han encargado pudieron á veces detenerme algunos dias fondeado en la boca, pero no los vientos contrarios ni aun las noches, pues he entrado y salido por la barra, sin que uno ni otro me sirviese de estorbo aun antes de descubrir esta canal: pero ahora descubierta, es mucho mas fácil esta navegacion, por lo que se hace preciso que se hagan prácticos en ella todos los que navegan al Rio Negro.
Los vientos que regularmente detienen en la boca de este rio á los que van á salir de él para Buenos Aires, son del tercer cuadrante, y estos son contrarios hasta salir de la barra por la canal del S: pero en saliendo de ella, todos son vientos largos para hacer esta navegacion. Por la canal del N son favorables, pues esta corre con la boca del rio ENE y OSO; y en esta inteligencia, los que mas detenian las embarcaciones antes que se descubriese, son ahora los mas favorables.
Del mismo modo, los vientos que tenian las embarcaciones fondeadas á fuera de la barra, tan expuestas á perderse cuando venian á entrar, eran del primer cuadrante y del cuarto: esto es, desde el ENE hasta el NO, los cuales son asimismo favorables por la expresada canal.
Unicamente solo un temporal, ó los vientos del segundo cuadrante, pueden detener los barcos que salen de Rio Negro para Buenos Aires, fondeados en la boca, por ser estos contrarios á esta navegacion y travesías á la costa; pero la entrada no la pueden estorbar á los inteligentes en las dos canales del S y del N, (á no ser un temporal desecho, que no pueda aguantar) ninguna especie de vientos, sea donde se fuere.
DIA 4 DE MAYO.
A las siete y media de la ma?ana metí el bote á bordo, y á las ocho y cuarto me hice á la vela con viento ONO medianamente fresco. A las ocho y media estaba á distancia de 100 varas de la punta del N del rio, y seguí gobernando al ENE, á pasar por la canal del N. A las nueve estaba en la menor agua, que fué de dos brazas, y demarqué la punta del N del rio al OSO, distancia de cuatro millas, y seguí á dicho rumbo hasta las nueve y media que goberné al NE, siempre barajando la costa á distancia de media legua, y lo mas separado de ella fué una legua. A las 11 se llamó el viento al S recio, por lo que me fué preciso acortar de vela por esperar la chalupa, y llevarla siempre á mi costado para socorrerla en caso de que no pudiese aguantar. A la una y tres cuartos entré en los bajos de Punta Rubia, sobre los cuales pensé largase la quilla esta embarcacion; pero, ya barándo, ya saliendo, estuve hasta las dos, que doblé la dicha punta y salimos á mas agua, y á este tiempo metí en vuelta del ONO, barajando la costa á distancia de un cable. A las cuatro de la tarde me hallé entre la Isla de las Gamas y tierra firme, en tres brazas de agua, y dí fondo en este sitio por ser abrigado, á fin de hacer aquí algunos reconocimientos. A las cuatro y media eché el bote al agua, y fuí á reconocer el brazo de mar que entra entre la tierra firme y la Península de los Jabalies, por haberme parecido desde el tope laguna. Habiendo llegado á él, probé el agua salada, y por ser ya de noche me volvi á bordo: en este intermedio hice tender la red á los marineros, y se pescaron algunos pejereyes y bacalaos.
DIA 5.
Amaneció con el viento ONO: duró sin que permitiese hacer diligencia alguna, ni salir de á bordo.
DIA 6.
Salí de ma?ana á reconocer la tierra, y mandé la chalupa á que reconociese una isla que está á la parte del N: todo el dia estuve en tierra y reconocí los dos arroyos, que llevan los nombres de _Arroyo Hondo y Arroyo Chico_: en el primero hallé cuatro brazas de agua en pleamar, cuyo fondo sigue una milla, arroyo arriba, y es excelente para estar fondeadas dentro de él embarcaciones, pues no puede haber temporales que las incomoden: el segundo es menos hondable, mas angosto y de menos caudal. La tierra es arenisca y sin le?a, pero no falta pasto: su calidad es mejor que la del Rio Negro, exceptuando la llanura de este á donde lo ba?an las corrientes; hallé rastro fresco de caballos silvestres, como de 70 animales, y abunda de perdices, leones, jabalies y liebres. Se tendió la red y se pescaron pejereyes, sollas y bacalao, pero poco. Al anochecer volví á bordo.
DIA 7.
Al amanecer bajé á tierra á reconocer el campo, á fin de hallar agua dulce, observando la latitud, y
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