Vd. mil? 60
--No, se?or.
--Pues debo confesar la verdad. Me han robado el cuadro y no puedo devolv��rselo.
--?Desgraciado de Vd.! ?Qu�� ha hecho?--dijo el caballero.--?Sabe Vd. que es un cuadro que vale diez mil 65 duros?
--?Pobre de m��! haga Vd. lo que quiera, pero no puedo darle el cuadro; me lo han robado.
El caballero se dej�� caer en una silla desesperado.
Despu��s de algunos minutos, dijo:--?Cu��nto dinero 70 puede Vd. darme?
--Mil quinientos duros. No tengo m��s, aunque me lleve a la c��rcel.
--No, no quiero hacer eso. Si me da Vd. ese dinero estar�� satisfecho. 75
El prendero pag�� y escondi�� el cuadro en la tienda, esperando al comprador.
Pas�� un d��a, una semana, un mes y no pareci��.
Entonces llam�� a un pintor amigo, y le dijo:
--?Qu�� le parece a Vd. este cuadro? 80
--Hombre, no es malo.
--?Lo quiere Vd. comprar?
--No, se?or.
--?Cu��nto vale?
--Ya sabe Vd., se?or Juan, que los cuadros est��n muy 85 baratos.
--Pues bien, d��ndolo barato.
--Hombre, si le dan a Vd. cuarenta reales, no ser�� Vd. mal pagado.
--?Dice Vd. cuarenta o cuarenta mil? 90
--Cuarenta, se?or Juan, cuarenta, y es mucho.
--?Ah! ?me he perdido! ?ladrones! ?infames ladrones!
Despu��s de esto ?qui��n quiere comprar gangas?
EL M��DICO TUNANTE
Lleg�� un tunante a la ciudad de Zaragoza, diciendo que sab��a raros secretos de medicina. Entre otras cosas dijo que pod��a remozar las viejas. Muchas viejas del pueblo creyeron sus palabras.
Llegaron pues un gran n��mero de ellas a pedirle este 5 precioso beneficio. ��l les dijo:
--Es necesario que cada una escriba en una c��dula su nombre y edad.
Hab��a entre ellas mujeres de setenta, de ochenta, y de noventa a?os de edad. Todas hicieron exactamente como ��l les 10 hab��a dicho porque no quer��an perder la dicha de remozarse. El tunante les dijo que volvieran a su posada al d��a siguiente.
Cuando volvieron ��l empez�� a lamentarse y les dijo:
--Debo confesar la verdad. Una bruja me ha robado todas las c��dulas. Era envidiosa de la buena suerte de Vds. 15 As�� es necesario que cada una vuelva a escribir su nombre y edad. Tambi��n quiero decirles porqu�� es necesaria esta circunstancia. La mujer m��s vieja ha de ser quemada. Las otras han de tomar una porci��n de sus cenizas y as�� se remozar��n. 20
Al o��r esto se pasmaron las viejas, pero, todav��a creyendo su promesa, hicieron nuevas c��dulas. Pero todas ten��an miedo de ser quemadas y no escribieron sus edades correctamente. Cada una se quit�� muchos a?os. 25
La que ten��a noventa, por ejemplo, escribi�� cincuenta; la de sesenta, treinta y cinco, etc.
Recibi�� el picar��n las nuevas c��dulas y luego sac�� las del d��a anterior. Hab��a dicho que las hab��a perdido pero no era verdad. Compar�� las nuevas c��dulas con las otras y dijo: 25
--Ahora bien, se?oras m��as; ya tienen Vds. lo que les promet��; ya todas se han remozado. Vd. ten��a ayer noventa a?os, ahora tiene cincuenta; Vd. ayer cincuenta, hoy treinta y cinco.
Hablando as�� las despach�� a todas tan corridas como puede 30 suponerse.
EL PR��NCIPE JALMA
Hab��a un viejo que ten��a una hija muy hermosa. ��l era muy ignorante y no sab��a lo que era ni oro ni plata. Todos los d��as iba el viejo al bosque a cortar le?a. Llevaba la le?a a la ciudad y la cambiaba por comida para su mujer y su hija. Un d��a estaba cortando el tronco de un ��rbol grande y oy�� 5 lamentos adentro. Luego sali�� un negro muy feo y le dijo:
--Me has herido y morir��s por esto.
El viejo se excus��, diciendo:
--Se?or, perd��neme Vd. Soy muy pobre y vengo a buscar le?a para mantener a mi mujer y a mi hija. 10
--?Y es hermosa tu hija?--dijo el negro.
--?Oh! s��, se?or--dijo el viejo;--y mucho.
--Pues bien--le dijo el negro,--yo te perdono la vida si me das tu hija por esposa; y si no, morir��s. Dentro de ocho d��as te presentar��s aqu�� con la contestaci��n. Si la 15 ni?a quiere o no quiere, debes venir para dec��rmelo. Y ahora abre el tronco de este ��rbol y hallar��s mucho oro. Puedes llevarlo a tu mujer y a tu hija.
El viejo cort�� el ��rbol y adentro hall�� mucho oro. Carg�� su burro con el oro y se fue a casa. Cuando lleg��, su mujer y 20 su hija le preguntaron porqu�� ven��a tan tarde. ��l les explic�� el caso y la ni?a dijo que consentir��a en casarse con el negro para salvar a su padre. Entonces les di�� todo el oro que tra��a. Nunca hab��an visto monedas de oro y no sab��an que era dinero. 25
--?Qu�� es esto?--dijeron ellas.--?Qu�� medallas son ��stas tan bonitas?
--Ser�� bueno venderlas en la ciudad, padre, si es posible,--dijo la ni?a.
El viejo se fue a la ciudad llevando su oro. Quer��a venderlo, 30 pero le dijeron que eran monedas de oro y que con ellas pod��a comprar muchas cosas. ��l compr�� comida y vestidos para su familia y volvi�� muy contento a casa.
[Illustration]
Al cabo de los

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