el estado actual de Espa?a.
En materia de comunicaciones, tenemos carreteras generales en buen estado para las principales ciudades de Espa?a; los canales de Castilla, Aragon y otros: vapores para todas las líneas, y caminos de hierro de Madrid á Almansa y Alicante, de Valencia á Játiva, de Barcelona á Tarrasa, Granollers, Arenys de Mar y Martorell, de Cádiz á Jerez y al Puerto, de Reinosa á Alar, de Valencia al Grao, de Langreo á Gijon, de Tarragona á Reus: todas estas líneas están abiertas al público: en construccion avanzada, próximas á terminarse, tenemos la de Almansa á Játiva, y la de Madrid á Guadalajara tambien: estas dos líneas, ámbas grandes y de suma importancia, se darán al público ántes de un a?o: las líneas de Zaragoza á Barcelona, y de Madrid á Valladolid, en las que se trabaja sin descanso, se abrirán tambien á la circulacion pública ántes de tres a?os.
En resúmen, Espa?a, que por causas conocidas de todos, ha tardado en comenzar sus vias férreas, toma hoy una noble revancha trabajando en todas direcciones y sin levantar mano.
Esta es la Espa?a verdadera actual, no la que algunos viajeros han pintado: pronto la Europa toda tendrá ocasion de conocerla. Los inmensos recursos de todo género con que contamos, la fabulosa riqueza de su favorecido suelo, sus dos mares, sus rios, su delicioso clima, su próspera y floreciente agricultura, su industria y su comercio, en progreso constante; su poblacion de diez y ocho millones de habitantes, todas estas circunstancias reunidas, con su red de caminos de hierro que hoy construye aceleradamente, sus riquísimas y florecientes colonias de América y Asia, sus posesiones de Africa, y su portentosa riqueza, le aseguran un porvenir grande, digno de ella. Con un buen gobierno que tuviéramos por una docena de a?os, nuestro brillante porvenir llegaria mas pronto.
En Espa?a tenemos once universidades literarias, á las que concurrieron en 1856 doce mil seiscientos tres estudiantes. Las escuelas públicas de instruccion que se cuentan en Espa?a son 15,400, y los discípulos que asistieron á ellas en el mismo a?o 1856 fueron en número de un millon ochocientos mil. Estas dos cifras hablan muy alto en favor del estado intelectual de Espa?a: fíjense bien los que pretendan hablar de nuestro pais en esas dos estadísticas, que son las que mejor traducen el estado intelectual de un pueblo.
El número de periódicos políticos y literarios de todo género que se publicaban en Espa?a en 1856 fué el de doscientos ochenta. Esta elevadísima cifra, que tambien aboga en pro del grande amor á la lectura que se ha dispertado en nuestro pueblo, se aumenta todos los dias; cuéntanse muchísimas bibliotecas que publican á volúmen diario, y alguna de ellas tiene mas de cincuenta mil suscritores.
No hay una sola poblacion en toda Espa?a, comprendiendo las de tercero y cuarto órden, que carezca de un teatro y de un casino con gabinete de lectura.
Un pueblo que lee y que concurre al teatro, tiene una educacion culta, y demuestra que es digno de ser estudiado por los viajeros que se proponen conocer el espíritu de un pueblo, primera aspiracion de todo el que viaja con un noble objeto.
Los establecimientos de beneficencia que el sentimiento cristiano espa?ol ha levantado entre nosotros componen un número crecidísimo y hablan muy alto en favor de nosotros. La Espa?a cuenta actualmente mas de doscientas casas de beneficencia que la caridad pública sostiene en su mayor parte. Las escuelas gratúitas fundadas en Espa?a para la educacion del pueblo, y en las cuales se da una instruccion esmerada, son en grande número tambien.
Ya se comprenderá fácilmente que en este libro no nos ocupamos con detencion de nuestro pais: si la índole de una obra como esta, en la que solo están apuntadas las impresiones de un viaje, nos permitiera entrar en el exámen de su espíritu público, de la organizacion de la familia, de sus relaciones sociales, de su carácter digno y altivo, de sus grandes instituciones; entónces podríamos trazar un cuadro consolador y admirable. En otro libro que preparamos sobre el estado actual de la Europa, nos ocuparémos separadamente y con la extension necesaria de nuestra amada Espa?a.
Aquí solo apuntamos detalles y algunos datos estadísticos de verdadero interes para el que desee conocer un poco la patria de Cervantes y Calderon.
Habiendo trazado el cuadro de nuestros viajes por Europa y América, hemos creido de nuestro deber dar tambien un lugar en nuestras páginas á la Espa?a, con el único objeto de darla á conocer tal cual es, deshaciendo en cuanto podamos las equivocadas opiniones que de ella se han formado por muchos viajeros. Y como publicamos nuestro libro en Paris, haciendo ademas una edicion francesa, esperamos que nuestra patria será debidamente apreciada, con lo cual queda satisfecho nuestro primer deseo. Nosotros no pedimos mas que imparcialidad: así como en nuestro libro
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