidad resulta que siempre se elevan sobre el horizonte
las mismas estrellas, en el intervalo de una rotación de la Tierra, sea
cual fuere la época del año. Sólo que, entre las que salen ó se ponen,
unas se encuentran sobre el horizonte durante la noche, y entonces son
visibles, mientras que las otras salen y se ponen durante el día, y el
brillo de la luz solar no permite distinguirlas. Por el contrario, como
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