pero cien anos antes, Rabelais, que indudablemente le
sirvio de modelo, habia descrito con no menor humor las costumbres de
enanos y gigantes.
Tengo la certeza de que en todas las literaturas antiguas fueron muchos
los relatos sobre paises de pigmeos y paises de colosos. ?Que pueblo no
conto historias de gnomos minusculos, de vida misteriosa, y gigantes
que para contemplar a uno de nuestra especie necesitan colocarlo sobre
la palma de una mano?... Voltaire se inspiro en Swift para crear su
Micromegas, y seria muy largo el relato de todos los novelistas y
cuentistas que imitaron mas o menos directamente este genero de
fantasias.
Yo escribi la presente novela creyendo que unicamente iba a servir para
la produccion de una cinta cinematografica, y jamas apareceria en
forma de libro. En realidad, la casa editorial de Nueva York no me
pidio una novela, sino lo que llaman en lenguaje cinematografico un
"escenario", un relato escueto y de pura accion, para que sirva de guia
al director de escena, a los encargados de las tramoyas y a los actores
que interpretan los personajes.
Pero excitado por la novedad del trabajo y a impulsos tambien de mis
habitos de novelista, empece a escribir y a escribir, sin darme cuenta de
que en vez de un "escenario" producia una novela, y en veintiuna tardes
termine EL PARAISO DE LAS MUJERES.
Nunca he trabajado tan aprisa y con tanto fervor. Creo que si me
pusiera ahora a hacer una copia del presente libro emplearia mas
tiempo.
Repito que jamas pense que mi novela cinematografica pudiera
convertirse en volumen impreso; y mi sorpresa fue grande al ver que el
"escenario" era un libro al que algunos pretendian encontrar cierta
intencion filosofica y politica. Hasta en los Estados Unidos--pais donde
las mujeres ejercen una enorme y legitima influencia--creen algunos,
equivocadamente, que mi novela es a modo de una satira del feminismo
norteamericano.
Como EL PARAISO DE LAS MUJERES ha sido traducida ya a varios
idiomas, me decido a publicarla igualmente en espanol, aunque no
pensase en ello cuando la escribi.
Sera una obra mas dentro del marco de la novela espanola, la cual
desde hace algunos anos no peca ciertamente por exceso de variedad.
Los mas de los novelistas marchan en fila india, uno tras otro, y solo de
tarde en tarde se les ocurre saltar un poco fuera del sendero. Mientras
tanto, en los otros paises la novela procura renovarse y los autores
cambian con frecuencia su manera de ver la vida y de expresar sus
impresiones, para que no los "encasille" el publico, adivinando de
antemano lo que pueden decir. Ademas, la novela es un genero de
variedad infinita, y alli donde todos los novelistas describen lo mismo,
con un lenguaje semejante, la novela corre peligro de muerte.
Tal vez el presente libro sea considerado por muchos como una
"equivocacion" al compararlo con mis anteriores obras; pero yo
prefiero equivocarme yendo en busca de novedad, a conseguir aciertos
faciles, que muchas veces no son mas que simples repeticiones de
triunfos anteriores. De todos modos, me anima la esperanza de que este
relato ligero tal vez resulte mas entretenido para el lector que muchas
novelas de moda reciente, en las que se emplean trescientas paginas
solo para preparar el encuentro a puerta cerrada de dos personas de
distinto sexo, llegando asi a la escena "culminante" de la obra, que es
simplemente una escena de "libro verde", escrita con las precauciones
necesarias para bordear el Codigo y que el volumen pueda exponerse
sin peligro en los escaparates de las librerias.
Del film que dio origen a esta novela dire que aun esta por nacer. Segun
parece, fui amontonando en el tales dificultades do ejecucion, que los
ingenieros norteamericanos que inventan nuevas "magias" para esta
clase de obras todavia estan haciendo estudios y no han podido
encontrar el modo de que aparezcan en el lienzo luminoso, a un mismo
tiempo y sin trampa visible, la enormidad del Gentleman-Montana y la
bulliciosa pequenez de las muchedumbres que pueblan la
Ciudad-Paraiso de las Mujeres.
VICENTE BLASCO IBANEZ
Villa Fontana Rosa Menton (Alpes Maritimos) Febrero 1922
EL PARAISO DE LAS MUJERES
* * * * *
Frente a la Tierra de Van Diemen
Edwin Gillespie, joven ingeniero de Nueva York, llevaba varias
semanas de navegacion a bordo de uno de los paquebotes ingleses que
hacen la carrera entre San Francisco y Australia.
Nunca habia conocido un viaje tan triste. Recordaba con dulce
nostalgia su navegacion de tres anos antes, desde los Estados Unidos a
las costas de Francia, cuando era oficial del ejercito americano e iba a
guerrear contra los alemanes. Aquella travesia resultaba peligrosa;
reinaba a bordo una continua vigilancia por miedo a los submarinos y a
las minas flotantes; pero Gillespie tenia entonces como inseparables
companeros la alegria de una
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