Diario de un viage a la costa de la mar Magallanica | Page 5

P. Pedro Lozano
Olivares; y si hubiere una �� dos naves, se pueden meter entre la isla de los P��jaros y la tierra firme. Aunque hay en este puerto algunas r��fagas de viento fuerte, que se cuela por medio de los cerros, no incomoda las naves, ni levanta marejada. Las mareas corren con grande ��mpetu �� cinco �� seis millas por hora, medidas con la corredera. Observaron que en el plenilunio, la marea comienza �� crecer �� las siete y cuarto. Entre creciente y menguante, parece se lleva 12 y 3 cuartos de hora. Los navios que hubieren de entrar, pueden esperar al abrigo de la isla de los Reyes el viento favorable, y entrar cuando la marea est�� sin fuerza, llevando en el tope algunos de los pilotos que avise para el gobierno del timon: que de esta suerte entr�� ahora con felicidad este navio de San Antonio. La isla de los Reyes, que tendr�� de largo una legua, est�� al este-sueste de la boca del puerto; y as�� esta como todas las otras islas, escollos, &c. que hay en este puerto, anot�� puntualmente el Padre Quiroga en un mapa muy exacto que ha formado. La latitud del Puerto Deseado es de 47 grados y 44 minutos. Su longitud de Tenerife 313 grados y 16 minutos: 12 grados y 44 minutos al oeste de la isla de los Lobos, desde la cual llevaba el Padre Quiroga, y los demas pilotos, la cuenta para su gobierno.
El martes 11 de Enero, se levaron con el nor-oeste, y salieron con el trinquete, y velacho. A las doce y media del dia desembocaron, y metieron �� bordo la lancha; y desde aqu�� fueron costeando la isla de los Reyes hasta las seis de la tarde, que estuvieron este-oeste con ella, y teniendo ya el viento por el sud-este, navegaron al sur sud-este. Mi��rcoles y jueves siguiente, navegaron en busca del famoso puerto de San Julian, y vieron que desde los 48 grados y 48 minutos de latitud, hasta los 48 grados y 52 minutos, hace el mar una ensenada, y hay una islita peque?a con otro escollito al oeste, que dista de la tierra dos leguas y media. La costa en este parage corre al sud-oeste, y al sud-oeste cuarta al sur. La tierra es alta, aunque en la costa del mar hace playazo. No se descubre en toda ella arboleda, ni amenidad alguna; solamente registra la vista cordilleras y cerros escampados, y todo seco �� infruct��fero. A las siete y media de la tarde avisaron los pilotos que habian subido �� registrar la costa desde la gavia mayor, que habia por la proa se?al de bajos, y echando al punto la sonda, se hallaron con quince brazas de fondo de cascajo; y calmando el viento, dieron fondo en veinte brazas, y pasaron la noche sobre una ��ncora.
Viernes 14, se levaron �� las cinco de la ma?ana, y navegaron al sueste para salir de los bajos, y se hallaron en solas seis brazas de agua, en un placer largo que hacen los bajos h��cia el nord-este: desc��brense �� poco mas de una milla de distancia, lejos de la tierra firme como dos leguas y media, y el placer sale como una legua; estan en 48 grados y 56 minutos de latitud, y la costa corre all�� al sud-oeste un cuarto al sur, y al sur-sud-oeste. A las tres de la tarde, les entr�� una turbonada por el sud-oeste, que hubieron de aferrar las velas, viendo �� la misma hora en una nube negra una manga de agua, que se levantaba �� lo alto como un cerro. Corrida la costa hasta 49 grados y 15 minutos, no pudieron dar con la entrada del puerto de San Julian, por lo cual hicieron juicio que estaria en menor altura de la que le marcan las cartas; y favorecidos del viento para navegar h��cia el estrecho de Magallanes, determinaron correr lo restante de la costa y dejar para la vuelta la entrada en San Julian. La br��jula vari�� 19 grados.
S��bado 15, corrieron al sud-oeste, con nord-este, y desde 49 grados y 18 minutos corre la costa al sud-oeste, que es limpia y seguida, y la tierra baja y rasa; y en toda la costa hace una barrera alta, que parece una muralla, sin verse en toda ella un ��rbol. A las tres de la tarde, tuvieron por el sud-oeste el cerro del rio de Santa Cruz, que es una punta de tierra alta, toda ��rida, con un mogote alto �� la punta. A las cinco estuvieron este-oeste, con dicho cerro, en catorce brazas de fondo de cascajo, �� poco mas de dos millas de la tierra. Por haber visto en algunas cartas marcada una bahia al sur del morro de Santa In��s, fueron en su demanda para dar fondo esta
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