rectificar las observaciones hechas en la entrada.
Bien que la de Mendoza seria muy conveniente que hiciese su viage de
vuelta por la izquierda, para reconocer la union del Tunuyan con el
Diamante, que yo no pude ver el año de 1784, que anduve por allí, á
causa de las grandes crecientes de aquel año, que hicieron salir de
madre dicho rio, inundando á mucha distancia los campos inmediatos,
y estorbando el acercarse debidamente á reconocer este punto
geográfico: por lo cual seria tambien muy bueno que la expedicion de
Mendoza llevase dos canoas ó botes por el rio; y una y otra confiadas al
mando de sugetos que diesen una descripcion completa de los dos rios,
levantando planos exactos de ellos, y designando los sitios para el
establecimiento de los nuevos fuertes.
Todas las poblaciones nuevas necesitan auxilios: los que pueden darse
á las proyectadas gravitarian sobre el ramo de guerra; y se
indemnizarian luego con el aumento de cueros. Porque, ¿quien duda,
que poblados de fuertes y de villas estos dos rios, se abriria un
comercio grande de unos artículos tan precisos como el cuero, el sebo y
carne salada para Europa, de mulas para el Perú y Chile, y que á
proporcion habian de recrecer los derechos? Dos clases de hombres son
los que pueblan las fronteras actuales; esto es, soldados que llaman
blandengues, y paisanos que viven bajo el cañon de los fuertes, no
apeando de ochocientos á mil los que hay de estos últimos en cada uno
de los fuertes de la línea de frontera de esta capital. A unos y otros seria
bien repartirles los terrenos en toda propiedad y debalde, con lo cual se
les veria edificar, cultivar y mejorar las posesiones, siendo esta una
cadena que fija á los hombres por los siglos de los siglos. A cada
blandengue seria bueno anticiparle ochenta pesos, para que hiciese su
casita; porque al cabo ellos son los que defenderian y asegurarian la
nueva línea, como pobladores natos y seguros, y unos verdaderos
agrónomos. Militares, y con el dinero de sus sueldos, fomentarian y
vivificarian al paisano que quisiera ser poblador. A estos seria
conveniente anticiparles la misma cantidad sin calidad de devolucion, y
ademas un real diario por familia el primer año, procurando que unos y
otros sean casados, y asignándoles plazo para que lo hagan los que
fuesen solteros.
Yo no puedo entrar en mayores detalles sobre el particular, porque,
para hablar con fundamento, es necesario esperar las resultas de los dos
expedientes dichos, y me limito solo á decir que miro muy factible y
fácil establecernos, como llevo insinuado, en toda la línea referida:
pues aunque quedarian algunos bárbaros en los paises intermedios, no
habria motivo para temerlos, ni es bien que esto se diga entre españoles
acostumbrados á vencer naciones mucho mas numerosas y valientes.
Ademas que, no se atreverian á insultarnos, viendose cortados; sino
mas bien se reducirian á vida social, pena de ser exterminados ó
expulsados al otro lado del Negro ó del Diamante, en caso de
arrostrarse ó cometer la menor hostilidad.
Pues, supongamos que se viesen pobladas y llenas de fuertes y
poblaciones las riberas de estos dos rios caudalosos. ¡Cuan prodigiosa
seria la multiplicacion de los ganados, en unos campos tan pastosos y
propios para este objeto! ¡Y en unas estancias tan seguras como habria
en su izquierda, con los pasos cortados de estos rios, para que ni una
cabeza se extraviase al sur, ni al oeste! Entonces se verian las
numerosas tropas de mulas, vacas y caballos, caminar de fuerte á fuerte,
y de Chile á los mercados: unas por el camino del Planchon en la
Cordillera, que cae poco mas al sud del paralelo de la junta de los rios
Diamante y Atuel, y sale á Curicó, y otras por el de la Cruz de Piedras,
que entra por los Papagayos, y sale por el rio Maipó á Santiago.
Entonces se verian nuestros bastimentos llegar á las ahora desiertas
costas patágonicas, en busca de cueros, de sebo y de las lanas que
produciría con asombro el nuevo trapecio, y surtir la Europa toda de
estos renglones tan importantes; y entonces, por último, desde el
establecimiento de la junta de los rios Negro y Diamante, podrian
reconocer las riquezas del próximo y famoso cerro de Payen, y hacerse
excursiones muy útiles á la historia natural y á la geografia de las
antiguas tierras magállanicas, de cuyas interioridades nada sabemos. Y
viniendo ahora de las extremidades al centro, ¿quien ha de dudar, que
poco á poco se habian de poblar los bellos paises que encierran tan
extendidos y seguros confines? Primeramente se dilatarian nuestras
estancias, saliendo del estrecho y vergonzoso recinto en que las fijó
Garay en 1580, y en que hasta ahora subsisten: despues se irian
abriendo
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