El paraiso de las mujeres | Page 4

Vicente Blasco Ibáñez
de nuestra especie necesitan colocarlo sobre la palma de una mano?... Voltaire se inspiro en Swift para crear su Micromegas, y seria muy largo el relato de todos los novelistas y cuentistas que imitaron mas o menos directamente este genero de fantasias.
Yo escribi la presente novela creyendo que unicamente iba a servir para la produccion de una cinta cinematografica, y jamas apareceria en forma de libro. En realidad, la casa editorial de Nueva York no me pidio una novela, sino lo que llaman en lenguaje cinematografico un "escenario", un relato escueto y de pura accion, para que sirva de guia al director de escena, a los encargados de las tramoyas y a los actores que interpretan los personajes.
Pero excitado por la novedad del trabajo y a impulsos tambien de mis habitos de novelista, empece a escribir y a escribir, sin darme cuenta de que en vez de un "escenario" producia una novela, y en veintiuna tardes termine EL PARAISO DE LAS MUJERES.
Nunca he trabajado tan aprisa y con tanto fervor. Creo que si me pusiera ahora a hacer una copia del presente libro emplearia mas tiempo.
Repito que jamas pense que mi novela cinematografica pudiera convertirse en volumen impreso; y mi sorpresa fue grande al ver que el "escenario" era un libro al que algunos pretendian encontrar cierta intencion filosofica y politica. Hasta en los Estados Unidos--pais donde las mujeres ejercen una enorme y legitima influencia--creen algunos, equivocadamente, que mi novela es a modo de una satira del feminismo norteamericano.
Como EL PARAISO DE LAS MUJERES ha sido traducida ya a varios idiomas, me decido a publicarla igualmente en espanol, aunque no pensase en ello cuando la escribi.
Sera una obra mas dentro del marco de la novela espanola, la cual desde hace algunos anos no peca ciertamente por exceso de variedad. Los mas de los novelistas marchan en fila india, uno tras otro, y solo de tarde en tarde se les ocurre saltar un poco fuera del sendero. Mientras tanto, en los otros paises la novela procura renovarse y los autores cambian con frecuencia su manera de ver la vida y de expresar sus impresiones, para que no los "encasille" el publico, adivinando de antemano lo que pueden decir. Ademas, la novela es un genero de variedad infinita, y alli donde todos los novelistas describen lo mismo, con un lenguaje semejante, la novela corre peligro de muerte.
Tal vez el presente libro sea considerado por muchos como una "equivocacion" al compararlo con mis anteriores obras; pero yo prefiero equivocarme yendo en busca de novedad, a conseguir aciertos faciles, que muchas veces no son mas que simples repeticiones de triunfos anteriores. De todos modos, me anima la esperanza de que este relato ligero tal vez resulte mas entretenido para el lector que muchas novelas de moda reciente, en las que se emplean trescientas paginas solo para preparar el encuentro a puerta cerrada de dos personas de distinto sexo, llegando asi a la escena "culminante" de la obra, que es simplemente una escena de "libro verde", escrita con las precauciones necesarias para bordear el Codigo y que el volumen pueda exponerse sin peligro en los escaparates de las librerias.
Del film que dio origen a esta novela dire que aun esta por nacer. Segun parece, fui amontonando en el tales dificultades do ejecucion, que los ingenieros norteamericanos que inventan nuevas "magias" para esta clase de obras todavia estan haciendo estudios y no han podido encontrar el modo de que aparezcan en el lienzo luminoso, a un mismo tiempo y sin trampa visible, la enormidad del Gentleman-Montana y la bulliciosa pequenez de las muchedumbres que pueblan la Ciudad-Paraiso de las Mujeres.
VICENTE BLASCO IBANEZ
Villa Fontana Rosa Menton (Alpes Maritimos) Febrero 1922

EL PARAISO DE LAS MUJERES
* * * * *
Frente a la Tierra de Van Diemen
Edwin Gillespie, joven ingeniero de Nueva York, llevaba varias semanas de navegacion a bordo de uno de los paquebotes ingleses que hacen la carrera entre San Francisco y Australia.
Nunca habia conocido un viaje tan triste. Recordaba con dulce nostalgia su navegacion de tres anos antes, desde los Estados Unidos a las costas de Francia, cuando era oficial del ejercito americano e iba a guerrear contra los alemanes. Aquella travesia resultaba peligrosa; reinaba a bordo una continua vigilancia por miedo a los submarinos y a las minas flotantes; pero Gillespie tenia entonces como inseparables companeros la alegria de una juventud ansiosa de aventuras y el entusiasmo del que va a exponer su vida por un ideal generoso.
Ahora llevaba como invisibles camaradas de viaje la desesperacion y el aburrimiento, y cuando conseguia huir de uno, caia en los brazos del otro. Se habia embarcado apresuradamente, creyendo encontrar la fortuna lejos de los Estados Unidos; pero se sentia cada vez mas triste asi como iba alejandose de su tierra natal.
Era el amor el que le habia aconsejado
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