yo le abandonare de nuevo a la huida y a la desesperacion.
[Una segunda voz.]
Un navio bogaba rapidamente sobre las aguas, impulsado por los vientos propicios: he rasgado todas sus velas y roto todos sus masteleros, no ha quedado ni una sola tabla de esta ciudad flotante; no ha sobrevivido un solo hombre para llorar su naufragio... Me engano, hay uno que yo mismo he sostenido sobre las aguas por un mechon de sus cabellos ... era un sugeto muy digno de mis cuidados, un traidor en la tierra y un pirata en el Oceano. Sabra reconocer mis bondades por medio de nuevos crimenes.
EL PRIMER DESTINO.
[Respondiendo a sus hermanos.]
Una ciudad floreciente esta sumergida en el sueno, la aurora alumbrara su desolacion: la horrible peste ha caido de repente sobre los habitantes durante su descanso. Pereceran a millares. Los vivos huiran de los moribundos que deberian consolar; pero nada podra defenderlos de los tiros crueles de la muerte. El dolor y la desesperacion, la enfermedad y el terror envuelven a toda una nacion. iDichosos los muertos de no ser testigos del espantoso espectaculo de tantos males! La ruina de todo un pueblo es para mi la obra de una noche; la he verificado en todos los siglos, y no sera todavia la ultima vez.
[Llegan el segundo y el tercer Destino.]
LOS TRES DESTINOS JUNTOS.
Nuestras manos encierran los corazones de los hombres, sus sepulcros nos sirven de tarima. No damos la vida a nuestros esclavos sino para volversela a quitar.
EL PRIMER DESTINO.
Salud, hermanos mios. ?En donde esta Nemesis?
EL SEGUNDO DESTINO.
Prepara sin duda alguna grande obra, pero lo ignoro porque me encuentro demasiado ocupado.
EL TERCER DESTINO.
Vedle aqui.
EL PRIMER DESTINO.
?De adonde vienes Nemesis? tu y mis hermanos habeis tardado mucho esta noche.
NEMESIS.
Estaba ocupada en levantar los tronos abatidos, en componer himnos funestos, en volver la corona a los reyes desterrados, en vengar a los hombres de sus enemigos a fin de hacerlos arrepentir de sus venganzas. He castigado con la locura a los que estaban detenidos por sabios, los gefes inhabiles han sido proclamados por mi, dignos de gobernar el mundo ... los mortales empezaban a disgustarse de los tiranos, se atrevian a pensar por si mismos, a poner los reyes en equilibrio, y a hablar de la libertad, que para ellos es el fruto vedado... Pero esta tarde ... montemos en nuestras nubes.
[Desaparecen.]
ESCENA IV.
[El palacio de Ariman.--Ariman esta sobre un globo de fuego que le sirve de trono, rodeado por los Espiritus.]
HIMNO DE LOS ESPIRITUS.
iSalud a nuestro monarca! al principe de la tierra y de los aires, que vuela sobre las nubes y sobre las aguas. En su mano se halla el cetro de los elementos, quienes, a sus ordenes, se confunden como el tiempo del caos. Sopla, y una tempestad alborota los mares; habla, y las nubes le responden por la voz de los truenos; mira, y los rayos del dia desaparecen, anda, los terremotos conmueven el mundo. Los volcanes se forman bajo sus pasos. Su sombra es la verdadera peste; los cometas le preceden en los ardientes senderos de los cielos, y se reducen a cenizas al menor de sus deseos. La guerra le ofrece sus sacrificios, la muerte le paga su tributo; la vida de los hombres y sus innumerables dolores le pertenecen: es el alma de todo lo que existe.
[Entrada de los Destinos y de Nemesis.]
EL PRIMER DESTINO.
Gloria al grande Ariman. Su poder se estiende cada dia mas sobre la tierra: mis dos hermanos han ejecutado fielmente sus ordenes, y yo no he descuidado mi deber.
EL SEGUNDO DESTINO.
Gloria al grande Ariman, nosotros doblamos la rodilla a su presencia, nosotros, que pisamos las cabezas de los hombres.
EL TERCER DESTINO.
Gloria al grande Ariman; nosotros esperamos la senal de su voluntad.
NEMESIS.
Rey de los reyes, nosotros somos tus vasallos, y todos los seres que tienen vida lo son nuestros. Aumentar nuestro poder seria aumentar el tuyo; no olvidamos nada para conseguirlo. Tus ultimas ordenes quedan fielmente ejecutadas.
[Entra Manfredo.]
UN ESPIRITU.
?Quien es este audaz? iun mortal! itemeraria criatura, pon la rodilla en tierra y adora!
SEGUNDO ESPIRITU.
Este hombre no me es desconocido, es un poderoso magico cuya ciencia es temible.
TERCER ESPIRITU.
Arrodillate y adora a Ariman, vil esclavo, ?no reconoces a nuestro senor y al tuyo? Tiembla y obedece.
TODOS LOS ESPIRITUS.
Arrodillate, hijo del polvo vil, y teme nuestra venganza.
MANFREDO.
Conozco vuestro poder, y sin embargo ya veis que no obedezco.
UN CUARTO ESPIRITU.
Nosotros te ensenaremos a humillarte.
MANFREDO.
No tengo necesidad de aprenderlo. iCuantas noches tendido sobre la arida arena y con la cabeza cubierta de ceniza, me he prosternado poniendo mi cara sobre la tierra! He caido en la ultima de las humillaciones; porque me he sometido a mi vana desesperacion y a mi propia miseria.
QUINTO ESPIRITU.
?Te atreves a negar al grande Ariman hallandose sobre su trono, lo que le concede toda la tierra, sin haber visto el terror de su gran
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