tiempo atravesar embarcaciones desde Cuyab�� al rio Paraguay, sin bajar �� los Porrudos: pero en tiempo de seca quedan reducidos los rios Cuyab�� y Paraguay �� sus canales estrechas y profundas. Y aunque en el espacio intermedio quedan muchas lagunas, �� no queda comunicacion, �� no se ha descubierto hasta ahora, por donde se pueda atravesar en derechura de un rio al otro. Por lo cual, para navegar en tiempo de seca desde Cuyab�� al Xaur��, y pasar �� Mattogroso, se hallan los portugueses necesitados �� dar una grande vuelta, bajando al rio de los Porrudos, y por este al rio Paraguay, por el cual vuelven �� subir mas de sesenta leguas hasta la boca del Xaur��.
Por la parte del oriente tiene Cuyab�� muchas tierras habitadas solamente de indios infieles: y aunque hay camino para ir por esta parte al Brasil, es camino largu��simo, muy trabajoso y espuesto �� los asaltos de los b��rbaros y de los negros alzados. Por estas causas pocos son los portugueses que emprenden el viage por tierra. La grande distancia del Brasil, y lo trabajoso del camino hacen que los caballos y mulas en Cuyab�� se vendan �� precio muy subido: pues se vende un caballo ordinario en cien pesos, y una mula en docientos.
Por el occidente, desde Cuyab�� �� Mattogroso, se estienden algunas monta?as, que son ramos de la gran cordillera �� serran��a de que hablamos antes. Los portugueses abrieron camino por estas monta?as, para tener comunicacion con los de Mattogroso: pero es camino trabajoso, y solamente para gente de �� pi�� acostumbrada al temperamento poco saludable de aquel clima.
La ciudad de Cuyab�� no tiene muralla, ni artiller��a, ni fortificacion alguna; porque con los anegadizos de los Xarayes, y con la suma negligencia de los espa?oles, se juzgan bastante defendidos. Solamente para la guardia del Capitan General, y para defensa de los indios infieles, mantienen una compa?��a de soldados pagados �� quince pesos por mes. De estos se hacen varias reparticiones. Doce en dos presidios �� la frontera de los infieles: otros doce en una canoa de guerra que sirve para escoltar las canoas que navegan �� San Pablo: y los restantes, hasta veinte, quedan en Cuyab��, y son toda la defensa de la ciudad.
El n��mero de habitantes de todas castas llegar��n �� cinco mil personas, de las cuales solo un corto n��mero son libres: los demas, �� son esclavos, �� tenidos y tratados como tales; porque �� excepcion de poco mas de doscientas personas que se hallar��n de gente blanca, las demas, muchas son negros y mulatos, y muchos indios mestizos, que son tratados de los portugueses como si fueran esclavos: pues, aunque por ordenanza real solamente �� los Payagu��s y �� los de otra nacion pueden hacer esclavos, pero en aquellas partes se sirven los portugueses de cualesquiera indios que puedan coger, y los tienen en esclavitud. Los indios mas inmediatos �� Cuyab�� por el norte son los Paresis y los Barbudos: estos nunca se rinden �� los portugueses, porque �� han de vencer, �� han de quedar muertos en la refriega. Por el nord-este estan los Indios Bororos: estos tienen la simpleza de que, aprisionada por los portugueses alguna india de su nacion, luego se vienen los parientes inmediatos �� entregar y servir al portugues que la tiene en su casa. Por el sur, pasados los anegadizos, estan los Mbay��s de arriba, que al paso de los Paulistas por el Tacuar�� los suelen acometer.
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��. V.
Minas de Cuyab��.
En todo el Brasil dan los portugueses nombre de minas �� los lavaderos de oro. Y as�� ni en Cuyab��, ni en otra parte alguna del Brasil, que haya llegado �� mi noticia, se trabajan minas propiamente tales. Pero hay en Cuyab�� lavaderos de oro de 23 quilates, y en uno de los lavaderos de oro se hallan diamantes. Mas en estos a?os antecedentes, porque los diamantes no perdiesen su estimacion, se prohibi�� por el Rey de Portugal sacarlos de Cuyab��. Los lavaderos se hallan en varias partes �� las caidas �� vertientes de la gran Cordillera. Trabajan en estos lavaderos los negros esclavos, y d�� cada negro �� su amo en cada semana tres pesos de oro en grano, que es la ��nica moneda que all�� corre. Y se hacen las cuentas en las compras y ventas por octavas de oro, y cada octava son dos pesos. En algunas partes se halla oro en abundancia, pero no se pueden aprovechar de ��l, por faltar all�� el agua para los lavaderos.
La grande distancia de Cuyab�� �� la costa del Brasil es causa de que los g��neros de Europa se vendan all�� �� precio muy subido. Una camisa muy ordinaria vale seis pesos, �� tres octavas de oro: un par de zapatos, lo mismo: una frasquera de vino y aguardiente, que en el Janeiro
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