concede á las compañías
establecidas á este fin, puede ser el mas eficaz, y proporcionado modo
de ir reconociendo la costa y Estrecho, y adelantando las poblaciones.
Solo es facultativo de la potestad real conceder licencia temporal ó
absoluta para el aprovechamiento de estas pesquerias, como mares que
pertenecen á sus dominios. Abiertos los ojos con conocimiento práctico
de la mucha utilidad de este comercio, ha de atraer interesados á su
aprovechamiento. Este es el estado en que puede sacar fruto la Corona,
no por medio de los intereses que gira Portugal, sino por los
reconocimientos y poblaciones en aquellos parages mas avanzados al
sur, que tanto nos importa ó interesa. Al que se aventaje en los mas
útiles, y nos demuestre puerto seguro para el abrigo de las
embarcaciones, ofreciendo poblar, compénsesele estos gastos con la
concesion de algun privilegio, ó licencia para hacer su pesqueria en el
tiempo que parezca regular, con formal obligacion y contrata de
hipotecas. Unansele aquellas gracias que permite la real proteccion y
soberania, y de este modo, sin dispendio del real erario, conseguirá el
Rey hacer útiles estos despoblados dominios, preparando los medios de
atraer á verdadero conocimiento tantas almas idólatras que los ocupan,
en la propagacion de la Fé y utilidad del Estado, y proporcionará
diferentes ventajas á la navegacion y comercio.
Aunque del estrecho de Magallanes é islas del Fuego nos es
importantísimo un verdadero y exacto reconocimiento, por si permite
puertos que nos faciliten aquel pasage á la mar del sur, no debe
despreciarse el golfo de San Jorge, que está situado á los 45 grados y
minutos, para mirarlo con la indiferencia que hasta aquí.
El reconocimiento que en Marzo de 1780 hicieron los pilotos de la
expedicion que salió al mando de D. Antonio Viedma, para establecer
en San Julian, solo reconocieron con la lancha del paquebot San
Sebastian, unas 40 leguas por la banda del norte, tirando al oeste de
dicho golfo. Por informes y noticias que se han tomado de los indios
prácticos de sus inmediaciones, aseguran que á este rumbo llega muy
cerca de las cordilleras, donde desaguan algunos arroyos de agua dulce,
y que en el terreno que media á ellas, está el camino de los indios de
San Julian para el rio Tucamelel, ó de la Encarnacion. Esto se
comprueba con el diario de Villarino del reconocimiento del Rio Negro,
en que refiere el viage que acababan de hacer á las inmediaciones de
aquel rio los expresados indios. Si el ingles reconociera y se apoderára
de este golfo, tendria entrada por él para Valdivia y otros pueblos del
reyno del Perú, y le seria fácil establecerse sin noticia nuestra. Abunda
de gran numero de ballenas, cuyo parage proporciona esta pesca con
mayores ventajas que otras. Estos fundamentos, que á ser ciertos
manifiestan su importancia, alentarán á los interesados en la pesqueria á
su reconocimiento, el que nos ha de desengañar, y dar una verdadera
luz de la importancia de aquel golfo, y comunicacion que se teme. Lo
cierto es que los indios de aquellos parages transitan el Rio Negro por
el camino que se dice, y desde este rio pasan á las fronteras de Buenos
Aires.
Todas estas utilidades nos las ha de atraer la subsistencia y fomento de
la poblacion del Rio Negro. Ella le ha de dar la mano al puerto de San
José con sus frutos y ganados, y como por escala, han de salir estos
auxilios para las demas poblaciones, descubriendo los caminos que
transitan los indios, sus aguadas, campañas y montes hasta el Estrecho:
pues de todos hay noticia, y solo ha faltado en el anterior ministerio el
calor que se necesita en semejantes casos, para que en el tiempo que
ambos Super-intendentes han estado en sus respectivas comisiones,
hubieran reconocido la parte mas principal de este continente.
La internacion del comercio para Valdivia, Chile, Mendoza y otros
parages por el Rio Negro, seria utilísima por la menor distancia que
media comparada á la de Buenos Aires, por el auxilio de la navegacion,
y porque se presentan otras comodidades que pueden hacer mas suaves
las asperezas del camino.
Los mas opuestos enemigos del establecimiento del Rio Negro
confiesan la utilidad de esta internacion, pero lo dan por imposible,
hablando con tanta valentia y seguridad, como si hubieran medido
palmo á palmo aquellos caminos, y se hubieran enterado con un
conocimiento práctico de la navegacion del rio.
No falta sugeto á quien se le debe hacer la justicia de confesarle
instruccion y talento superior, que apoye y sostenga la misma
imposibilidad, y me aseguran lo ha hecho manifiesto en un papel que
entregó al superior Gobierno; el que por mas diligencias no he podido
obtener. Seria utilisimo que estas impugnaciones fueran recíprocas, y
con conocimiento mútuo de ellas: porque de la
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