en
vn pie de vn Alamo, que entraba por èl vn geme. Quantos Indios vimos
defde la Florida aqui, todos fon Flecheros, i como fon tan crefcidos de
cuerpo, i andan defnudos, defde lexos parefcen Gigantes. Es Gente à
maravilla bien difpuefta, mui enjutos, i de mui grandes fuerças, i
ligereça. Los Arcos que vfan fon gruefos como el braço, de once, ò
doce palmos de largo, que flechan à docientos pafos, con tan gran
tiento, que ninguna cofa ierran. Palados que fuimos de efte pafo, de aì à
vna legua llegamos à otro de la mifma manera, falvo que por fer tan
larga, que duraba media legua, era mui peor: efte pafamos libremente, i
fin eftorvo de Indios, que como havian gaftado en el primero toda la
municion, que de Flechas tenian, no quedò con que ofarnos acometer.
Otro dia figuiente, pafando otro femejante pafo, Yo hallé raftro de
Gente, que iba adelante, i dì avifo de ello al Governador, que venia en
la Retaguarda; i anfi, aunque los Indios falieron à nofotros, como
ibamos apercebidos, no nos pudieron ofender; i falidos à lo llano,
fueronnos todavia figuiendo; bolvimos à ellos por dos partes, i
matamosles dos Indios, i hirieronme à mi, i dos, ò tres Chriftianos; por
acogerfenos al Monte, no les podimos hacer mas mal, ni daño. De efta
fuerte caminamos ocho dias, i defde efte pafo, que he contado, no
falieron mas Indios à nofotros, hafta vna legua adelante, que es Lugar
donde he dicho que ibamos. Alli, iendo nofotros por nueftro camino,
falieron Indios, i fin fer fentidos, dieron en la Retaguarda, i à los gritos
que diò vn Muchacho de vn Hidalgo de los que alli iban, que fe
llamaba Avellaneda, el Avellaneda bolvió, i fue à focorrerlos, i los
Indios le acertaron con vna Flecha por el canto de las Coraças, i fue tal
la herida, que pasò cafi toda la Flecha por el pefcueço, i luego alli
muriò, i lo llevamos hafta Aute. En nueve dias de camino, defde
Apalache, hafta alli, llegamos. Y quando fuimos llegados, hallamos
toda la Gente de èl ida, i las Cafas quemadas, i mucho Maìz, i
Calabaças, i Frifoles, que ià todo eftaba para empeçarfe à coger.
Defcanfamos alli dos dias; i ellos pafados, el Governador me rogò que
fuefe à defcubrir la Mar, pues los Indios decian, que eftaba tan cerca de
alli: ià en efte camino la haviamos defcubierto por vn Rio mui grande,
que en èl hallamos, à quien haviamos puefto por nombre el Rio de la
Magdalena. Vifto efto, otro dia figuiente Yo me partì à defcubrirla,
juntamente con el Comifario, i el Capitan Caftillo, i Andrès Dorantes, i
otros fiete de Caballo, i cinquenta Peones, i caminamos hafta hora de
Vifperas, que llegamos à vn Ancon, ò entrada de la Mar, donde
hallamos muchos Hoftiones con que la Gente holgò: i dimos muchas
gracias à Dios, por havernos traìdo alli. Otro dia de mañana embiè
veinte Hombres à que conofciefen la Cofta, i mirafen la difpoficion de
ella: los quales bolvieron otro dia en la noche, diciendo, que aquellos
Ancones, i Baìas eran mui grandes, i entraban tanto por la Tierra
adentro, que eftorvaban mucho para defcubrir lo que queriamos, i que
la Cofta eftaba mui lexos de alli. Sabidas eftas nuevas, i vifta la mala
difpoficion, i aparejo, que para defcubrir la Cofta por alli havia, Yo me
bolvì al Governador: i quando llegamos, hallamosle enfermo con otros
muchos; i la noche pafada los Indios havian dado en ellos, i pueftolos
en grandifimo trabajo, por la raçon de la enfermedad que les havia
fobrevenido, tambien les havian muerto vn Caballo. Yo dì cuenta de lo
que havia hecho, i de la mala difpoficion de la Tierra. Aquel dia nos
detuvimos alli.
_CAP. VIII. Como partimos de Aute._
Otro Dia figuiente partimos de Aute, i caminamos todo el dia, hafta
llegar donde Yo havia eftado. Fue el camino en eftremo trabajofo,
porque ni los Caballos baftaban à llevar los enfermos, ni fabiamos què
remedio poner, porque cada dia adolefcian, que fue cofa de mui gran
laftima, i dolor vèr la necefidad, i trabajo en que eftabamos. Llegados
que fuimos, vifto el poco remedio, que para ir adelante havia, porque
no havia donde, ni aunque lo huviera, la Gente pudiera pafar adelante,
por eftàr los mas enfermos, i tales, que pocos havia de quien fe pudiefe
haver algun provecho. Dexo aqui de contar efto mas largo, porque cada
vno puede penfar lo que fe pafaria en Tierra tan eftraña, i tan mala, i tan
fin ningun remedio de ninguna cofa, ni para eftar, ni para falir de ella:
mas como el mas cierto remedio fea Dios Nueftro Señor, i de efte
nunca defconfiamos, fufcediò otra cofa, que agravaba mas que todo
efto, que
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