ma?ana. Tenemos manzanas, perales, cerezos, albaricoqueros, casta?os, nogales y almendros, y eso en casi todas las casas: algunos vecinos han plantado peque?os vi?edos, y yo estoy ensayando ahora una plantaci��n de moreras y de madro?os, para saber si podr�� establecerse el cultivo de los gusanos de seda. En fin, se ha hecho lo posible; y no contento yo con realizar mis propias ideas, pregunto a las personas sensatas, y escucho sus opiniones con gusto y respeto. Vd. se servir�� darme la suya despu��s de visitar mi pueblo.
--Con mucho gusto, se?or, a pesar de mi ignorancia suma. Mi buen sentido y mi experiencia por mis viajes son lo ��nico que puede permitirme hacer a Vd. algunas indicaciones. ?Y en cuanto a ganados?
--Estos monta?eses los pose��an en peque?a cantidad, y en su mayor parte vacuno. Ahora se consagran con m��s empe?o al ganado menor. Se han tra��do algunos merinos; se han propagado f��cilmente, y ya existen reba?os bastante numerosos, que se aumentan cada d��a en raz��n de que no se consumen para el alimento diario.
--?No gusta aqu�� esa carne?
--Poco: dir�� a Vd. francamente, soy yo quien no gusto de comer carne; y como mis pobres feligreses se han acostumbrado por simpat��a a amoldarse a mis gustos, ellos tambi��n van quit��ndose la costumbre, sin que por eso les diga yo sobre ello una sola palabra. Por eso ver�� Vd. tambi��n en el pueblo relativamente pocas aves de corral. Pongo yo poco empe?o en la propagaci��n de esas desgraciadas v��ctimas del apetito humano. En general, yo prefiero la agricultura, y s��lo cuido con esmero a los animales que ayudan al hombre en los rudos y santos trabajos del campo. As��, los bueyes que hay en el pueblo son quiz��s los m��s robustos y los mejores del rumbo, porque son tambi��n los mejor cuidados. Los mulos y los caballos son ligeros y robustos, como conviene a un pa��s monta?oso; aunque a decir verdad, hay m��s de los primeros que de los segundos, porque sirven aqu��llos para cargar las mieses que se conducen por nuestros escabrosos caminos; pero ��stos no son ��tiles m��s que para algunos enfermos como yo, o para las mujeres, pues los habitantes prefieren andar a pie, en lo cual hacen muy bien.
--Se?or cura,--le dije,--estoy muy contento de oir a Vd., y me parece admirable la rapidez con que Vd. ha cambiado la faz de estos pobres lugares.
--La religi��n, se?or capit��n, la religi��n me ha servido de mucho para hacer todo esto. Sin mi car��cter religioso quiz��s no habr��a yo sido escuchado ni comprendido. Verdad es que yo no he propuesto todas esas reformas en nombre de Dios, ni fingi��ndome inspirado por ��l: mi dignidad se opone a esta supercher��a; pero evidentemente m�� car��cter de sacerdote y de cura, daba una autoridad a mis palabras, que los monta?eses no habr��an encontrado en la boca de una persona de otra clase.
Adem��s, ellos han tenido ocasi��n todos los d��as de conocer la sinceridad de mis consejos, y esto me ha servido much��simo para lograr mi principal objeto, que es el de formar su car��cter moral; porque yo no pierdo de vista que soy, ante todo, el misionero evang��lico. S��lo que yo comprendo as�� mi cristiana misi��n: debo procurar el bien de mis semejantes por todos los medios honrados; a ese fin debo invocar la religi��n de Jes��s como causa, para tener la civilizaci��n y la virtud como resultado preciso. El Evangelio no s��lo es la Buena Nueva bajo el sentido de la conciencia religiosa y moral, sino tambi��n desde el punto de vista del bienestar social. La bella y santa idea de la Fraternidad humana en todas sus aplicaciones debe encontrar en el misionero evang��lico su m��s entusiasta propagandista; y as�� es como este ap��stol lograr�� llevar a los altares de un Dios de paz a un pueblo d��cil, regenerado por el trabajo y por la virtud, al campo y al taller, a un pueblo inspirado por la idea religiosa que le ha impuesto, como una ley santa, la ley del trabajo y de la hermandad.
--Se?or cura,--volv�� a decir entusiasmado,--?Vd. es un dem��crata verdadero!
El cura me mir�� sonriendo a la luz de la primera fogata que los alegres vecinos hab��an encendido a la entrada del pueblo y que atizaban a la saz��n tres chicuelos.
--Dem��crata o disc��pulo de Jes��s, ?no es acaso la misma cosa?... me contest��.
--?Oh! tiene Vd. raz��n, tiene Vd. raz��n; pero no es as�� como se piensa all�� en otras partes. ?Dios m��o! ?qu�� bendita Navidad ��sta que me ha hecho encontrar lo que me hab��a parecido un sue?o de mi juventud entusiasta!
[Footnote 1: #Saboya#, Savoie, a department of southeastern France.]
[Footnote 2: #Pirineos#, Pyrenees, mountains forming the boundary between France and Spain.]
[Footnote 3: #Humboldt#, Friedrich Heinrich Alexander von (1769-1859), a celebrated German scientist and explorer. The results of his American journey were published
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