Parnaso Filipino | Page 6

Eduardo Martin de la Camara
tiene asilo?en las almas, y flota en el presente?como la cesta b��blica del Nilo.
No es f��cil, no, que el ideal sucumba?bajo la acci��n del tiempo o la violencia,?pues, como el trigo de la egipcia tumba,?en s�� contiene secular potencia.
Y ha de surgir en el futuro ignoto,?llevado a plenitud por el destino,?como la flor del legendario loco,?como el cofre del Padre Florentino;
porque supo de triunfos y derrotas,?porque tuvo su cruz y su calvario;?la sangre le ofrecieron los patriotas?y t�� el cerebro, ?oh gran Apolinario!
Era de hierro y de cristal tu mente;?grandes ideas model�� su fragua;?tuvo el vuelo del ��guila potente?y la profunda claridad del agua.
La vida concentr�� sus energ��as?en tu cerebro luminoso y triste.?Ninguna falta de los pies ten��as?para los altos vuelos que emprendiste.
Fuiste toda una mente geom��trica,?f��rmula abstracta, puro pensamiento,?que nos hablaba en nuestra noche t��trica?con una voz de sibilino acento.
A la tienda lleg�� del adversario,?razonador, sin altivez ni reto.?Si no cambi�� su juicio refractario,?mucho fu�� que ganara su respeto.
Busc�� el retiro de rural sosiego?y prosigui�� su ruta sin desmayo.?Para trazar su r��brica de fuego,?tras densa nube se recoge el rayo.
Sobre el rojo fulgor del exterminio,?sobre el mortal estruendo de las balas,?en el azur, su natural dominio,?serenamente despleg�� las alas.
All�� alumbr�� la senda tenebrosa?en su funci��n de numen y atalaya;?all�� engendr�� la concepci��n grandiosa?de una fecunda comuni��n malaya.
Tu inteligencia en su carnal encierro,?era un poder supremo y absorbente.??Que fu�� tu misma voluntad de hierro?sino una fuerza que forj�� tu mente?
Y este fu�� el timbre, el sello m��s glorioso?que se?al�� tu espl��ndida carrera;?rimaste el pensamiento vigoroso?con la indomable voluntad austera.
Aqu�� est��s ya en lo eterno de la piedra,?genio vindicador de nuestra raza.?A tu columna, con amor de hiedra,?nuestra ferviente admiraci��n se abraza.
Gentes futuras cantar��n tu nombre,?y al contemplar tu busto en el espacio?dir��n:--"Fu�� un alto pensador, un hombre?justo y tenaz como el var��n de Horacio."
Patria, que ves, gozosa, en tu sorpresa,?los saltos de gigante de tu raza,?y vives entre un iris de promesa?y un nubarr��n lejano de amenaza;
patria fecunda en h��roes y licurgos,?nadie habr�� que tus m��ritos no estime;?pues siendo madre de Rizal y Burgos,?pariste un paral��tico sublime.
Mabini fu�� un excelso paradigma.?En sus virtudes tu virtud renueva.?As�� saldr��s, gallarda y sin estigma,?de los rojos crisoles de la prueba.
Y aunque contemples en casual desfile?el torpe halago y la esperanza trunca,?sabr��s sentir, cuando tu fe vacile,?toda la fuerza del vocablo "nunca".
Pero, si indigna de tus dioses lares?perpetuamente has de vivir cautiva,?fuera mejor que tus contiguos mares?en un sepulcro te sepulten viva.
Marzo, 1915. (Al inaugurarse en Batangas el monumento a Apolinario Mabini).
A ESPA?A IMPERIALISTA
(CON OCASI��N DEL VIAJE A FILIPINAS DE SALVADOR RUEDA)
Y mientras en Europa tiene un fest��n la "Intrusa"?y los vetustos pueblos son como inmensas piras,?Espa?a, fabricante de las m��s fuertes liras,?desda el castillo en donde la hostilidad rehusa,?amante nos recuerda envi��ndonos su musa.
Gracias, oh madre antigua, por el presente regio?que a la abundancia sumas de tus pasados dones.??Qu�� m��s que la embajada de tu poeta egregio,?qu�� m��s que su exquisito y vasto florilegio?para sellar afectos y sugerir uniones?
Espa?a: est�� en el mundo tu alta misi��n fijada;?en sue?os de conquista tu acci��n total se inspira,?tu historia est�� en Am��rica, en Flandes y en Granada.?Ayer fundaste reinos por medio de la espada.?Hoy vuelves a ganarlos por medio de la lira.
En la extensi��n del tiempo aquel sue?o aquilino?que presidi�� las hoestes del Quinto de los C��rlos,?en forma renovada, prosigue su camino.?Si a pueblos de tu raza no intentas sojuzgarlos,?sus rumbos enderezas hacia un com��n destino.
Yo admiro el alto vuelo de tu ideal conquista?que, alz��ndose del lodo de la mortal miseria,?abarca el mundo hispano con ojo imperialista,?y aspira, por la magia del sabio y del artista,?a establecer las bases de una mayor Iberia.
Espa?a: nos desune del pi��lago la anchura;?tambi��n la propia sangre de t�� nos diferencia.?Mas tuyo es nuestro idioma, es tuya la cultura?que a remontar nos lleva tu nacional altura;?que nutre el santo anhelo de nuestra independencia.
Y si, por rasgos ��tnicos, en gran desemejanza?de tu linaje insigne nuestra naci��n est��,?sabemos que, al principio, para pactar su alianza,?juntaron y bebieron, a la nativa usanza,?sus sangres en un vaso Legazpi y el Rajah.
Madre de veinte pueblos que hablan tu hermoso idioma?yo te saludo en este tu embajador poeta?y ans��o que tu sue?o, an��logo al de Roma,?lo vivifique un mundo que te ama y te respeta?eterno sea el triunfo de tu vital axioma.
Vivir es renovarse. De tu pasada gloria?el canto repetido tu acci��n jam��s empa?a.?Espa?a ya est��s libre; no hay moros en tu entra?a.?Renueva el viejo grito que truena por tu historia?y d�� al patr��n her��ico: ?Santiago, y abre Espa?a!
Abre Espa?a a las nuevas corrientes de la vida,?abre Espa?a al abrazo de sus hijos dispersos?y surja del Pirene, como hostia bendecida,?el sol de un culto un��nime, en el que adore unida?la progenie del inca de los cultos diversos.
Bendito ser�� el d��a en que a la vida brote?del suelo
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