Diario de un viage a la costa de la mar Magallanica

P. Pedro Lozano


Diario de un viage a la costa de la mar Magallanica

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Title: Diario de un viage a la costa de la mar Magallanica
Author: P. Pedro Lozano
Release Date: April 30, 2006 [EBook #18289]
Language: Spanish
Character set encoding: ISO-8859-1
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DIARIO DE UN VIAGE A LA COSTA DE LA MAR MAGALLANICA
EN 1745,
DESDE BUENOS AIRES
Hasta el Estrecho de Magallanes;
FORMADO
SOBRE LAS OBSERVACIONES DE LOS PP. CARDIEL Y QUIROGA,
POR EL
P. PEDRO LOZANO.
BUENOS-AIRES.
IMPRENTA DEL ESTADO,
1836.
* * * * *

ADVERTENCIA DEL EDITOR.
El viage que en 1745 emprendieron por ��rden de la Corte de Espa?a los PP. Quiroga y Cardiel de la Compa?��a de Jesus, no tuvo mas objeto, que se?alar un punto favorable al establecimiento de una poblacion. El que parecia mas indicado era la bahia de San Julian, y fu�� precisamente el que se reconoci�� menos propio para fomentarla:--tierra est��ril, pobre de caza, de combustibles, y hasta de agua potable. Los mismos indios se retraian de habitarla y solo la visitaban para hacer sus provisiones de sal, que es lo ��nico de que abunda.
Estos Jesuitas notaron muchos errores en la descripcion que hizo Anson de aquellos parages, y negaron que desaguase en la bahia un gran rio, de que hacia mencion este viagero. Hasta en la latitud hallaron inexactos sus c��lculos, cuya rectificacion prevaleci�� en los nuevos derroteros.
En este viage cient��fico despleg�� un gran valor el jesuita Cardiel, y los detalles que d�� el P. Lozano sobre una excursion de este animoso misionero en el interior de la bahia, forman un trozo que no es posible leer sin emocion.--"Cuando iban por la campa?a sin camino, dice el redactor del viage, marchaba el Padre en medio, y los demas extendidos en ala �� lo largo; y cuando por senda de indios (que la tuvieron muchas leguas) iba el Padre el primero, atemperando al paso de los menos fuertes, para que no les hiciesen caminar mas de lo que podian. Llevaba al pecho un crucifijo de bronce, y en la mano un b��culo, grabada en ��l una cruz."--Estos pocos renglones son dignos de figurar en las p��ginas del Genio del Cristianismo del Sr. de Chateaubriand.
La publicacion que hacemos de este diario no es mas que una reimpresion del que di�� �� luz el Padre Charlevoix en su Historia del Paraguay, de donde lo sac�� Prevost para su voluminosa Historia de los viages. El m��rito de esta obra, y el deseo de completar en lo posible la s��rie de los trabajos emprendidos en tiempo del r��gimen colonial para perfeccionar la topografia del antiguo vireynato de Buenos Aires, nos ha inducido �� darle un lugar en la presente coleccion.
Buenos Aires, 26 de Enero de 1836.
PEDRO DE ANGELIS
* * * * *

DIARIO
De un viage �� la costa de la mar magall��nica, &c.
Embarc��ronse por fin �� 5 de Diciembre de 1745, y el l��nes 6 �� las diez horas de dia, habiendo disparado la pieza de leva, se hicieron �� la vela en nombre de Dios, con viento fresco, y salieron �� ponerse en franqu��a en el amarradero, que dista tres leguas de Buenos Aires. De all�� salieron martes, �� las nueve y media de la ma?ana, y con distar Montevideo solas cincuenta leguas de Buenos Aires, no pudieron tomar su puerto hasta el l��nes 13, que �� las once y media del dia dieron fondo en medio de su ensenada. All��, entre la gente de aquel presidio, se eligieron los veinte y cinco soldados, que se habian de embarcar, �� cargo del alferez D. Salvador Martin de Olmo: porque, aunque deseaba el Se?or Gobernador de Buenos Aires, que fuese mayor el n��mero de los soldados, y habia otros muchos que se ofrecian voluntariamente �� esta expedicion, no fu�� posible aumentar el n��mero, por no permitirlo el buque del navichuelo. El comandante de Montevideo, D. Domingo Santos Uriarte, vizcaino, egecut�� cuanto estuvo de su parte para el avio de la gente y de los misioneros, con la presteza posible. Con que el dia 16 de Diciembre estuvo el navio ya pronto �� salir; pero por calmar el nord-nord-este, y soplar el sud-este, no se pudieron hacer �� la vela hasta el viernes 17 �� las cuatro y media de la ma?ana, con nord-nord-este y norte.
La niebla densa casi no les permitia descubrir la tierra, y no se adelgaz�� hasta las seis y media de la tarde, pasando sin ver la isla de Flores.
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