noche, y registrar la tierra: pero hallaron que no hay tal bahia, antes bien es toda la costa seguida, y corre al sud-oeste, y un cuarto al sur. A las nueve de la noche, el viento por el sud-oeste levant�� grande marejada: corrido con la mayor y el trinquete al sud-este; poco despues se quedaron con el trinquete solo, y parando el temporal, corrieron �� palo seco la vuelta del nord-este, habiendo cerrado los escotillones, y asegurado con varias trincas y llaves el navio, corriendo as�� toda la noche que fu�� muy trabajosa.
Domingo 16, corrieron �� palo seco hasta las dos de la tarde. En toda la noche precedente, y parte de este dia, eran tan r��cios los golpes del mar, que entraban por una y otra banda del navio, llen��ndose todo de agua. Los sacos, cajas y arcas rodaban de parte �� parte, y algunos caian sobre la gente, sin poder nadie sosegar ni parados ni sentados, ni aun echados. Sobre todo, les molestaba la afliccion del est��mago; y congoja de corazon con tanto golpe y desasosiego; y el segundo piloto, D. Basilio Ramirez, mientras atendia �� la maniobra, se di�� un golpe tal que le qued�� el rostro muy mal herido. Nuestros Jesuitas, teniendo mucho que ofrecer �� Dios en estos lances, como menos acostumbrados, hallaban alivio en acordarse de los peligros y naufragios que San Pablo y San Francisco Xavier, patron del viage, padecieron en la misma demanda de la conversion de los infieles, y con esto mismo procuraban consolar �� toda la gente. Calmando el viento �� las dos de la tarde, di�� lugar �� largar la mayor y el trinquete, y se hallaron en 50 grados, 11 minutos de latitud, y por la estima, en 311 grados y 3 minutos de longitud.
L��nes 17, con dia sereno tuvieron la sierra del rio de Santa Cruz al oeste, �� seis leguas de distancia, y por la tarde navegaron bordeando la costa de una grande ensenada, que en forma de media luna se extiende desde el rio de Santa Cruz hasta cerca de la ensenada de San Pedro: toda ella es tierra alta y ��rida sin ��rboles.
Martes 18 de Enero, acabaron de correr dicha ensenada, y �� las seis de la ma?ana descubrieron una entrada, que creyeron fuese la boca de algun rio: yendo h��cia all��, advirtieron que la dicha entrada estaba llena de bajos en que reventaban las olas, y por hallarse en solo cinco brazas de agua, dieron fondo con una ancla, y sali�� el primer piloto D. Diego Varela en la lancha �� sondar, para poder sacar el navio �� franqu��a: y hecha se?a, se levaron, siguiendo la costa en demanda del rio de Gallegos que esperaban hallar mas al sur. Hall��ronse �� medio dia en 51 grados y 10 minutos, y en 308 grados y 40 minutos de longitud.
Mi��rcoles 19, se levaron �� las cinco y media, y navegaron siguiendo la costa hasta un cabo de barrera alta, en cuya punta sale al mar una restinga que hace bajo, y en esa se hallaron en 6 brazas. Un poco mas al sur de dicha punta descubrieron una boca grande, y dando fondo, sali�� el piloto Varela �� registrar si era el rio de Santa Cruz, �� el rio de Gallegos, �� algun otro puerto: que volvi�� al anochecer, sin haber hallado entrada por la parte en que estaban ancorados; que la entrada se descubria, por la costa del sur, y era necesario montar una punta de un bajo largo, en el cual reventaba el mar. En la playa hall�� una ballena muerta, y vieron muchas huellas de animales, y hallaron parte del campo recien quemado, de donde concibieron esperanzas de hallar al dia siguiente algun puerto y rancherias de indios.
Jueves, 20, se levaron �� las cinco para acercarse �� la boca del rio, en que dieron fondo en seis brazas de agua, �� las diez y media. Sali�� �� sondar el piloto Varela en lancha, por el medio y por la costa del sur; y volvi�� �� las cinco de la tarde, con noticia de que no habia entrada para el navio, y estaba en 52 grados y 23 minutos de latitud. La marea crece all�� mucho, y habiendo dado fondo en seis brazas, como dije, se hallaron poco despues en solas tres. Comenz�� �� crecer �� las tres de la tarde. Habiendo reconocido que toda la costa, h��cia el cabo de las V��rgenes, es tierra baja que corre al sur-sud-oeste; y juzgando por otra parte, que no era conforme �� las reales ��rdenes de Su Magestad navegar aquellas como catorce leguas que faltaban al estrecho de Magallanes; as�� porque los derroteros de antiguos y modernos no se?alan puerto, ni rio alguno en aquel espacio, como porque en la boca del Estrecho tampoco le
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