ocho d��as, tom�� el viejo su hacha y su burro y se fue al bosque. Di�� algunos golpes al tronco del ��rbol y 35 sali�� el mismo negro.
--?Qu�� contestaci��n me traes?--le dijo ��ste.
--Mi hija consiente en casarse contigo--le dijo.
--Bien--dijo el negro;--pero hay una condici��n y es que las bodas se celebren a oscuras y que ella nunca trate de verme, 40 mientras yo no lo diga.
El viejo le dijo que as�� ser��a.
--Carga tu burro con todo el oro que quieras--dijo el negro--y compra todo lo que creas necesario para las bodas. Me casar�� con tu hija en ocho d��as desde hoy. 45
El viejo carg�� su burro de oro otra vez y volvi�� a casa. La hija sali�� a encontrarle. ��l le dijo todo y ella consinti�� en todo lo que su novio quer��a.
Al cabo de los ocho d��as se celebraron las bodas a oscuras. La ni?a vivi�� muy feliz. El novio sal��a muy temprano cada 50 ma?ana y volv��a por la noche.
Un d��a vino una vecina vieja a visitarla. Le pregunt�� si era feliz en su matrimonio. Ella le dijo que era muy feliz y que estaba muy contenta. Despu��s le pregunt�� la vieja como era su marido, si era joven o viejo, feo o hermoso. Ella dijo que 55 no sab��a porque nunca le hab��a visto.
--?C��mo!--dijo la vieja.--?Te has casado y no conoces a tu marido? Esto no es posible.
--S��--dijo ella;--pues as�� lo ped��a antes de casarse.
--Ni?a--dijo la vieja.--?c��mo sabes si tu marido es un 60 perro o si es Satan��s? Es necesario verle. Toma este f��sforo; cuando tu marido duerma, enciende el f��sforo, y le ver��s.
La ni?a lo hizo as��. Cuando lleg�� la media noche, encendi�� el f��sforo y mir�� a su marido. Vio que era muy hermoso. 65 Olvid�� el f��sforo y un pedazo cay�� en la cara de su marido. Entonces ��l despert�� y dijo:
--?Ingrata, no has tenido palabra! Has de saber que soy un pr��ncipe encantado. Yo soy el pr��ncipe Jalma. Estaba a punto de salir de mi encantamiento pero ahora es imposible 70 por mucho tiempo. Si quieres volver a verme, tienes que gastar zapatos de hierro hasta que me encuentres. Tienes que buscarme por toda la tierra.
El pr��ncipe desapareci��. La ni?a empez�� a llorar y sinti�� haber seguido los consejos de la vieja. Cuando vino ��sta al 75 d��a siguiente, dijo a la ni?a:
--?Has visto a tu marido?
--S��--le contest��,--y lo siento much��simo. Era un pr��ncipe encantado y ahora nunca volver�� a verle.
Se fue a la ciudad, compr�� zapatos de hierro y sali�� a 80 buscar a su marido. Visit�� muchas ciudades preguntando por el pr��ncipe Jalma, pero ninguno le conoc��a. Cuando lleg�� al fin del mundo vio a la madre del viento del Norte y la salud��.
--?C��mo le va, buena se?ora? 85
--Bien, hija,--le dijo;--?qu�� haces aqu��, cuando ni los p��jaros llegan a estos lugares? Mi hijo te comer��.
--Se?ora--le dijo la ni?a,--vengo en busca de mi marido, del pr��ncipe Jalma. Tengo que gastar zapatos de hierro hasta que le encuentre. 90
--Yo no le conozco, hija,--dijo la madre del Norte,--pero es probable que mi hijo le conozca. Te esconder�� debajo de esta olla. Cuando llegue le preguntar��.
Cuando lleg�� el viento, grit��:
--?Hu-u-u-u! a carne humana huele aqu��! 95
--?Qu�� carne humana vendr��a aqu��, hijo,--dijo la madre,--cuando ni los p��jaros llegan a estos lugares?
Pero ��l sigui�� gritando:
--?Hu-u-u-u! a carne humana huele aqu��!
Su madre puso la mesa, y despu��s que hubo comido, le dijo: 100
--Tengo que pedirte un favor. ?Quieres conced��rmelo?
--Hable Vd. se?ora--le dijo.
--Has de saber que hay aqu�� una ni?a en busca de su marido, el pr��ncipe Jalma. ?Sabes donde est��? ?Le conoces? 105
--Que salga la ni?a--dijo el Norte.
La ni?a sali�� y pregunt�� por su marido.
--Yo no conozco a tu marido--dijo el Norte,--pero yo creo que mi amigo el Sur puede conocerle. Te llevar�� all�� si quieres. 110
La ni?a dijo que quer��a ir con ��l y la madre del Norte le regal�� una gallina de oro y trigo de oro para vender en caso de necesidad.
El Norte la tom�� en brazos y la llev�� al otro fin del mundo. All�� vio a la madre del Sur y ��sta le dijo: 115
--?Qu�� haces aqu��, hija, cuando ni los p��jaros llegan a estos lugares? Mi hijo te comer��.
--Vengo en busca de mi marido, del pr��ncipe Jalma. ?No le conoce Vd. se?ora? El Norte, que me trajo, dijo que pudieran Vds. darme noticias de ��l. 120
--Yo no le conozco, hija; pero es probable que mi hijo le conozca. La madre del Sur la escondi�� debajo de una olla y pronto se oy�� un gran ruido y lleg�� el Sur.
--?Hu-u-u-u! a carne humana huele aqu��!
--?Qu�� carne humana puede venir aqu�� cuando ni los 125 p��jaros del cielo llegan a estos lugares? Si��ntate a comer y hablaremos.
Despu��s que hubo comido le dijo su madre:
--Quiero pedirte un favor, si me lo concedes.
--Hable Vd., se?ora,

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