enga?o de la fantas��a, sino verdad que se hab��a venido a los o��dos, dijo con desgarro y adem��n de estudiante valiente:
--?Qui��n diablos suspira aqu��?, respondi��ndole al mismo tiempo una voz entre humana y estranjera:
--Yo soy, se?or Licenciado, que estoy en esta redoma, adonde me tiene preso ese astr��logo que vive ah�� abajo, porque tambi��n tiene su punta de la m��gica negra[84], y es mi alcaide dos a?os habr��.
--Luego ?familiar eres?--dijo el Estudiante[85].
--Harto me holgara yo--respondieron[86] de la redoma--que entrara uno de la Santa Inquisici��n, para que, meti��ndole a ��l en otra de cal y canto, me sacara a m�� desta jaula de papagayos de piedra azufre. Pero t�� has llegado a tiempo que me puedes rescatar, porque este a cuyos conjuros estoy asistiendo me tiene ocioso, sin emplearme en nada, siendo yo el esp��ritu m��s travieso del infierno.
Don Cleof��s, espumando valor, prerrogativa de estudiante de Alcal��, le dijo:
--?Eres demonio plebeyo, u de los de nombre?
--Y de gran nombre--le repiti�� el vidro endemoniado--, y el m��s celebrado en entrambos mundos.
--?Eres Lucifer?--le repiti�� don Cleof��s.
--��se es demonio de due?as y escuderos--le respondi�� la voz.
--?Eres Satan��s?--prosigui�� el Estudiante.
--��se es demonio de sastres y carniceros--volvi�� la voz a repetille.
--?Eres Berceb��?--volvi�� a preguntalle don Cleof��s.
Y la voz a respondelle:
--��se es demonio de tahures, amancebados y carreteros.
--?Eres Barrab��s[87], Belial, Astarot?--finalmente le dijo el Estudiante.
--Esos son demonios de mayores ocupaciones--le respondi�� la voz--: demonio m��s por menudo soy, aunque me meto en todo: yo soy las pulgas del infierno, la chisme[88], el enredo, la usura, la mohatra; yo truje al mundo la zarabanda[89], el d��ligo[90], la chacona[91], el bullicuzcuz[92], las cosquillas de la capona[93], el guiriguirigay, el zambapalo, la mariona, el avilipinti, el pollo, la carreter��a, el hermano Bartolo, el carca?al, el guineo, el color��n colorado[94]; yo invent�� las pandorgas[95]; las j��caras[96], las papalatas[97], los comos[98], las mortecinas[99], los t��teres[100], los volatines[101], los saltambancos[102], los maesecorales[103], y, al fin, yo me llamo el Diablo Cojuelo.
--Con decir eso--dijo el Estudiante--hubi��ramos ahorrado lo dem��s: vuesa merced me conozca por su servidor; que hay muchos d��as que le deseaba conocer. Pero, ?no me dir��, se?or Diablo Cojuelo, por qu�� le pusieron este nombre, a diferencia de los dem��s, habiendo todos ca��do desde tan alto, que pudieran quedar todos de la misma suerte y con el mismo apellido[104]?
--Yo, se?or don Cleof��s Leandro P��rez Zambullo, que ya le s�� el suyo, o los suyos--dijo el Cojuelo--, porque hemos sido vecinos por esa dama que galanteaba y por quien le ha corrido la justicia esta noche, y de quien despu��s le contar�� maravillas, me llamo desta manera porque fu�� el primero de los que se levantaron en el rebeli��n[105] celestial, y de los que cayeron y todo[106]; y como los dem��s dieron sobre mi, me estropearon, y ans��, qued�� m��s que todos se?alado de la mano de Dios y de los pies de todos los diablos, y con este sobrenombre; mas no por eso menos ��gil para todas las facciones que se ofrecen en los pa��ses bajos, en cuyas impresas nunca me he quedado atr��s, antes me he adelantado a todos; que, camino del infierno, tanto anda el cojo como el viento[107]; aunque nunca he estado m��s sin reputaci��n que ahora en poder deste vinagre, a quien por trato[108] me entregaron mis propios compa?eros, porque los tra��a al retortero a todos[109], como dice el refr��n de Castilla, y cada momento a los m��s agudos les daba gato por demonio. S��came deste Argel de vidro; que yo te pagar�� el rescate en muchos gustos, a fe de demonio, porque me precio de amigo de mi amigo, con mis tachas buenas y malas[110].
--?C��mo quieres--dijo don Cleof��s mudando la cortes��a[111] con la familiaridad de la conversaci��n--que yo haga lo que t�� no puedes siendo demonio tan ma?oso?
--A m�� no me es concedido--dijo el Esp��ritu--, y a ti s��, por ser hombre con el privilegio del baptismo y libre del poder de los conjuros, con quien han hecho pacto los pr��ncipes de la Guinea infernal[112]. Toma un cuadrante de esos y haz pedazos esta redoma; que luego en derram��ndome me ver��s visible y palpable.
No fu�� escrupuloso ni perezoso don Cleof��s, y ejecutando lo que el Esp��ritu le dijo, hizo con el instrumento astron��mico jigote[113] del vaso, inundando la mesa sobredicha de un licor turbio, escabeche en que se conservaba el tal Diablillo; y volviendo los ojos al suelo, vi�� en ��l un hombrecillo de peque?a estatura, afirmado en dos muletas[114], sembrado de chichones mayores de marca[115], calabacino de testa y badea de cogote, chato de narices, la boca formidable y apuntalada en dos colmillos solos, que no ten��an m��s muela ni diente los desiertos de las enc��as, erizados los bigotes como si hubiera barbado en Hircania[116]; los pelos de su nacimiento, ralos, uno aqu�� y otro all��[117], a fuer de los esp��rragos, legumbre[118] tan enemiga de la
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