Memoria dirigida al Sr. Marquez de Loreto, Virey y Capitan General de las Provincias del Rio de La | Page 5

Francisco de Viedma
del oficial comandante de la tropa, y contador interino, sedujeron �� intimidaron �� los demas; en t��rminos que por evitar mayores inconvenientes se vi�� obligado el Super-intendente D. Antonio de Viedma mandarlos �� disposicion del Exmo. Sr. D. Juan Jos�� de Vertiz, noticiando los motivos de esta deliberacion; y ya por las enfermedades que se padecieron en dicho puerto de San Julian, por el desabrigo, larga navegacion, alimento de carnes saladas, y otras causas, acabaron de levantar el universal clamor contra ambos establecimientos; cuyas continuadas quejas y suspiros abrieron en el benign��simo corazon del Sr. Vertiz la brecha �� que se dirigian; por la cual le llegaron �� ocupar �� impresionar con el mismo horror.
Aunque el establecimiento del Rio Negro estuvo exento de las calamidades que sufrieron los otros, por sus excelentes aguas, abundante caza, y ganado vacuno con que nos socorrieron los indios, no por eso pudo librarse de iguales �� mayores persecuciones. Desde los principios rein�� en las principales cabezas un esp��ritu de emulacion, de inconstancia, y ningun sufrimiento �� los trabajos: de cuyas preocupaciones no estaban exentas las personas mas caracterizadas, y todas juntas dirigian sus ideas �� conmover los ��nimos de la demas gente, para que se abandonase el puesto, cuyos intentos siempre fueron rebatidos por la constancia del Super-intendente.
Frustradas estas primeras tentativas, viendo que por el superior Gobierno de Buenos Aires se habia sostenido y socorrido el establecimiento del extremo de necesidad en que se vi��, prepararon las armas por otros medios para destruirlos. Ponderaban los muchos gastos que ocasionaba; la esterilidad de la tierra, que solo era ��til en los cortos y reducidos pedazos que en la orilla del rio ba?aban sus innundaciones, no suficientes �� mantener una poblacion. La barra del rio, que hacia imposible la navegacion �� los enemigos de la Corona, por cuyo motivo por naturaleza estaba defendida aquella entrada; no haberse descubierto la jurisdiccion de Mendoza por la dificultad de navegar el Rio Negro, �� causa de su r��pida corriente, y los muchos indios salvages que transitaban y concurrian �� aquellos parages, cuyas invasiones serian frecuentes, y por ellas no florecerian los vecinos, quedando muy expuestos �� ser v��ctima de estos infieles.
Sin embargo de haber dado diferentes informes el Super-intendente �� dicho Se?or Virey, con toda sinceridad, solidez y conocimientos de cuantas circunstancias ofrecian aquellos parages, remitiendo muestras de los frutos de sus terrenos, en que acreditaba su fertilidad, y de haber aprobado el mismo Se?or Virey, por ��rden de 15 de Noviembre de 1780, el establecimiento expresado--que todo promete que podr�� hacerse una ��til poblacion; y de no resultar, segun entiendo, otros fundados motivos que la hiciesen ilusoria, lleg�� �� prevenirse de tal modo con las repetidas quejas y clamores, que nada le era mas violento, ni mas repugnante que dichos establecimientos. Tom��ronse informes de los mismos contrarios, cuyas profesiones, experiencia y talento en algunos los hacen sospechosos, y nada ��tiles para calificar la verdad. La misma adversion, que incitaba los mas violentos deseos para triunfar de sus influencias, era la maestra que dictaba estos informes.
Con la multitud de ellos hay noticias, bien que no seguras, de que se mand�� formar una junta de los capitanes de navio y coroneles que existian en Montevideo, para que reconoci��ndolos, manifestasen su dict��men sobre la utilidad �� inutilidad que ocasionaba �� la Corona la prosecucion de los establecimientos. Todos ��nanimes, se dice, estuvieron por este ��ltimo: tales probanzas tenia la causa.
Con estos documentos y decisiones, sin esperar otras resultas, que la misma experiencia y descubrimientos podian calificar de sinceros �� de infundados, se procur�� impresionar el real ��nimo del Rey, y sus s��bios Ministros, cuyas resultas fu�� la real ��rden de 1.o de Agosto del a?o anterior pr��ximo, mandando abandonar los establecimientos de San Julian y San Jos��, y que solo subsistiese el del Rio Negro, reducido al triste esqueleto con que manifiesta dicho Se?or Virey podia permanecer.
Cuando iban caminando �� Espa?a estas justificaciones, lleg�� de la bah��a de San Julian �� la plaza de Montevideo el Super-intendente D. Antonio de Viedma, y le present�� una informacion, que �� su pedimento recibi�� el capitan de infanteria D. Felix Iriarte, compuesta de los pobladores de aquella colonia, en que ��nanimes declaran, con referencia �� lo experimentado en los frutos de sus sementeras, que aquellos terrenos eran productivos para mantener la poblacion.
El Super-intendente del Rio Negro, con la cosecha del trigo de dicho a?o, que ascendi�� �� 1269 fanegas y tres cuartillas, acredit�� podia subsistir la poblacion con sus frutos; y de resultas del reconocimiento de aquel rio, que emprendi�� el segundo piloto de la real armada, D. Basilio Villarino, intern��ndose hasta muy cerca de Valdivia, proporciones de los parages que anduvo, esperanzas que prometian los rios que quedaron por reconocer, y la descubierta que �� poco tiempo hizo el teniente de infanter��a D.
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