Contigo Pan y Cebolla | Page 6

Manuel Eduardo de Gorostiza
efecto y pertenece a la alta comedia. El lenguaje es castizo y puro; el di��logo bien sostenido y chispeando gracias,...
[Footnote 1: 'Belong to first-rate comedy.']
* * * * *
Despu��s de haber tributado el debido homenaje de elogios que de nuestra pluma reclamaba imperiosamente la divertida comedia del se?or Gorostiza ?nos ser�� permitido indicar algunos de los defectos de que rara obra humana consigue verse completamente purgada? ?Se dir�� que nos ensangrentamos, que somos parciales, si ponemos al lado del elogio el grito de nuestra conciencia literaria? Quisi��ramos equivocarnos, pero el car��cter de la protagonista nos parece por lo menos llevado a un punto de exageraci��n tal, que ser��a imposible hallar en el mundo un original siquiera que se le aproximase. Estas ni?as rom��nticas, cuya cabeza ha podido exaltar la lectura de novelas, no reparan en clases ni en dinero; ��ste podr�� ser su yerro; enam��ranse de un hombre sin preguntarle qui��n es; ��sta es su imprudencia: si sale pobre, verdad es, nada les arredra, y en las aras del amor sacrifican su porvenir; mas si sale rico, como ya est��n enamoradas, por esta sola circunstancia no se desenamoran. Por la misma raz��n, si tratan de escaparse, y no tienen otro recurso, se arrojan por una ventana; mas si tienen la puerta franca, aquel paso ya no es ni medio veros��mil. Esta exageraci��n hace aparecer a Matilde loca las m��s veces; quiere ser el don Quijote de las novelas. Pero acord��monos de que Cervantes para huir de la inverosimilitud que de la exageraci��n deb��a resultar, hizo loco realmente y enfermo a su h��roe, y una enfermedad no es un car��cter. Si la comedia ped��a un car��cter, era preciso no haber pasado los l��mites de la verosimilitud, pues pas��ndolos, Matilde no resulta enamorada sino mani��tica; por eso en varias ocasiones parece que ella misma se burla de sus desatinos: lo mismo hubiera sucedido con don Quijote si no nos hubiera dicho Cervantes desde el principio: "Miren ustedes que est�� loco." Peca adem��s el plan por donde los m��s del mismo poeta:[1] ya en otra ocasi��n hemos dicho[2] que estos planes en que varios personajes fingen una intriga para escarmiento de otro, son incompletos y conspiran contra la convicci��n, que debe ser el resultado del arte.
[Footnote 1: As Larra indicates, the element of intrigue, each time worked out in a different fashion, is plainly seen in practically all of Gorostiza's plays. In "Indulgencia para Todos" the hero, whose only fault is his perfection and his consequent intolerance of the failings of others, by the intriguing of his hosts is tempted and falls and is led to crave pardon for his own shortcomings and for those of his hosts who have sinned against the laws of hospitality. In "Don Dieguito" the hero is taught the needed lesson of his own insignificance, since his wealthy uncle by a clever ruse causes the young man to see that the adulation that he has accepted as his due is in reality given by self-interested schemers who hope to profit by his vanity and gullibility. In "Las Costumbres de Anta?o" the old gentleman constantly bewailing the departure of the good old days is caught asleep. By maneuvering, he is visited with such horrible dreams of the past that he is glad to awake to the conditions of a later generation.]
[Footnote 2: A reference to one of Larra's numerous other dramatic criticisms.]
En Moliere y en Morat��n no se encuentra un solo plan de esta especie: el poeta c��mico no debe hacer hip��tesis; debe sorprender y retratar a la naturaleza tal cual es; esta comedia hubiera requerido una mujer realmente enamorada, y que realmente hubiera hecho una locura, como en el Viejo y la Ni?a[1] sucede; verdad es que entonces no hubiera podido ser dichoso el desenlace, y acaso habr�� huido de esto el se?or Gorostiza; ��ste era defecto del asunto, as�� como lo es tambi��n la aglomeraci��n en horas de tantas cosas distintas, importantes, y regularmente m��s apartadas entre s�� en el discurso de la vida.
[Footnote 1: In Moratin's play the ni?a has married the old man after a designing relative has assured her that her youthful lover has married someone else. This rash act is doubtless the locura to which Larra refers. As a virtuous wife she first dismisses the young man, and when in her weakness she recalls him she is forced to treat him with indifference and coldness, since she knows that her husband is overhearing their conversation. Goaded to desperation, the young woman finally enters a convent.]
Si Matilde no se ha de casar m��s de una vez con Eduardo, si esa vez que se ha casado no ha hecho realmente locura alguna, supuesto que Eduardo es rico, ?de qu�� puede servirle el escarmiento y el ver lo que le hubiera sucedido si hubiera hecho lo
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