Viajes por Filipinas: De Manila á Albay | Page 2

Juan Álvarez Guerra
de
Sorsogon.--Límites.--Productos y censo tributario.--Matnog--Viaje por
tierra y por mar de Bulan á Matnog.--Etimologías y
estadística.--Bulusan.--Derivación de esta palabra.--Historia y cifras
comparativas.--Volcán de Bulusan.--Barrios y población.--El indio y
las galleras.
CAPÍTULO XIX.
De Bulusan á Barcelona--Situación y estadística.--Gubat.--Censo civil
y parroquial.--Casiguran.--Su etimología.--Campos y
productos.--Minas de azogue.--Estadística.--Juban.--Sus límites y
población.--Sorsogon.--Puerto.--Iglesia y convento.--Su
población.--Bacon.--Estadística.--Su párroco.--Isla de Bataan.--Minas
de carbón.--Laguna de las Lágrimas.--El canto del calao.--Mantio.--Su
población.--Resumen.--Retorno á la cabecera.--Últimos recuerdos.

CAPÍTULO I.
Quietismo.--Fiebres termométricas.--D. Francisco.--Una carta y una
visita.--Proyectos de viaje.--El Sorsogon.--Fisonomía del
capitán.--Cubierta del Sorsogon.--Faenas de levar.--En
marcha.--Bandera de saludo.--Bahía de
Manila.--Naig.--Bataan.--Primer almuerzo.--Luís.--Monomanía
francesa.--Dos mestizas y un fraile.--Razas.--Gustos y aficiones.--El
puerto y la isla.--Cavite y San Roque.--Enriqueta y Matilde.--Costas de
Tayabas.--La oración de la tarde.--Francés y vicol.--Fuegos
artificiales.--Discreteos.--El cementerio
protestante.--Promesa.--Sueño.--¡Fondo!--Tierra de Albay.
Son las cuatro de la tarde del tres de Octubre de 1879 ... 37° marca el
centígrado, y doscientas y pico de muertes acusa la fúnebre estadística
de la última semana, siendo originadas en su mayor parte por una fiebre
que los médicos llaman no sé cómo, ni me importa, pero que yo le doy
el nombre de fiebres termométricas, pues be observado que en casa

donde un doctor aplica un termómetro, hay una baja en la vida, un
pedazo de mármol menos en los talleres de Rodoreda, y una página más
en los registros trienales de Paco.
El alquiler de cualquiera de los cuartos de los tres pisos que tiene la
barriada de mi respetable Sr. D. Francisco, exige un pago adelantado
de tres años; si al cabo de ese tiempo no se renueva el inquilinato, se
hace el desahucio á golpe de piqueta, sin que nadie tenga derecho á
quejarse, puesto que el casero, por boca de la Gaceta, tiene la
magnanimidad de conceder un plazo de veinte días.
¿Por qué se llamará Paco al campo-santo? Pregunta es esta á la que
jamás han podido darme contestación.
Mientras hago estas observaciones, espanto los mosquitos, rompo el
varillaje de un paypay y empapo de sudor dos pañuelos.
Ha pasado un cuarto de hora y el calor es insoportable.
Mi bata, que para ser un completo caballero solo le falta haber nacido
en una cuna más alta, me alarga una carta, cuyo contenido me anuncia
una espera en la visita de un amigo.
Del recibo de la carta al taconeo de mi amigo medió una hora larga,
hora que no puedo datar en mi diario de trabajo, pues la despilfarré con
la prodigalidad propia de un millonario, ó de un escéptico de veinte
años.
Mi amigo, que se anunció con un resoplido digno de mejores
pulmones--pues el pobre no los tiene muy sanos--tomó sillón y
alientos.
--¿Has recibido mi carta?
--Sí.
--¿Presumes á qué vengo?
--No.

--Pues vamos al grano. ¿Quieres acompañarme á un viaje?
--¿Por mar ó por tierra?
--Por mar.
--Pero ¡hombre! tú estás empecatado. Es la época de los baguios. El
Comercio no duerme por observar las burbujas del Pasig, La Oceanía
mira de reojo á su vecino de enfrente, y el Diario profetiza, por boca de
no sé quién, que el tifón está poco menos que soplando en los
aldabones de la puerta de Santa Lucía, y piensas en viajitos por mar.
Vaya, vaya, tú estas malo y tratas de contagiarme.
--Pero, en fin, ¿me acompañas ó no?
--Te lo diré cuando contestes á varias preguntas: ¿Adonde vamos, ó
mejor dicho, adonde piensas que vayamos?
--Vamos--dijo mi amigo con todo el entusiasmo de un touriste de pura
raza--á la cuna del abacá, á la tierra de los volcanes, á dormir dos
noches á la falda del Mayon, á pisar la boca de su cráter, á ser posible;
á Albay, en fin.
--¿Quién manda el vapor? Pues presumo no pensarás en barco de vela.
--El barco se llama Sorsogon y lo manda X. Conque ¿te decides ó no?
--Te repito que cuando contestes á todas mis preguntas lo haré á la tuya.
Deseo saber de dónde es el capitán, su edad, estado, carácter,
circunstancias de su mujer, sí es casado, si tiene suegra, hijos, fortuna
y....
--Quién es el sastre que lo viste y qué come, ¿no es verdad? Ni que esto
fuera una oficina de policía ó una expendeduría de pasaportes. Ya estoy
acostumbrado á tus genialidades, y como quiera que conozco
perfectamente al capitán, puedo decirte es andaluz, joven, de buen
humor, casado, su mujer es guapa y lo hace completamente feliz; tiene
un chiquitín muy mono, algunos miles de pesos y no conoció á su

suegra.
--¿Cuándo sale el vapor?
--El sábado cinco á las nueve de la mañana.
--¡Quico!--grite á mi criado.--Ten todo listo para embarcarnos el
sábado de madrugada.
--¿Luego vienes? ¿Luego no tienes miedo á los baguios?
--¡Baguios! Baguios montando un buen barco mandado por un capitán
inteligente, y por ende andaluz y joven, y rico, y con mujer guapa, y
con
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