C��rios, con abundancia de maiz, manzanas y raices (de que hacian vino), de peces, carne, ovejas, tan grandes como mulos, de ciervos, puercos, avestruces, gallinas y ganzos, de que se tratar�� en el cap. 20. Habiendo navegado cuatro leguas, llegamos el primer dia �� la nacion Coronda. Sus indios son altos, y traen cerca de las narices unas piedrecillas, y las indias andan como las que ya se ha dicho. Son semejantes �� los Timb��es, y habitar��n estas islas hasta 12,000 de guerra: manti��nense de caza y pesca. Tienen gran abundancia de pieles de nutrias: rescataron de todo lo que tenian, por cuentas, vidrios, espejos, peines, cuchillos y anzuelos. All�� estuvimos dos dias, y nos dieron dos indios C��rios que habian cautivado, para que nos serviesen de guias �� int��rpretes.
CAPITULO XVII.
Llegamos �� los Galgaisi y Macurendas.
Proseguimos nuestro viage; llegamos �� otra nacion llamada Galgaisi,[11] que podia poner 40,000 indios de guerra. Traen tambien sus indios dos piedrecillas junto �� la nariz, como los Corondas; y son de la misma lengua que los Timb��es: distan 30 leguas de su isla. Habitan sus indios en la orilla de una laguna de seis leguas de largo y cuatro de ancho, situada �� la izquierda del rio Paran��. All�� estuvimos cuatro dias, en los cuales nos regalaron los indios con lo que tenian, y los correspondimos. Despues no hallamos indios en 18 dias, y llegados al rio que corre por la misma tierra, encontramos gran n��mero de ellos juntos, llamados Macurendas[12]. Estos no tienen mas comida que pescados y poca caza; y habr�� 18,000 de guerra, con gran n��mero de canoas. Recibi��ronnos, segun su costumbre, de paz, y nos dieron de lo que tenian liberalmente. Habitan �� la derecha del rio Paran��: tienen diversa lengua de los antecedentes; son altos y de buena proporcion, y sus mugeres fe��simas. En cuatro dias que estuvimos all��, hallamos en tierra cerca de la orilla, una grandisima y monstruosa serpiente de 45 pies de largo, del grueso de un hombre: negra, con pintas leonadas y rojas,[13] de que los indios se admiraron por no haberla visto mayor: mat��mosla de un balazo. Decian los indios que les habia hecho grandes da?os; porque cuando se ba?aban, esta y otras de su especie, les rodeaban el cuerpo con la cola, y hundi��ndolos en el agua, sin saber los indios lo que les sucedia, se los comian. Med�� esta serpiente con mucho cuidado, y dividida despues por los indios en pedazos, se la llevaron �� sus casas, y se la comieron cocida y asada.
[Nota 11: Ninguna nacion de este nombre existia en los parages que describe el autor en el presente art��culo. La laguna �� que alude es la Ibera, cerca de la ciudad de Corrientes, cuyos bordes se hallaban poblados por los Caracar��s, al tiempo de la conquista.--EL EDITOR.]
[Nota 12: Tampoco hay noticia de una nacion de este nombre, y nos es imposible atinar cual sea.--EL EDITOR.]
[Nota 13: V. infra, cap. 52.]
CAPITULO XVIII.
De como llegamos �� los Zemais Salvaiscos, y Mepenes.
Volvimos �� embarcarnos, y �� los cuatro dias, navegadas 16 leguas, llegamos �� la nacion llamada Zemais Salvaiscos[14]; sus indios son peque?os y gordos: se sustentan de pesca, caza y miel. Andan todos desnudos hombres y mugeres: tienen guerra con los Macurendas. Habia cinco dias que estaban al rio �� pescar, y �� hacer guerra �� sus enemigos, porque ellos viven 20 leguas de tierra adentro, por no ser sorprendidos: andan al modo de nuestros ladrones. Tienen 2,000 indios de guerra; y por tener poco bastimento solo estuvimos un dia con ellos. La carne que comen es de ciervos, puercos, avestruces y conejos, que, excepto en la cola, se parecen �� los gatos.
[Nota 14: Este nombre es ininteligible; �� no ser que sea una corrupcion de Savanche, pueblo fronterizo de los Mepenes.--EL EDITOR.]
De aqu�� navegamos �� los indios Mepenes, que viven esparcidos, ocupando 40 leguas de pa��s en cuadro, y pueden juntarse por mar y tierra en dos dias, 10,000 indios de guerra; y es mayor el n��mero de canoas, de las cuales en cada una, caben 20 indios. Este pueblo nos recibi�� de guerra con 500 canoas: matamos muchos indios con los arcabuces, retir��ndose esparcidos una legua de las naves, porque nunca habian visto cristianos. Pasamos �� sus casas: no conseguimos nada, porque cerca de su pueblo se rezumaban de una legua aguas tan hondas, que ni pudimos seguirlos, ni hacer mas que quemarles 250 canoas que les tomamos: y temiendo que envistiesen nuestras n��os, volvimos �� ellas. Estos indios Mepenes solo pelean en agua, y est��n de los Zemais Salvaiscos 95 leguas.
CAPITULO XIX.
Del rio Paraguay y de los pueblos Curumias y Agaces.
Proseguimos nuestra navegacion ocho dias, y dimos en un rio, y despues en el pueblo de los Curumias, que es de muchos indios que se mantienen de caza
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