llaman dilang usa, sigang dagat y tabacotabacohan una planta cuyas hojas est��n pegadas �� la tierra, pero la ca?a de las flores sube derecha. Otros llaman sigang dagat �� una especie de borraja, y as�� se ha de entender en este libro. _Dilang usa_ no es chicoria; pero se puede tomar interiormente sin riesgo alguno; sus hojas se comen cocidas. (Clain no llama dilang usa �� la chicoria, sino sigang dagat, y as�� debe enmendarse lo dicho en la primera impresi��n).
Quina=(Obat �� Macabuhay). La quina es una especie de Smilax, y tambi��n lo es el obat: el macabuhay es una especie de Menispermo; pero por ser ya usadas con suceso en Medicina y conocidas en las islas estas dos plantas, las he puesto en lugar de la quina, que es dif��cil adquirir lejos de Manila.
Cicuta=(Talamponay). En Filipinas yo no s�� que es la Cicuta; �� lo menos yo no la he podido encontrar. En este supuesto y siendo indispensable poner un equivalente de ella en este tratado para la curaci��n del Cancro, observ�� que en la disertaci��n de Linneo intitulada Medicamenta Graveolentia, se propone para aquel caso la Datura de la cual es una especie la que los indios llaman talamponay. No era suficiente el que yo la propusiese; era dem��s necesario se?alar la d��sis. Para esto empez�� �� experimentarla en mi mismo, empezando por cantidades muy peque?as. De este modo he llegedo �� tomar en un dia y de una vez sola el peso de una dracma �� de un real de las hojas: y si alguno acostumbrado ya �� su uso, quiere tomarla dos veces al dia, mucho m��s habiendo motivo grande para hacerlo, no dudo que podr�� tomar m��s del peso de un real. Lo que he experimentado, pues, en mi mismo es lo siguiente: 1.o Se ha de usar del talamponay verde, que nace de suyo en cualquiera parte, y cuya flor es blanca, y no del morado que suelen plantar los indios en sus casas, pues usan exteriormente de sus hojas, aplic��ndolas �� los abscesos �� apostemas en el principio para repeler, cuya virtud tienen efectivamente. 2.o La hoja verde (despu��s de pesada la cantidad) se muele simplemente en una taza de loza con un palito peque?o, y se hace p��ldoras, como guisantes de grandes de modo que se puedan tragar f��cilmente enteras, echando cada una en media cucharada de agua fria. 3.o Es malo masticar la hoja; pues de este modo, aun una cantidad de ocho granos de trigo causar�� vahidos de cabeza: es, pues, necesario hacerla p��ldoras �� pelotillas como he dicho, y tragarlas enteras; de este modo nada malo absolutamente se advierte ni se siente, y se puede tomar una cantidad grande; pero siempre es preciso que el enfermo empieze por poco, y que aumente todos los dias la dosis, mientras no sienta alguna novedad. 4.o En algunas indisposiciones del est��mago es un remedio eficaz y pronto, y establece un ��rden admirable en las funciones de aquella v��scera y de los intestinos, abre el apetito, provoca una traspiraci��n muy suave, proporciona un sue?o regular y tranquilo, y me parece tambi��n (aunque no lo puedo asegurar todav��a de cierto) que calma al momento los dolores reum��ticos. 5.o Algunos indios, y a��n algunas mugeres, lo han tomado del mismo modo, y han sentido sus buenos efectos. 6.o Los dolores del cancro los calma seguramente, aunque ignoro si el largo uso de las p��ldoras podr��n causar la curaci��n entera de este mal, pues mis observaciones no llegan m��s que hasta este punto. Despues de la impresi��n primera de este libro he logrado ver un ejemplo pasmoso de la vida de esta planta. Una muger casada del pueblo de Bauang habia perdido las partes interiores de la nariz con una llaga p��sima, que se iba extendiendo. Por de fuera no se notaba sino que la nariz se iba hundiendo hacia abajo. La enferma no pod��a andar sin mucho trabajo, por que con el movimiento se estremecia la llaga, y le causaba mucho tormento. En este estado tom�� el talamponay, en p��ldoras; y aunque en las dos primeras semanas apenas sinti�� alivio, despues de unos cuatro meses le consigui�� tan grande que se cur�� perfectamente, y vive hoy dia con mucha salud. Fuese cancro �� otra cosa su enfermedad, ello es que san�� del todo. 7.o A falta del Opio y del La��dano pueden servir dichas p��ldoras de equivalente muy bueno.
Concluyo que para proponer esta planta no he procedido de ligero, sino fundado en la autoridad de un hombre tan grande como Linneo y en la experiencia. Por tanto en lugar de encargar con Rozier que se procure extirpar esta planta perjudicial, aconsejar�� que procure cada uno tener un pi�� en un rincon de su huerto. Todos saben lo que es el opio, el l��udano, la belladona,
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