con espanto que solo oprime un hueso de muerto. Cierra los ojos, y la tierra le falta bajo el pie y se siente llevado por los aires. Cuando de nuevo se atreve a mirar, la procesion se detiene a la orilla de un rio donde las brujas departen sentadas en rueda. Por la otra orilla va un entierro. Canta un gallo_.
LAS BRUJAS
iCanto el gallo blanco, pico al canto!
_Los fantasmas han desaparecido en una niebla, las brujas comienzan a levantar un puente y parecen murcielagos revoloteando sobre el rio, ancho como un mar. En la orilla opuesta esta detenido el entierro. Canta otro gallo_.
LAS BRUJAS
iCanta el gallo pinto, ande el pico!
_Al traves de una humareda espesa los arcos del puente comienzan a surgir en la noche. Las aguas, negras y siniestras, espuman bajo ellos con el hervor de las calderas del Infierno. Ya solo falta colocar una piedra, y las brujas se apresuran, porque se acerca el dia. Inmovil, en la orilla opuesta, el entierro espera el puente para pasar. Canta otro gallo_.
LAS BRUJAS
iCanta el gallo negro, pico quedo!
_El corro de las brujas deja caer en el fondo de la corriente, la piedra que todas en un remolino llevaban por el aire, y huyen convertidas en murcielagos. El entierro se vuelve hacia la aldea y desaparece en una niebla. El Caballero, como si despertase de un sueno, se halla tendido en medio de la vereda. La luna ha trasmontado los cipreses del cementerio y los nimba de oro. El caballo pace la yerba lozana y olorosa que crece en el rocio de la tapia. El Caballero vuelve a montar y emprende el camino de su casa_.
[Ilustracion]
JORNADA PRIMERA
ESCENA SEGUNDA
_Don Juan Manuel Montenegro, llama con grandes voces ante el porton de su casa. Ladran los perros atados en el huerto, bajo la parra. Una ventana se abre en lo alto de la torre, sobre la cabeza del hidalgo, y asoma la figura grotesca de una vieja en camisa, con un candil en la mano_.
EL CABALLERO
Apaga esa luz....
LA ROJA
Agora bajo a franquealle la puerta.
EL CABALLERO
Apaga esa luz....
_El Caballero se ha cubierto los ojos con la mano, y de esta suerte espera a que la vieja se retire de la ventana. El caballo piafa ante el porton, y Don Juan Manuel no descabalga hasta que siente rechinar el cerrojo. La vieja criada aparece con el candil_.
EL CABALLERO
iSopla esa luz, grandisima bruja!
LA ROJA
iAve Maria! iQue fieros! iNi que le hubiera salido un lobo al camino!
EL CABALLERO
iHe visto La Hueste!
LA ROJA
iBrujas fuera! iArreniegote, Demonio!
_Sopla la vieja el candil y se santigua medrosa. Cierra el porton y corre a tientas por juntarse con su amo, que ya comienza a subir la escalera_.
EL CABALLERO Despues de haber visto las luces de la muerte, no quiero ver otras luces, si debo ser de Ella....
LA ROJA
Hace como cristiano.
EL CABALLERO
Y si he de vivir, quiero estar ciego hasta que nazca la luz del sol.
LA ROJA
iAmen!
EL CABALLERO
Mi corazon me anuncia algo, y no se lo que me anuncia... Siento que un murcielago revolotea sobre mi cabeza, y el eco de mis pasos, en esta escalera oscura, me infunde miedo, Roja.
LA ROJA
iArreniegote, Demonio! iArreniegote, Demonio!
_Al oir un largo relincho acompanado de golpes en el porton, Don Juan Manuel se detiene en lo alto de la escalera_.
EL CABALLERO
?Has oido, Roja?
LA ROJA
Si, mi amo.
EL CABALLERO
?Que rayos sera?
LA ROJA
No jure, mi amo.
EL CABALLERO
iEl Demonio me lleve!... iSe ha quedado la bestia fuera!
LA ROJA
iLa bestia del trasgo!...
EL CABALLERO
iLa bestia que yo montaba! Despierta a Don Galan para que la meta en la cuadra.
LA ROJA
Denantes llamandole estuve porque bajare a abrir, y no hubo modo de despertarlo. iCon perdon de mi amo, hasta le di con el zueco!
_El caballero se sienta en un sillon de la antesala, y la vieja se acurruca en el quicio de la puerta. Se oye de tiempo en tiempo el largo relincho y golpear del casco en el porton_.
EL CABALLERO
Prueba otra vez a despertarle.
LA ROJA
Tiene el sueno de una piedra.
EL CABALLERO
Vuelve a darle con el zueco.
LA ROJA
Ni que le de en la croca.
EL CABALLERO
Pues le arrimas el candil a las pajas del jergon.
LA ROJA
iAve Maria!
_Sale la vieja andando a tientas. Canta un gallo, y el hidalgo, hundido en su sillon de la antesala, espera con la mano sobre los ojos. De pronto se estremece. Ha creido oir un grito, uno de esos gritos de la noche, inarticulados y por demas medrosos. En actitud de incorporarse, escucha. El viento se retuerce en el hueco de las ventanas, la lluvia azota los cristales, las puertas cerradas tiemblan en sus goznes. iToc-toc!... iToc-toc!... Aquellas puertas de vieja traceria y floreado cerrojo, sienten en la oscuridad manos invisibles que las empujan. iToc-toc!... iToc-toc!... De pronto pasa una rafaga de silencio y la casa es como un sepulcro. Despues, pisadas y rosmar de voces en el corredor: Llegan rifando
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