Si las facultades del niño se hubiesen desarrollado en una
alternativa de actos directos y reflejos, si al irse cerciorando de las
cosas hubiese pensado en algo mas que en las cosas mismas, claro es
que una continuacion de actos semejantes hubiera dejado huella en su
espíritu, y que al encontrarse en una situacion apremiadora en que se le
preguntaban los motivos de su certeza, hubiera echado mano de los
mismos medios que le sirvieron en el sucesivo desarrollo de sus
facultades, se hubiera desentendido del objeto, se hubiera replegado
sobre sí mismo, y de un modo ú otro habria pensado en su pensamiento,
y contestado á la dificultad en el mismo sentido. Nada de esto sucede;
lo que indica que no han existido tales actos reflejos, que no ha habido
mas que las percepciones acompañadas de la conciencia íntima y de la
certeza de ellas; pero todo en confuso, de una manera instintiva, sin
nada que parecerse pudiera á reflexiones filosóficas.
[23.] Y es de notar que lo que acontece al niño, se verifica tambien en
los hombres adultos, por claro y despejado que sea su entendimiento. Si
no están iniciados en las cuestiones filosóficas, recibiréis á poca
diferencia las mismas respuestas al proponerles dificultades sobre los
expresados objetos, y aun sobre muchísimos otros en que al parecer
podria caber mas duda. La experiencia prueba mejor que todos los
discursos, que nadie adquiere la certeza por acto reflejo.
[24.] Dicen los filósofos que las fuentes de la certeza son el sentido
íntimo ó la conciencia de los actos, los sentidos exteriores, el sentido
comun, la razon, la autoridad. Veamos con algunos ejemplos lo que hay
de reflejo en todas estas fuentes, cómo piensa el comun de los hombres,
y hasta los mismos filósofos, cuando no piensan como filósofos sino
como hombres.
[25.] Una persona de entendimiento claro, pero sin noticia de las
cuestiones sobre la certeza, acaba de ver un monumento que deja en el
alma una impresion viva y duradera, el Escorial por ejemplo. Al
ponderar lo grato del recuerdo, suscitadle dudas sobre la existencia de
este en su espíritu, y su correspondencia, ya con el acto pasado de ver,
ya con el edificio visto; es bien seguro que si no piensa que os
chanceais, le desconcertaréis completamente haciéndole sospechar que
habeis perdido el juicio. Entre cosas tan diferentes como son: la
existencia actual del recuerdo, su correspondencia con el acto pasado
de ver, y la conveniencia de todo con el edificio visto, él no descubre
diferencia alguna. Para este caso no sabe mas que un niño de seis años:
«me acuerdo; lo vi; es tal como lo recuerdo:» hé aquí toda su ciencia;
nada de reflexion, nada de separacion, todo directo y simultáneo.
Haced las suposiciones que bien os parezcan, no sacaréis del comun de
los hombres, con respecto al sentido íntimo, mas que lo que habeis
sacado del recuerdo del Escorial: «es asi y no hay mas.» Aquí no hay
actos reflejos, la certeza acompaña al directo; y todas las reflexiones
filosóficas no son capaces de añadir un adarme de seguridad, á la que
nos da la fuerza misma de las cosas, el instinto de la naturaleza.
[26.] Ejemplo del testimonio de los sentidos.
Se presenta á nuestros ojos un objeto cualquiera, y si está á la
correspondiente distancia y con la luz suficiente, juzgamos luego de su
tamaño, figura y color; quedándonos muy seguros de la verdad de
nuestro juicio, aun cuando en nuestra vida no hayamos pensado en las
teorías de las sensaciones, ni en las relaciones de nuestros órganos entre
sí y con los objetos externos. Ningun acto reflejo acompaña la
formacion del juicio; todo se hace instintivamente, sin que intervengan
consideraciones filosóficas. Lo vemos y nada mas; esto nos basta para
la certeza. Solo despues de haber manejado los libros donde se ventilan
semejantes cuestiones, volvemos la atencion sobre nuestros actos; y
aun es de notar, que esta atencion dura, interin nos ocupamos del
análisis científico; pues en olvidándonos de esto, lo que sucede bien
pronto, entramos de nuevo en la corriente universal, y solo echamos
mano de la filosofía en casos muy contados.
Nótese que aquí se habla de la certeza del juicio formado á
consecuencia de la sensacion, solo en cuanto está ligado con los usos de
la vida, y de ninguna manera en lo tocante á su mayor ó menor
exactitud con respecto á la naturaleza de las cosas. Así, poco importa
que los colores por ejemplo, sean considerados como calidades
inherentes á los cuerpos, aun cuando esto sea ilusion; basta que el
juicio formado no altere en nada nuestras relaciones con los objetos,
sea cual fuere la teoría filosófica.
[27.] Ejemplo del sentido comun.
En presencia de un concurso numeroso, arrojad á la aventura en el
suelo un cajon de
Continue reading on your phone by scaning this QR Code
Tip: The current page has been bookmarked automatically. If you wish to continue reading later, just open the
Dertz Homepage, and click on the 'continue reading' link at the bottom of the page.