Viajes por Europa y América | Page 6

Gorgonio Petano y Mazariegos
un saludo de bendicion y de cariño á mi familia y
á mi patria. Mi queridísima España, representada en Irun, que todavía
devoraba con mis ojos, me atraía poderosamente hácia sí, y por dos
veces consecutivas avancé hasta la mitad del puente para enviarla mis
votos por su engrandecimiento y prosperidad.
Habiendo dado demasiada extension al capítulo sobre España, vamos á
terminarle consagrando ántes unas cortas líneas al estado actual de
nuestros medios de comunicacion, y exponiendo algunas otras
consideraciones generales sobre el estado actual de España.
En materia de comunicaciones, tenemos carreteras generales en buen
estado para las principales ciudades de España; los canales de Castilla,
Aragon y otros: vapores para todas las líneas, y caminos de hierro de
Madrid á Almansa y Alicante, de Valencia á Játiva, de Barcelona á
Tarrasa, Granollers, Arenys de Mar y Martorell, de Cádiz á Jerez y al
Puerto, de Reinosa á Alar, de Valencia al Grao, de Langreo á Gijon, de
Tarragona á Reus: todas estas líneas están abiertas al público: en
construccion avanzada, próximas á terminarse, tenemos la de Almansa
á Játiva, y la de Madrid á Guadalajara tambien: estas dos líneas, ámbas
grandes y de suma importancia, se darán al público ántes de un año: las
líneas de Zaragoza á Barcelona, y de Madrid á Valladolid, en las que se
trabaja sin descanso, se abrirán tambien á la circulacion pública ántes
de tres años.
En resúmen, España, que por causas conocidas de todos, ha tardado en
comenzar sus vias férreas, toma hoy una noble revancha trabajando en
todas direcciones y sin levantar mano.
Esta es la España verdadera actual, no la que algunos viajeros han
pintado: pronto la Europa toda tendrá ocasion de conocerla. Los
inmensos recursos de todo género con que contamos, la fabulosa
riqueza de su favorecido suelo, sus dos mares, sus rios, su delicioso
clima, su próspera y floreciente agricultura, su industria y su comercio,
en progreso constante; su poblacion de diez y ocho millones de
habitantes, todas estas circunstancias reunidas, con su red de caminos
de hierro que hoy construye aceleradamente, sus riquísimas y
florecientes colonias de América y Asia, sus posesiones de Africa, y su

portentosa riqueza, le aseguran un porvenir grande, digno de ella. Con
un buen gobierno que tuviéramos por una docena de años, nuestro
brillante porvenir llegaria mas pronto.
En España tenemos once universidades literarias, á las que
concurrieron en 1856 doce mil seiscientos tres estudiantes. Las escuelas
públicas de instruccion que se cuentan en España son 15,400, y los
discípulos que asistieron á ellas en el mismo año 1856 fueron en
número de un millon ochocientos mil. Estas dos cifras hablan muy alto
en favor del estado intelectual de España: fíjense bien los que pretendan
hablar de nuestro pais en esas dos estadísticas, que son las que mejor
traducen el estado intelectual de un pueblo.
El número de periódicos políticos y literarios de todo género que se
publicaban en España en 1856 fué el de doscientos ochenta. Esta
elevadísima cifra, que tambien aboga en pro del grande amor á la
lectura que se ha dispertado en nuestro pueblo, se aumenta todos los
dias; cuéntanse muchísimas bibliotecas que publican á volúmen diario,
y alguna de ellas tiene mas de cincuenta mil suscritores.
No hay una sola poblacion en toda España, comprendiendo las de
tercero y cuarto órden, que carezca de un teatro y de un casino con
gabinete de lectura.
Un pueblo que lee y que concurre al teatro, tiene una educacion culta, y
demuestra que es digno de ser estudiado por los viajeros que se
proponen conocer el espíritu de un pueblo, primera aspiracion de todo
el que viaja con un noble objeto.
Los establecimientos de beneficencia que el sentimiento cristiano
español ha levantado entre nosotros componen un número crecidísimo
y hablan muy alto en favor de nosotros. La España cuenta actualmente
mas de doscientas casas de beneficencia que la caridad pública sostiene
en su mayor parte. Las escuelas gratúitas fundadas en España para la
educacion del pueblo, y en las cuales se da una instruccion esmerada,
son en grande número tambien.
Ya se comprenderá fácilmente que en este libro no nos ocupamos con

detencion de nuestro pais: si la índole de una obra como esta, en la que
solo están apuntadas las impresiones de un viaje, nos permitiera entrar
en el exámen de su espíritu público, de la organizacion de la familia, de
sus relaciones sociales, de su carácter digno y altivo, de sus grandes
instituciones; entónces podríamos trazar un cuadro consolador y
admirable. En otro libro que preparamos sobre el estado actual de la
Europa, nos ocuparémos separadamente y con la extension necesaria de
nuestra amada España.
Aquí solo apuntamos detalles y algunos datos estadísticos de verdadero
interes para el que desee conocer un poco la patria de Cervantes y
Calderon.
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