Diario de la navegacion empredida en 1781 | Page 3

Basilio Villarino
avenidas, que los indios
dicen ser periódicas en los veranos, y que cubren dos y hasta tres leguas
por cada lado. La planicie del terreno favorece estos riegos naturales,
que serán con el tiempo un manantial de riqueza para los que vengan á
explotarlo.
"Estos parages abundan de perdices, palomas, avutardas, patos, lievres,
venados, etc."
Ningun provecho sacó la Corte de Madrid de estos reconocimientos: la
apatia era su estado habitual, y solo cuando recelaba un rompimiento
con alguna potencia europea, se despertaba de su letargo para ordenar
que se explorasen las costas del sud, no con el objeto de poblarlas, sino
para desalojar á los extrangeros. En el gobierno del Virey Melo, los
cuidados de la lucha en que España se hallaba empeñada con la

República Francesa, hicieron registrar dos veces la Bahia de Todos los
Santos, la Anegada, y la boca del Rio Colorado, donde se sospechaba
que se ocultasen subditos de aquella nacion. Una de estas expediciones
salió del Rio Negro en el verano de 1794, á las órdenes del capitan de
fragata D. Juan Gutierrez de la Concha, que, despues de haber
acompañado al ilustre y desgraciado Malespina, se detuvo en
Montevideo para hacer un mas prolijo reconocimiento de los puertos de
la costa patagónica: la otra fué encomendada á D. José de la Peña, el
piloto el mas experto en la hidrografia de aquel litoral. El diario de
Concha se ha sustraido hasta ahora á nuestras indagaciones, y
recelamos que el fin desastroso[11] de este oficial, haya ocasionado la
pérdida de sus papeles: el diario de Peña nada adelanta á lo que
sabemos del Rio Colorado, habiéndose ocupado mas especialmente de
reconocer las bahias adyacentes.
En 1822 todos estos parages fueron explorados, de órden del gobierno,
por el Coronel Cramer, en cuyo informe hallamos las siguientes
noticias del Colorado. "De la Bahia de Todos los Santos pasé á la de la
Union. Las canales que conducen de una á otra tienen poco fondo, y
solo las chalupas pueden atravesarlas: reconocí al pasar la Isla Larga y
la de Borda; pero una y otra ofrecen muy pocos recursos.
"La Bahia de la Union, ademas de prometer las mismas ventajas que la
de Todos los Santos para la pesca, tiene tambien mejores fondeaderos:
la canal para entrar es bastante ancha, con cinco brazas de agua en
bajamar.
"El rio Colorado desemboca en esta bahia por dos canales: la una chica,
y la otra grande. A la pleamar las chalupas pueden pasar por la primera;
la segunda tiene tres brazas de agua casi en toda la extension, de modo
que los buques pueden fondear en este brazo con la mayor seguridad.
"Creo que en toda la costa no hay un punto que ofrezca las ventajas de
esta bahia: porque, á mas de ser bastante abrigada, á pesar de su grande
extension, es tambien el único paso para llegar al Colorado, por ser las
bocas de afuera de esto rio casi siempre impracticables, aun para las
embarcaciones pequeñas.
"Entré en el Colorado por la canal chica: este rio se divide en una
porcion de brazos, que forman otras tantas islas, pero todas anegadizas
y pantanosas. La corriente baja con mucha fuerza, y trae tanta arena
que las canales se obstruyen. Al salir de este rio para seguir la costa

hacia el norte, hallamos tan poca agua que varamos con una canoa
chica. Como á nueve leguas del Colorado encontre la Bahia de
Brightman, etc."
Desde entonces no se oyó hablar mas del Colorado, hasta la campaña
de 1833, en que el Sr. General Rosas, cuyo cuartel general ocupaba las
márgenes de este rio, ordenó que se emprendiese su reconocimiento.
Mientras la goleta San Martin penetraba por la boca del rio, dos botes,
que se construian en las inmediaciones del campamento, debian seguir
los movimientos de la division Ramos, para elevarse hasta donde les
era posible hacerlo. La San Martin muy cargada, y calando nueve
cuartas, pasó por la barra, y el 27 de Julio fondeó á dos cuadras del
campamento, que, segun las observaciones del astrónomo del ejército,
se hallaba en los 39° 37' 58" 5"' de latitud, y á los 64° 53' 55" 30"' de
longitud, al oeste del meridiano de Paris.
La boca del Colorado, que Villarino colocó en los 39° 57,' y el capitan
Morell[12] en los 39° 49', segun el capitan Bathurst, yace en los 39° 55'.
Sus demás observaciones se hallan en el parte que insertamos á
continuacion de este discurso.
"El rio Colorado, segun se colige del diario del Ejército[13], corre
sobre arena, y tiene de ciento á docientas varas de ancho. Solo dá paso
en el invierno, pues en verano está siempre lleno y muy profundo: los
indios lo pasan en balsas de sauce. Sus costas son poco barrancosas, y
pobladas en lo general
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