Contigo Pan y Cebolla | Page 9

Manuel Eduardo de Gorostiza
le quiero a usted, m��s que a mi vida, pero s��lo por usted, cr��ame usted, por usted solo.
DON EDUARDO. ?Matilde m��a!

ESCENA IV
BRUNO Y DICHOS
BRUNO. ?Vaya que estaba su pap�� de usted como un tronco de dormido!
DO?A MATILDE. ?Y qu�� ha respondido?
BRUNO. Ni oste ni moste: oy�� mi relaci��n, se sonri�� y ech�� mano a los calzoncillos.
DON EDUARDO. ?Se sonri��?
BRUNO. ?Pues! como quien dice "ya s�� lo que es".
DO?A MATILDE. Dios sabe adem��s lo que t�� le dir��as.
BRUNO. ��sta es otra que bien baila: le dije s��lo que usted me hab��a mandado le anunciase que el Sr. D. Eduardo....
DO?A MATILDE. ?Ves como al fin hab��as de hacer alguna de las tuyas?
BRUNO. ?Conque usted no me mand��?
DO?A MATILDE. S��; pero no hab��a necesidad de decir que era yo la que te enviaba, ni de a?adir, como sin duda habr��s a?adido, que hab��a hablado antes o me quedaba hablando con este caballero.
BRUNO. Ya se ve, que le dije tambi��n entrambas cosas; ?y qu�� mal hubo en ello?
DO?A MATILDE. Que ya pap�� no se sorprender��, y que la escena pierde por lo mismo una gran parte de su efecto.
DON EDUARDO. En cuanto a m��, le protesto a usted, Matilde, que me alegro mucho de que Bruno haya en cierto modo preparado a su pap�� de usted para lo que voy a decirle; porque ahora tendr�� menos cortedad, y podr�� desde luego entrar en materia.
DO?A MATILDE. Bueno.... Si a usted le parece as��, mejor....
BRUNO. Ya siento al se?or en la escalera.
DO?A MATILDE. ?Ay Dios.... qu�� susto!... ?No s�� lo que por m�� pasa!... ?Me he puesto muy p��lida? Me voy, me voy a mi cuarto ... a suspirar ... a llorar ... a ponerme un vestido blanco.... Ven t�� tambi��n Bruno ... y el pelo a la Malibr��n.... ?Oh, y qu�� crisis!... All�� esperar�� a que mi padre me llame.... ?La crisis de mi vida! ... porque siempre me llama en tales casos ... ��nimo Eduardo ... valor ... resignaci��n ... si habr�� planchado anoche la Juana mi collereta a la Mar��a Estuardo ... sobre todo confianza en mi eterno cari?o. (Vase, llev��ndose tras s�� a Bruno)
BRUNO. Se?orita, que me desgarra usted la solapa.

ESCENA V
DON EDUARDO Y LUEGO DON PEDRO
DON EDUARDO. ?Muchacha encantadora! Es l��stima por cierto que haya le��do tanta novela, porque su coraz��n....
DON PEDRO. Buenos d��as, Sr. D. Eduardo, muy buenos d��as ?y qu�� temprano tenemos el gusto de ver a usted en esta su casa!
DON EDUARDO. En efecto, Sr. D. Pedro, la hora es bastante inoportuna, y bien sabe Dios que no s�� c��mo disculparme con usted.
DON PEDRO. ?De qu��, amigo m��o?
DON EDUARDO. Por una visita realmente demasiado matutina e inesperada.
DON PEDRO. ?Y qui��n le dice a usted que yo no esperaba esta misma visita?
DON EDUARDO. ?Que me esperaba, dice usted?
DON PEDRO. Hoy precisamente, no; pero s�� en una de estas ma?anas, porque ya hab��a yo notado ciertos s��ntomas ... ya se ve, a ustedes los enamorados se les figura que un padre cuando juega en un rinc��n al tresillo, o que una madre cuando est�� m��s enfrascada en la letan��a de las imperfecciones de su cocinera, no piensa en otra cosa sino en el codillo que le dieron, o en las almondiguillas que se quemaron, y de consiguiente que no notan las ojeadas de ustedes, ni oyen los suspiros, ni se enteran de las peloteras ... pues, no se?or, est��n ustedes muy equivocados; ni el padre ni la madre pierden ripio de cuanto va pasando....
DON EDUARDO. Nada m��s natural, ciertamente.
DON PEDRO. Y llevan tambi��n libro de entradas y salidas como si hubieran sido toda su vida horteras.
DON EDUARDO. As��, Sr. D. Pedro, usted habr�� ya observado....
DON PEDRO. S��, se?or, ya s�� que usted est�� muy prendado de mi Matilde.
DON EDUARDO. Entonces advinar�� usted tambi��n que el objeto de mi visita es....
DON PEDRO. El de pedirme su mano. ?No es ��se?
DON EDUARDO. ��se mismo; y si fuera yo tan dichoso que reuniera a los ojos de usted aquellas circunstancias....
DON PEDRO. Muchas reune usted, por vida m��a, Sr. D. Eduardo: nacimiento ilustre, mayorazgo crecido, educaci��n, talento, moralidad....
DON EDUARDO. Usted me confunde, Sr. D. Pedro.
DON PEDRO. Y el ser sobre todo sobrino y heredero de mi mejor amigo ... de ah�� que yerno m��s a mi gusto ser��a muy dif��cil que se me presentase.
DON EDUARDO. ?Entonces puedo esperar?
DON PEDRO. Pero mi hija es la que se casa, yo no; ella es pues, la que ha de juzgar si usted....
DON EDUARDO. ?Oh, Sr. D. Pedro, y qu�� feliz soy! La amable, la hermosa Matilde, me corresponde, no lo dude usted, y est�� en el secreto, y....
DON PEDRO. Tanto mejor, amigo m��o, y ahora vamos a ver, porque, con el permiso de usted, la har�� llamar; en presencia de usted consultaremos su gusto y su voluntad.
DON EDUARDO. No deseo otra cosa, y cuanto m��s pronto....
DON PEDRO.
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