Parnaso Filipino | Page 4

Eduardo Martin de la Camara
del abolorio. Mostráronse vates verdaderos, aun bajo el yugo de la censura, y habrían lucido como tales en los senos de cualquier mundo literario.
No sin esfuerzo hanse juntado los materiales del presente FLORILEGIO. Para seleccionar lo moderno, la enorme distancia entre aquende y allende y la inveterada pereza--por poetas y por filipinos--de los vates luego arracimados, nos amontonaron dificultades. Por suerte, hanos acorrido la sacra amistad, personificada en Adelina Gurrea, gentil poetisa insular, morante ahora en Espa?a, y en dos ilustres directores de periódico, que son algo más que periodistas: José María Romero Salas, de "El Mercantil", de Manila en esta oceánica ciudad conocido, entre literatos, por "El Maestro", y Joaquín Pellicena Camacho, eximio periodista en Espa?a. Con generosidad ejemplar de artistas enamorados de la Belleza y del Bien, nos han franqueado libros y papeles donde el alma malaya dejó su emoción lírica... Váyales nuestra gratitud, que no es una palabra más, sino un cordial latido del corazón.
Ahora, lector, déjame, porque yo te dejo. Tú vas ganando. Avanza la procesión de poetas...
EDUARDO MARTíN DE LA CáMARA
Alcalá de Henares, ciudad abuela del "Quijote", Septiembre, 1922.
Apostol (Cecilio)
Nació en Manila--humilde su cuna como la de Plauto--el 22 noviembre 1877. Fué bachiller por el Ateneo municipal, que regentaban los Jesuitas; y abogado, 1903, mediante exámenes ante la Corte Suprema de Manila. Comenzó a escribir, adolescente, en periódicos espa?oles de su ciudad natal. Su salida al mundo de las letras fué en "El Comercio", 1895, con la composición _El terror de los mares índicos_. Declara ser sus poetas dilectos Verlaine, Moreas y Baudelaire. Escribió versos en lengua francesa. Muchos premios en certámenes literarios.
A RIZAL
(EN EL SEGUNDO ANIVERSARIO DE SU FUSILAMIENTO)
?Héroe inmortal, coloso legendario,?emerge del abismo del osario?en que duermes el sue?o de la gloria!?Ven. Nuestro amor, que tu recuerdo inflama,?de la sombrosa eternidad te llama?para ce?ir de flores tu memoria.
Esta es la fecha, el día funerario?en el cual el tirano sanguinario?te hizo sufrir el último tormento,?cual, si al romper el ánfora de tierra,?la esencia que en el ánfora se encierra?no hubiera, acaso, de impregnar el viento.??Cuánto te debe el pueblo! En tu calvario?eras ayer el astro solitario?que alumbraba los campos de batalla,?la dulce aparición, rizo del cielo,?que infundía a los mártires consuelo,?valor al héroe y miedo a la canalla.
?Quién no sintió huídas sus congojas?repasando tu libro[3] en cuyas hojas?la popular execración estalla??Hermanando la mofa y el lamento,?vibra, encarnado en su robusto acento,?el silbo agudo de candente tralla.
[Nota 3: José Rizal, Noli me tangere.]
Quizás en tu ostracismo voluntario?juzgabas que era un sue?o temerario?manumitir nuestra oprimida raza;?mírala hoy: es virgen arrogante?que, con la augusta libertad, tu amante,?en un amplexo fraternal se enlaza.
Caíste como fruta ya amarilla,?pero cayó contigo la semilla.?Ya es una planta vigorosa; el germen?ha medrado en el surco de la senda,?y libres ya de la mortal contienda?bajo su sombra tus hermanos duermen.
?Duerme en paz en las sombras de la nada,?redentor de una patria esclavizada!??No llores, de la tumba en el misterio,?del espa?ol el triunfo momentáneo,?que si una bala destrozó tu cráneo,?también tu idea destrozó un imperio!
?Gloria a Rizal! Su nombre sacrosanto,?que con incendios de Thabor llamea,?en la mente del sabio es luz de idea,?vida en el mármol y en el arpa canto.
El enjugó de nuestra patria el llanto;?su verbo fué la vengadora tea?que encendió, en el fragor de la pelea,?los laureles de Otumba y de Lepanto.
Reverénciale, ?oh pueblo redimido!?Llanto del corazón vierte afligido?por el amargo fin del gran patriota.?Y hoy que en los aires la tormenta zumba,??no salga ni un quejido de su tumba?al verte, oh pueblo, nuevamente ilota!
30 Diciembre 1898.
A EMILIO JACINTO[4]
[Nota 4: Aparece registrado como poeta en el lugar?correspondiente de este Florilegio.]
Patriota: en los tiempos de ingratos estudios y audaces?locuras, y dulces visiones de rostros fugaces?con rezos y risas en labios de ingenuo carmín,?hermético fuiste al amor y su gaya conquista.?Lo raro anidaba en tu airosa melena de artista,?y raras orquídeas poblaban tu austero jardín...
En odio implacable a todo lo inicuo y nefario,?tu mente inflamaba una arenga del nuevo Brumario?o un trozo del "Noli"; adorabas a Ibarra[5] y Danton?y amabas lo antiguo. La edad patriarcal y de oro?del pristino régulo, tuvo en tu verbo sonoro?la clara justeza de amada y distante visión.
[Nota 5: Personaje central de Noli me tangere, donde el autor de la novela tal vez quiso personificarse.]
Espíritu prócer, sensible al poético encanto,--?que a veces es ritmo y a veces es flor,--de tu canto?aun queda el recuerdo sonoro en el aire natal;?aun vibra y contagia el patriótico ardor de tus versos,?y muestra tu limpia versión el claror de los tersos?diamantes que enjoyan el "Ultimo adiós" de Rizal.
No fué tu exclusiva misión la del canto apolíneo.?La arcana virtud, que preside el rodar curvilíneo?de pueblos y razas que integran la adámica grey,?tu acción en el ciclo inicial prefijó en el espacio:?Rizal puso el germen; su músculo Andrés Bonifacio[6];?tú, el brazo y la idea juntaste
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