Parnaso Filipino | Page 5

Eduardo Martin de la Camara
en arm��nica ley.
[Nota 6: Revolucionario filipino, caudillo de las partidas que dieron (Agos* **illisible** Balintauac) el grito de rebeli��n.]
As�� como el gris tenebroso de edades provectas?doraron las m��ximas puras de las Analectas,?y en ellas el Asia, rompiendo el sopor secular,?la voz escuch�� del que luego escribiera a Corinto,?tu noble evangelio de honor y de patria, ?oh Jacinto!,?nimbando a tu raza, engrandece la historia insular.
Rumor subterr��neo, en mitad de la id��lica fiesta,?sinti�� la colonia, y un viento de airada protesta?pas�� por las frentes su fuego de c��lido tul.?Plasmaste el anhelo en que esp��ritus libres se adunan,?y entonces, al rojo fulgor del audaz Katipunan,?pu?ales febriles lanzaron su reto al azul...
La ub��rrima tierra torn��se despu��s en un lago?de sangre firmada en el Pacto,[7] y el bolo hizo estrago,?fulgiendo en el pu?o bronc��neo de a?oso rencor.?La suerte fu�� adversa a tu ardor eficaz de guerrero;?no obstante, a tu genio encubr��a el vulgar prisionero,?y hubiste merced del hidalgo oficial cazador.
[Nota 7: Alusi��n al de amistad concertado entre Miguel L��pez de Legaspi, primer Adelantado de las islas Filipinas por Espa?a, y el r��gulo Lacandola. Por imitaci��n de ��ste le firmaron ambos personajes, mojado el c��lamo en sangre para el caso extra��da de sus venas. Tal suceso hist��rico sujiri�� al gran pintor tagalo Juan Luna y Novicio un hermoso lienzo que, al cesar la soberan��a de Espa?a en el?Archipi��lago, (Agosto, 1898), decoraba un sal��n del Palacio municipal de Manila.]
Despu��s que la amada bandera se irgui�� hacia los astros,?en montes y valles, floridos, de hist��ricos rastros,?tu d��plice gloria fu�� esquiva al favor popular.?Busc�� tu nostalgia el retiro ancestral, y en belleza?rendiste, por fin, a la Parca tu insigne cabeza,?de cara a tu cielo, debajo de airoso palmar.
"La muerte es descanso". Cerebro en que tuvo su hornaza,?la idea que urdi�� la epopeya inmortal de la raza,?descansa. La Patria vigila tu sue?o de paz.?La patria, orgullosa, entre ep��nimos h��roes te nombra.?Moriste dichoso, sin ver que sobre el pecho la sombra?del ala extendida y las garras del buitre voraz.
La suerte est�� echada. Borraste el padr��n infamante,?y en su h��spida senda tu pueblo camina adelante.?Tal vez llegue al fin, o tal vez lo sepulte el alud.?Ya el ��rbol, nutrido con sangre y acerbos dolores,?sonr��e en sus frutos y espera en sus v��rgenes flores.?No es una raz��n el negarlo; tampoco es virtud.?1912.
SOBRE EL PLINTO
(A. MABINI)[8]
Justum et tenacem propositi virum. HORACIO.
[Nota 8: Apolinario Mabini, paral��tico de cuerpo pero luminoso cerebro de estadista, redact�� las leyes sobre que se asent�� la ef��mera rep��blica filipina y fu�� elegido presidente del primer gobierno revolucionario de Malolos, Enero, 1899.]
Ante el eterno s��mbolo gran��tico,?consagraci��n de tus civiles palmas,?cumbre mental, sublime paral��tico,?te aclaman hoy nueve millones de almas.
El tiempo, que devora despiadado?nobles recuerdos dignos de la historia,?sobre el rojo horizonte del pasado?conserva y magnifica tu memoria.
Hoy, como ayer, la multitud te aclama,?te elogia el sabio, te celebra el sistro;?y es actual, por imperio de tu fama,?tu investidura de primer ministro.
Muri�� el Estado ef��mero que urdiste,?sin otro alguno, ni anterior, ni an��logo;?mas tu gobierno espiritual, subsiste,?est�� en vigor tu original Dec��logo.
Cuantos admiran tu genial vestigio?grabado en el solar de tu linaje,?vinculan a tu l��mpido prestigio?la sanci��n de un perpetuo caudillaje.
Madura en hechos la rebelde idea,?m��tilo el cetro de la noble Espa?a,?la reconquista levant�� su tea?para alumbrar tu constructiva haza?a.
La patria de las ansias juveniles?estaba all��, de sus destinos due?a,?alzada sobre un bosque de fusiles?bajo el amparo de una libre ense?a.
La que so?aste, acaso, en un mon��logo?bajo un frandaje de rotundas mangas,[9]?labrando arquitecturas de ide��logo?en la quietud de tu natal Batangas.
[Nota 9: Fruto del ��rbol terebintaceo nombrado mango.]
Patria inmortal de la actuaci��n primera,?que en sangre m��rtir empap�� tu suelo,?y en los pliegues cuaj�� de una bandera?la afirmaci��n de su vital anhelo.
Patria naciente, tras labor tit��nica?como aquellas de Bismarck y de Mazzini,?faltaba un hombre que la hiciese org��nica,??y ese hombre fuiste, colosal Mabini!
Ignota corre el agua subterr��na?hasta que, gracias al humano ingenio,?bajo el subsuelo surge subit��nea:?as��, glorioso, apareci�� tu genio.
Y fu�� cuando otra vez tembl�� la tierra?al paso audaz del triunfador Emilio,[10]?cuando la mano que rigi�� la guerra?se levant�� al poder desde tu exilio.
[Nota 10: Aguinaldo, caudillo de la revoluci��n, luego general��simo y presidente de la rep��blica.]
Todo el nuevo fervor del patriotismo?que exaltaba un esp��ritu halag��e?o,?la intuici��n, la acuidad, el dinamismo?mental pusiste en tu grandioso empe?o.
Y tu obra demostr�� que, si fecundo?fu�� tu pueblo en heroismos de batalla,?tambi��n pod��a presentar al mundo?un estadista de tu enorme talla.
La flor ilustre que cuid�� tu mano?tronch��la el soplo de enemigo cierzo;?mas la medida del valor humano?no el ��xito la da, sino el esfuerzo.
No queda del ayer para el fenicio?mas que la huella del sangriento agravio,?y para el pueblo el noble sacrificio?y tus laureles de patriota y sabio.
Ser�� execrado el triunfo de la fuerza?en nuestra actualidad de cautiverio,?mientras la ley de la justicia ejerza?en la conciencia universal su imperio.
Mas no muri�� la causa independiente.?Falt��la el brazo, pero
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