Florante | Page 2

Francisco Balagtas
la vista hacia abajo,?y comprender�� todo su sentido.
6.
Hago punto aqu��, ?oh lector discreto!?As�� no me pase lo de Segismundo,?que un tan dulce y sabroso lenguaje?troc�� en salobre, a fuerza de cambiar el verso.
COMIENZO DE LA NARRACI��N
1.
��rase un sombr��o, melanc��lico bosque,[1]?mara?a sin intersticios de espinoso bejuco;?donde con harta fatiga pugnaban los rayos de Febo[2]?por visitar su interior de sobejana espesura.
2.
Gigantescos ��rboles daban all��?tan s��lo apesaramientos, congojas y tristura;?canto todav��a de las aves pon��a espanto?al ��nimo m��s sereno y regocijado.
3.
Cuantas yedras sarmentosas se enredaban?en las ramas, iban armadas de p��as;?y las frutas, afelpadas, picaban?al que se acercaba y las tocaba.
4.
Las flores de los enhiestos ��rboles,?paramentos salientes de las hojas,?eran negras y armonizaban?con el olor que produc��a v��rtigos.
5.
En su mayor��a cipreses y bajunas higueras,[3]?cuya sombra abochornaba,?sin frutos y de anchas hojas?que oscurec��an el interior del bosque.
6.
Todav��a, los animales que aqu�� pululaban?eran en su mayor��a serpientes y basiliscos en abundancia,?hienas y tigres carn��voros, que as�� devoraban?al hombre como a los de su especie que venc��an.
7.
Este bosque hall��base a la vera de la puerta?del Averno,[4] reino del hura?o Plut��n,[5]?y sus dominios regaba?el r��o Cocito de venenosas aguas.[6]
8.
Hacia el centro de este mustio bosque?se levantaba una higuera de deste?idas hojas;?aqu�� estaba atado el infortunad��simo?a quien su mal sino persigui��.
9.
Su continente era de mancebo,?a pesar de tener manos, pies y cuello sujetos,?si no era Narciso,[7] era verdadero Adonis,[8]?su rostro fulguraba en medio de los tormentos.
10.
Tersa la piel y cual yema de huevo,?ten��a las pesta?as y cejas hechas puro arco,?el color del cabello era de reci��n purificado oro?y las prendas del cuerpo en justa armon��a.
11.
Hubiera all�� or��adas,[9]?bosque-palacio de feroces arp��as,[10]?tendr��an misericordia y amor?al trasunto de la hermosura y del infortunio.
12.
Este juguete de la desdicha y del dolor,?con sus dos ojos que parec��an fuentes,?por las l��grimas que a fuerza de llorar estallaban,?esto articul��, que herir�� todo pecho piadoso:
13.
?Cielo vengador! Tu fiereza, ?d��nde est��,?hoy que inm��vil yazgo,?mientras la bandera de la iniquidad?se ense?orea del reino de Albania?
14.
Dentro y fuera de mi infeliz patria?la traici��n impera,?la bondad y el m��rito yacen echados,?asfixiados en el hoyo del tormento y de la angustia.
15.
A la buena crianza se aherroja?en los abismos de la vaya y del desasosiego;?a los honrados se soterra?y sepulta sin ata��d.
16.
Mas al alevoso y execrable?se sienta en el trono del honor,?y a cada tartufo de bestial car��cter?se sahuma con arom��tico pebete.
17.
Mientras los perversos y traidores yerguen la cabeza arrogantes, andan los buenos avergonzados y cabizbajos;?la raz��n santa yace en el suelo, quebrantada,?y l��grimas ��nicamente desliza.
18.
Los labios que despliegan?palabras de verdad y justicia,?al punto se hienden y amordazan?con espada de muerte ignominios��sima.
19.
?Oh traidor anhelo de riqueza y poder!??Oh ansia de honor cual aire que se disipa!?Eres la causa de todos los males?y de los que me trajeron a esta situaci��n tan lastimosa.
20.
Acaso por la corona del rey Linceo?y la riqueza del duque mi padre,?fue osado el conde Adolfo?a sembrar de males el reino de Albania.[11]
21.
Todo esto, misericordioso cielo,?lo ves: ?c��mo es que lo sufres??Origen eres de todo bien y de toda raz��n,??y permites que un desalmado los suplante?
22.
Mueve tu poderosa diestra,?esgrime la espada de la indignaci��n,?y en el reino de Albania haz sentir?tu venganza contra los malos.
23.
?Por qu��, cielos, eres sordo para m��,?y mis sinceros ruegos desoyes???Ser�� verdad que, para un sicofanta,?tus orejas son todo o��dos?
24.
Mas ?qui��n penetrar��?tus inefables misterios, Dios omnipotente??Nada ser�� en la costra de la tierra?que a bien no fuera tu designio.
25.
?Ay, d��nde ahora acudir��!??D��nde echar�� mis l��grimas,?si hoy el cielo ya se niega a oir?el grito de mi doliente voz!
26.
Si tu deseo es que padezca,??cielo alto! h��gase tu voluntad,?pero haz que el coraz��n de Laura?palpite, de vez en cuando, por m��.
27.
Y en este oc��ano de adversidades,?cuya inmensidad tengo de vadear,?la memoria que Laura del malogrado amor haga,?ser�� de mi pecho la ��nica alegr��a.
28.
Su lev��simo recuerdo?ser�� para m�� inmenso alborozo,?superior a la fatiga y tormento?impuestos por el falaz e inmisericordioso.
29.
Si en mis ataduras pongo el pensamiento,?me siento ya cad��ver fr��o en profundo sue?o,?y llorado por la que es mi placer y gozo,?parezco despertar a vida inacabable.
30.
Si hurgo en los ��pices de la inteligencia?nuestros amores de mi bien amada,?su llanto cuando ten��a pesadumbre?trueca en alegr��a mis cuitas.
31.
Mas, ?infel��z de m��! ?errada suerte!??qu�� valen ya tales amor��os,?si, quietamente, mi ��nico amor?descansa ya en los brazos de otro?
32.
En el regazo del conde Adolfo?veo a mi Laura amada.?Muerte, ?d��nde est�� tu antigua fiereza?para que me libre yo de este tormento?
33.
Aqu��, preso de angustia, se desmay��,?rindi�� el coraz��n al asalto del dolor,?la cabeza dobl�� y l��grimas verti��,?regando el ��rbol donde estaba amarrado.
34.
De los pies a la cabeza?el dolor esculpi�� su sa?a,?d��ndole entonces los celos?tirana y artera muerte.
35.
Al de condici��n m��s dura?su vista ablandar��,?y l��grimas derramar��a?que al propio autor fuercen a misericordia.
36.
Espect��culo tan s��lo de la traza?de quien sus pesares logr�� enmudecer,?presto invitar�� al coraz��n a llorar?si ya, de los ojos, las l��grimas huyeron.
37.
?De qu�� misericordia el pecho no sentir��?del hombre de buena voluntad,?si las
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