Florante | Page 4

Francisco Balagtas
raptor fuera otro,?que no mi padre, a quien debo respetar,?no respondería de que esta pica?no causara mil y diez mil muertes.
78.
Descendería Marte de lo alto,[15]?surgirían de lo profundo las Parcas,[16]?toda su rabia desencadenarían,?arrastradas por el ímpetu de mi brazo.
79.
De las u?as del traidor arrebatara?la que es mitad de mi alma,?y quienquiera, excepto mi padre,?no respetara el acero que llevo.
80.
?Oh, soberano y despótico poder del amor,?que aun a padres e hijos unces a tu yugo;?cuando te apoderas del corazón de cualquiera,?todo se despreciará por seguir tus fueros!
81.
?Y se pisoteará cuanto es santo y sagrado;?prudencia, razón, todo será en vano;?la Autoridad será desacatada,?y la vida misma, aborrecida!
82.
Este fin de mi suerte tan descaminada,?espejo claro es que debe apreciarse,?para que el que lo comprenda no esté abocado?a la adversidad superior a mis fuerzas.
83.
Dicho esto, lágrimas vertió,?pica clavó y luego gimió;?resonaron entonces, como si contestasen,?los quejidos del que estaba atado.
84.
Pasmóse el guerrero de oirlo;?fue mirando en derredor,?y, cuando nada vio, esperó su repetición;?a poco volvió aquél a gemir.
85.
Pasmóse más el valiente guerrero,?"?quién gime en esta soledad?"?Se acercó hacia donde venían?los quejidos, y se puso todo oídos.
86.
Alcanzó las siguientes quejas:??Ay, padre amantísimo que venero!??por qué tu vida se cortó antes,?y me dejó huérfano en medio de las amarguras?
87.
Cuando mi imaginación hace cábalas,?sobre tu caída en manos del traidor,?parece que veo lo que te acaeció,?y el castigo inhumano que da grima.
88.
?Qué castigo no aplicara?a tí el conde Adolfo tirano!??Si eras espejo de la prudencia en el reino!?En tí descargaría su mayor furia.
89.
Tu cuerpo parece que lo barrunta?ahora tu hijo menor postrado en el tormento;?lo desmenuza y desgarra,?el sayón verdugo del hipócrita.
90.
Tu carne y huesos al desprenderse,?manos y cuerpo huyeron de la cabeza,?cual tobas los iban lanzando esos traidores,?y no hubo nadie que se apiadase de soterrarlos.
91.
Hasta tus protegidos y amigos,?si son de la facción del traidor, son ya tus enemigos;?y los que no abrazaron su causa, temen también?ser castigados, si a tu cadáver dan sepultura.
92.
Hasta aquí, padre, parece que oigo?que tu cabeza ya está debajo de la cuchilla,?tus ruegos y súplicas al cielo?de que yo me libre de u?as cruentas.
93.
Deseabas todavía que me cubriesen?los cadáveres en medio de la carnicería,?para no caer en la mortífera mano?del conde Adolfo, peor que la de león.
94.
Sin terminar aún tus súplicas,?sobre tu cuello cayó de repente el cuchillo,?salió de tus labios como últimas palabras:?"?adiós, hijo menor!", y tu vida pasó.
95.
?Ay, padre y padre mío! cuando pienso?en lo que fue tu amor y tus filiales complacencias,?la angustia asaetea?la lágrima del corazón que de los ojos fluye.
96.
No tienes segundo como padre en la tierra,?en el mimar al hijo que acaricia en su regazo,?por mínima la aflicción que se me asome en el rostro,?tu misericordia, a seguida, te hace derramar lágrimas.
97.
Todas las alegrías se acabaron para mí,?hasta la vida me es un estorbo.??Padre! mucho no esperarás?para, en la descansada patria, abrazarme.
98.
Interrumpió brevemente su soliloquio el desgraciado,?dando tiempo a que las lágrimas se desatasen;?del piadoso moro que lo oía?de lástima casi estallaba el pecho.
99.
Puso la mano en el corazón y articuló:??cuándo, decía, mis lágrimas brotarán?de compasión por mi padre, y echarle de menos?como los clamores del que gime?
100.
Por el amor secuestrado llora,?causa de mis lágrimas hechas arroyo;?él gime por su amor?al padre que murió, modelo de padres.
101.
Si lo que inunda sin cesar?mis ojos, fuera echar de menos?las caricias de mi padre y su amparo,?grande sería mi suerte y harto apetecible.
102.
Mas la estancada escasa agua,?que suele regar mi rostro y pecho,?procede, cierto, de mi padre, pero de su crueldad,?no de su amparo y patrocinio.
103.
Lo que llamaré cari?o?de mi padre, es su doblez,?birlarme la dama, volverme desesperanzado,?agarrotarme de dolor y que mi vida se elimine.
104.
?Habrá hijo como yo, hecho una lástima,?cuya felicidad, obra del padre, es pena y lágrimas,?que no probó mínima alegría?de amorosa madre que presto la perdió?
105.
Tras breve silencio, volvió a oir?los quejidos del amarrado,?que decía: ?Ay, Laura, alegría de mis deseos,?adiós te doy desde el seno del infortunio!
106.
Sea para tí toda bienandanza,?en presencia del que no es tu prometido esposo,?y no te despe?es por la vía donde se despe?ó?tu amante olvidado y burlado.
107.
Aunque fuiste inhumana y falaz,?serás siempre el norte de mis anhelos,?y, si es posible, hasta en la sepultura?mis huesos te venerarán.
108.
Apenas hubo dicho esto,?dos leones sofocados de ambular,?se le dirigieron con intención de devorarle,?pero se detuvieron delante de él.
109.
Parece que tuvieron piedad, dejando de ser feroces,?del infeliz a quien trucidarían, imagen del dolor;?levantaron la vista como queriendo prestar oídos?al que no cesaba de sollozar.
110.
?Qué sentiría, tal vez, este ligado,?ahora que dos fieras se le encaran,?cuyos dientes y u?as solo podrían ofrecerle?muerte horrorosa?
111.
Nada puedo contar ya, mis lágrimas corren,?enmudece mi narradora lengua;?mi corazón sintió fatiga por piedad suma?del mísero bloqueado por las torturas.
112.
?Qué alma sensible no se dolería?de la precaria situación del maniatado,?asiento de pesares, y todavía viendo?a los que a su carne y huesos deshebrarían?
113.
Creyendo, pues, este colmo de amargura?que su
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