Parnaso Filipino | Page 7

Eduardo Martin de la Camara
nativa usanza,
sus sangres en un vaso
Legazpi y el Rajah.
Madre de veinte pueblos que hablan tu hermoso idioma
yo te saludo
en este tu embajador poeta
y ansío que tu sueño, análogo al de Roma,

lo vivifique un mundo que te ama y te respeta
eterno sea el triunfo
de tu vital axioma.
Vivir es renovarse. De tu pasada gloria
el canto repetido tu acción
jamás empaña.
España ya estás libre; no hay moros en tu entraña.

Renueva el viejo grito que truena por tu historia
y dí al patrón heróico:
¡Santiago, y abre España!
Abre España a las nuevas corrientes de la vida,
abre España al abrazo
de sus hijos dispersos
y surja del Pirene, como hostia bendecida,
el
sol de un culto unánime, en el que adore unida
la progenie del inca de
los cultos diversos.
Bendito será el día en que a la vida brote
del suelo de Pelayo un
nuevo y fuerte imperio
que pase de Galicia, que pase del islote
de
Gibraltar, el día en que medio hemisferio
raye con larga sombra la
lanza de Quijote.
Septiembre, 1915.
PAISAJE FILIPINO
El sol en su ebriedad suprema el suelo muerde.
Porque todo en la
hora canicular concuerde,
Ni un hálito de brisa cruza la extensa y
verde
Paz del campo, ni un ave en el azúl se pierde.
Un mango aislado eleva su centenaria fronda
Junto a un _punsó_[11]
enano de giba aguda y monda,
Que las hormigas alzan para que en él
se esconda
El nunu[12] vigilante que por las mieses ronda.

Lejos corre, seguida del crío, una potranca;
Un carabao lustroso en un
charco se estanca;
En su lomo una garza hace una nota blanca.
Un río desenrosca las eses de su tripa,
Y asoman, allá en donde su
curva se disipa,
Las manchas trapeciales de unos techos de nipa.
[Nota 11: _(Punsó)_ Montículo de tierra elevado para su albergue por
la hormiga nombrada anay.]
[Nota 12: Fauno, silvano.]
LÍNEAS ACTUALES
(EN LA NATIVIDAD DE RIZAL)
Fué en una hora de graves indicios,
cuando por sobre la calma
ilusoria,
tú, que ensayabas tus vuelos novicios,
patria, escuchaste
mi voz monitoria.
Dieron los hechos razón a mi aviso
diste en la clave del pérfido
enigma,
cándido el pueblo que fué manumiso
en la quimera que
dora su estigma.
Sobrevivimos con harto desdoro
a los horrores del fiero desastre;

sobrevivimos y un áureo decoro
cubre un harapo de vida en arrastre.
¡Oh, cuántas veces, en noches sin astros,
como al imperio de un alto
dictamen,
héroe, tu sombra define sus rastros
fija en un gesto
solemne de examen!
Y yo te veo, temblando ante el mágico
gesto que imprime en el aire
su marca,
(tal vió la sombra paterna aquel trágico
príncipe triste que
hubo en Dinamarca).
No de vindicta de infamias inultas
tu epifanía camino me traza;
yo
te adivino las ansias ocultas:
quieres la suerte saber de tu raza.

¡Cómo decirte que un huésped ingrato,
hábil en agios y en
constituciones,
rota la suya, mediante un contrato,
es nuestro dueño
por veinte millones![13]
[Nota 13: Alfilerazo a los Estados Unidos.]
¡Cómo decirte que un mal metabólico
identifica a la antigua colonia,

que, bajo el peso de hierro simbólico,
nuestro terruño nos es
Babilonia!
¡Cómo decirte que yerras ilusas
las esperanzas bajo un cielo obscuro,

que el Ideal, con ambiguas excusas,
tiénenlo a fianza de ignoto
futuro!
Una tutela que no demandamos
pone a las ansias el freno del hecho.

Y tras dos guerras por no tener amos,
¡somos mendigos del propio
derecho!
Hay libertades civiles, hay templos
en que se plasman futuras
matrices
de ideas sanas, hay nobles ejemplos,
¡hay el empeño de
hacernos felices!
Tiene un programa de sano humanismo
el nuevo César plutócrata y
rubio,
y hasta en el culto a tu excelso heroismo
se nos asocia en un
sabio connubio.
Bellas promesas que un rato recrean
luego se fugan con gestos
ausentes,
y en combativas arenas chispean
cruentos reproches, cual
gladios fulgentes.
Propios y ajenos pecados disculpo;
--con la codicia, del brazo, va el
hambre,--
cierto es, en tanto, que hemópico pulpo
viene
extendiendo su odiosa raigambre.
Haz que formemos, Señor y Maestro,
contra ambiciones un sólido
muro,
por la memoria inmortal del ancestro,
por el destino del nieto

futuro.
Frente a la audacia del imperialismo,
que en triunfo ostenta el orgullo
del yelmo,
danos tu lumbre, tu bravo heroismo,
y une las almas en
fuerte cogüelmo.
Y proclamemos, de cara al Destino
y ante cañones de gruesos calibres,

que existe un nuevo derecho divino:
el de los pueblos a ser todos
libres.
Y antes que el tiempo nuestra espalda encorve,
pueda la patria de tu
amor, Rizal,
bajo el glorioso luminar del orbe,
levantar su bandera
nacional.
1920.
Atayde (Juan)
Manileño. Residió largas temporadas en la metrópoli, forzado algunas
veces por su profesión militar. Murió, siendo comandante, en 1896.
Cultivó el apólogo. Dirigió en Manila un diario.
UN AÑO MENOS
Ve el hombre pasar el año
con mirada indiferente,
cual ve el árbol
la corriente
que le riega con su baño.
Justo el desprecio es quizá;
que el agua que va pasando
a la tierra
socavando,
al árbol arrastrará.
Tampoco el hombre "no" advierte
del tiempo la brusca huida,
¡que
al par que le da la vida,
le va arrastrando a la muerte!
Balagtás (Dalmacio H.)
Contemporáneo. Natural de la Pampanga.

LÁGRIMAS
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