Amistad funesta | Page 6

José Martí
de la
inmortalidad. Ante los obstáculos se duplicaba; ante los imposibles, no cedía. Enérgico,
rápido, tenaz. Si nublado, se alzaba; si torrente, se sumergía. Para él era pira la existencia,
átomo el universo, minutos las edades. Limpiaba, talaba, esclarecía. Hacía surgir
proclamas de los muertos, lanzas de las tumbas, auroras de los antros, escuadrones de las
piedras. Brotaba chispas su espada; relámpagos, su pensamiento.
Dominó, coronó, ascendió.
Y al caer, rota la frente, en un charco de sangre, hubo irrupción de llamas en el cielo,
aglomeración de palmas en la tierra, condensación de recuerdos y sentimientos en el
corazón de los americanos.
Para llorar a Martí no son suficientes las lágrimas de todos los hombres ni el grito
clamoroso de todos los siglos.
¡Santa memoria de Martí, bendita seas!

Martí
Discurso pronunciado por el Doctor José Antonio González Lanuza
En la Cámara de representantes de Cuba el 19 de mayo de 1910
Señor Presidente y señores Representantes:
Cuantos aquí nos congregamos, hacemos memoria, sin duda, de una sesión análoga a
esta--igual a esta diría mejor--en el año precedente. El entonces designado para hablar de
Martí, fue el señor Miguel Viondi, y los que aquí estamos y estábamos aquella tarde,

recordamos cuán gratamente nos entretuvo; dando a su disertación el interés de la relativa
novedad, única a que puede aspirarse cuando del Padre de nuestra Patria se trata hoy
entre nosotros. Colocado se encontraba el señor Viondi en ventajosas condiciones para
ello: amigo íntimo de Martí, lo había tratado durante largo tiempo y de la manera más
estrecha y podía referirnos rasgos, de esos que parecen insignificantes, pero que mejor
que ninguna otra cosa indican el temperamento y la condición peculiar de un personaje.
Refiriéndonos historias de esa clase, podía entretenernos con algo nuevo que no
supiéramos los demás, que pudiera servir para rectificar algún juicio de detalle y para
confirmar, como no podía, menos de resultar confirmado, el juicio que en conjunto
formáramos todos de antemano del hombre insigne cuyo nombre invocamos en estos
instantes.
En cambio, el que se ha designado para que lleve la palabra en el día de hoy, y de él os
hable, se encuentra en condiciones más desventajosas, porque no tuvo la dicha de
conocerlo, ni de vista; y porque de él sabe lo que sabemos todos; y de él no puede decir
otra cosa que lo que está en la mente y en el corazón de todos. No era posible que en
Cuba se ignorara quién fue Martí, cuál fue su obra y cuál su representación entre nosotros.
Desde los más humildes--desde el punto de vista de la inteligencia--hasta los que pueden
decirse próceres de esa inteligencia, muchos han hablado entre nosotros de aquel que por
antonomasia se ha llamado el Maestro. Historia de su vida, antecedentes de su carrera
política, antecedentes de la agitación que organizara y todos los detalles relativos a su
participación en el movimiento revolucionario que definitivamente independizó a Cuba,
son, para cuantos aquí estamos, cosas sabidas; e igualmente son sabidas por todos los
cubanos. En tal concepto, al que no pueda referir algún aspecto de la vida personal de
aquel gran cubano, a un auditorio distinguido como este, se le coloca en una situación
verdaderamente difícil cuando se le hace hablar de Martí. El tema es atractivo, es
simpático, y porque siempre ha sido tema atractivo y simpático, muchos lo han tratado,
muchos lo han desarrollado. El terreno, de tal modo, está espigado por completo; y yo he
de recomendarme a la benevolencia de ustedes para que con esa benevolencia se me
perdone todo lo que en mi discurso no puede menos de ser una repetición.
Pudiéramos dividir en tres partes, no iguales, cierta mente, un discurso como el que debo
pronunciar en el día de hoy: en una se puede hablar de la vida de Martí; en otra, de su
carácter y de los rasgos prominentes del mismo; en la tercera, de su obra. Digo que no
pueden ser iguales, porque acaso algo pueda decirse más extensamente, con un relativo
aire de novedad de la segunda y de la tercera; de la primera, imposible. Hacer aquí un
resumen de su existencia, de todos conocida, sería hacer perder tiempo a los señores que
me escuchan. Su infancia; su juventud, pobre y agitada, mucho más que su infancia; su
amor al estudio; las deficiencias de sus medios económicos; la consagración de toda su
vida al logro de un ideal; su paso por España, sus pasos en Cuba, su residencia en las
repúblicas de la América latina, su residencia en los Estados Unidos; son cosas de todos
conocidas. Su participación en el movimiento revolucionario, su agitación en las
emigraciones cubanas, su recorrido por todos los países en los cuales creyó que podía
encontrar un eco simpático al pensamiento revolucionario y su
Continue reading on your phone by scaning this QR Code

 / 81
Tip: The current page has been bookmarked automatically. If you wish to continue reading later, just open the Dertz Homepage, and click on the 'continue reading' link at the bottom of the page.