Filosofia Fundamental I-IV, Volumen 2 | Page 5

Jaime Balmes
se diria bien;
porque efectivamente no hay medio entre el sí y el nó; cualquier cosa es
ó no es; pero en la idea de espíritu entra mucho mas que simple
negacion de materia; entra la idea de un principio activo, inteligente y
libre.
[16.] Pero entonces, se dirá, ¿en qué consiste la naturaleza del alma del
bruto? y yo preguntaré, ¿en qué consiste la naturaleza de la mayor parte
de las cosas que se nos ofrecen? Esta naturaleza, ¿la conocemos en sí ó
en sus actos? Nuestra misma alma, ¿la vemos acaso intuitivamente?
¿por ventura no la conocemos por los actos de que tenemos conciencia?
pues bien; de un modo semejante conocemos el alma sensitiva por sus
actos, esto es, por el sentir; conocemos que no es materia, porque la
materia es incapaz de sensacion; y á la manera que de nuestra alma
sabemos que es un ser simple, principio activo dotado de inteligencia y
libertad, podremos decir que el alma de los brutos es un ser simple

dotado de la facultad de sentir y de instintos y apetitos en el órden
sensible.
Yo no sé lo que es este principio activo considerado en sí; pero sus
actos me le revelan como una fuerza superior á los cuerpos; como una
de tantas actividades que vivifican la naturaleza. Esa fuerza vivificante
la encuentro en una porcion de materia admirablemente organizada, y
cuya organizacion conspira á un fin que es el ejercicio armónico de las
facultades de ese viviente que llamamos animal; el no saber lo que es
esa fuerza en sí misma, no me impide el afirmar su existencia, ya que
los fenómenos me la revelan de una manera incontestable.
[17.] ¿Cuál será entonces el destino de esas almas ó de esas fuerzas
vitales, en destruyéndose la organizacion que ellas vivifican? ¿Se
reducirán á la nada ya que no pueden descomponerse por no constar de
partes? ¿continuarán existiendo, esperando que les toque el turno de
presidir á una nueva organizacion? Aquí hay varias cuestiones que es
bueno deslindar para examinarlas luego por separado.
Si el alma de los brutos no consta de partes, no puede perecer por
desorganizacion; no se desorganiza lo que no está organizado, y no lo
está lo que no tiene partes organizables.
De esto se infiere que el alma de los brutos no puede perecer por
corrupcion propiamente dicha, pues que así se ha de verificar de todo
ser que no esté compuesto de materia. No veo que bajo este aspecto
pueda ofrecerse ninguna dificultad; pero la cuestion no está resuelta
sino en su parte negativa, pues hasta aquí solo sabemos que el alma de
los brutos no se corrompe ó no muere por descomposicion; fáltanos
saber qué se hace de ella; ¿se anonada? ¿continúa existiendo? y en tal
caso, ¿de qué manera? Estas son cuestiones diferentes.
Ante todo conviene advertir que aquí caben conjeturas, mas bien sobre
la posibilidad que sobre la realidad; la filosofía puede hacernos
columbrar lo que puede haber, mas nó lo que hay; pues la realidad no
puede sernos conocida sin la experiencia, y esta nos falta en el caso
presente. En buena filosofía, cuando se pregunta lo que hay en este
punto, la mejor respuesta es: no lo sé; cuando se pregunta qué es lo que
puede haber, entonces entra el raciocinio fundado en los principios
generales, y muy particularmente en la analogía.
[18.] Suele decirse que nada se aniquila; esta proposicion ha menester
explicaciones. ¿Qué significa aniquilarse? dejar de ser, sin que reste

nada de lo que antes habia; si se desorganiza un cuerpo, deja de ser
como cuerpo organizado, pero la materia resta; no hay pues
aniquilamiento. ¿Es verdad que nada se aniquila? Segun algunos, es
preciso distinguir entre sustancias y accidentes; como estos últimos son
una especie de seres incompletos, no hay inconveniente en que dejen de
ser sin que reste nada de ellos, pero en esa desaparicion no habrá
aniquilamiento propiamente dicho: así vemos que las cosas se
transforman continuamente, es decir, que padecen una sucesion de
accidentes, los cuales dejan de existir cuando la cosa deja de ser
modificada de la manera respectiva. En cuanto á las sustancias, si
dejasen de ser habria verdadero aniquilamiento; pero esto no se verifica
porque ninguna sustancia se aniquila. Así piensan algunos; ignoro lo
que hay de verdad en este sistema, pues no sé cual es el fundamento
sólido en que puede estribar. Si hay una sustancia destinada á un objeto,
en cesando este ¿por qué no podria aniquilarse? Un ser criado, necesita
continuamente de la accion conservadora del Ser criador; por lo cual se
dice que la conservacion es una creacion continua; cuando cese el
objeto á que se destina la sustancia criada, qué inconveniente habrá en
que se aniquile? No veo que esto repugne ni á la sabiduría ni
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