Diario de la navegacion empredida en 1781 | Page 6

Basilio Villarino
me
proporcione de dia esta navegacion, y que lo pueda resistir una
embarcacion menor como es la chalupa que llevo conmigo sin
exponerla á zozobrar; y que la mar sea á propósito, para que así mismo
la pueda resistir, y otras infinitas circunstancias que me es
indispensable atender, como conocen los inteligentes en la navegacion:
y únicamente el asegurar las comisiones que se me han encargado
pudieron á veces detenerme algunos dias fondeado en la boca, pero no
los vientos contrarios ni aun las noches, pues he entrado y salido por la
barra, sin que uno ni otro me sirviese de estorbo aun antes de descubrir
esta canal: pero ahora descubierta, es mucho mas fácil esta navegacion,
por lo que se hace preciso que se hagan prácticos en ella todos los que
navegan al Rio Negro.
Los vientos que regularmente detienen en la boca de este rio á los que
van á salir de él para Buenos Aires, son del tercer cuadrante, y estos
son contrarios hasta salir de la barra por la canal del S: pero en saliendo

de ella, todos son vientos largos para hacer esta navegacion. Por la
canal del N son favorables, pues esta corre con la boca del rio ENE y
OSO; y en esta inteligencia, los que mas detenian las embarcaciones
antes que se descubriese, son ahora los mas favorables.
Del mismo modo, los vientos que tenian las embarcaciones fondeadas á
fuera de la barra, tan expuestas á perderse cuando venian á entrar, eran
del primer cuadrante y del cuarto: esto es, desde el ENE hasta el NO,
los cuales son asimismo favorables por la expresada canal.
Unicamente solo un temporal, ó los vientos del segundo cuadrante,
pueden detener los barcos que salen de Rio Negro para Buenos Aires,
fondeados en la boca, por ser estos contrarios á esta navegacion y
travesías á la costa; pero la entrada no la pueden estorbar á los
inteligentes en las dos canales del S y del N, (á no ser un temporal
desecho, que no pueda aguantar) ninguna especie de vientos, sea donde
se fuere.
DIA 4 DE MAYO.
A las siete y media de la mañana metí el bote á bordo, y á las ocho y
cuarto me hice á la vela con viento ONO medianamente fresco. A las
ocho y media estaba á distancia de 100 varas de la punta del N del rio,
y seguí gobernando al ENE, á pasar por la canal del N. A las nueve
estaba en la menor agua, que fué de dos brazas, y demarqué la punta
del N del rio al OSO, distancia de cuatro millas, y seguí á dicho rumbo
hasta las nueve y media que goberné al NE, siempre barajando la costa
á distancia de media legua, y lo mas separado de ella fué una legua. A
las 11 se llamó el viento al S recio, por lo que me fué preciso acortar de
vela por esperar la chalupa, y llevarla siempre á mi costado para
socorrerla en caso de que no pudiese aguantar. A la una y tres cuartos
entré en los bajos de Punta Rubia, sobre los cuales pensé largase la
quilla esta embarcacion; pero, ya barándo, ya saliendo, estuve hasta las
dos, que doblé la dicha punta y salimos á mas agua, y á este tiempo
metí en vuelta del ONO, barajando la costa á distancia de un cable. A
las cuatro de la tarde me hallé entre la Isla de las Gamas y tierra firme,
en tres brazas de agua, y dí fondo en este sitio por ser abrigado, á fin de
hacer aquí algunos reconocimientos. A las cuatro y media eché el bote
al agua, y fuí á reconocer el brazo de mar que entra entre la tierra firme
y la Península de los Jabalies, por haberme parecido desde el tope
laguna. Habiendo llegado á él, probé el agua salada, y por ser ya de

noche me volvi á bordo: en este intermedio hice tender la red á los
marineros, y se pescaron algunos pejereyes y bacalaos.
DIA 5.
Amaneció con el viento ONO: duró sin que permitiese hacer diligencia
alguna, ni salir de á bordo.
DIA 6.
Salí de mañana á reconocer la tierra, y mandé la chalupa á que
reconociese una isla que está á la parte del N: todo el dia estuve en
tierra y reconocí los dos arroyos, que llevan los nombres de _Arroyo
Hondo y Arroyo Chico_: en el primero hallé cuatro brazas de agua en
pleamar, cuyo fondo sigue una milla, arroyo arriba, y es excelente para
estar fondeadas dentro de él embarcaciones, pues no puede haber
temporales que las incomoden: el segundo es menos hondable, mas
angosto y de menos caudal. La tierra es arenisca y sin leña, pero no
falta pasto: su calidad es mejor
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