El paraiso de las mujeres | Page 3

Vicente Blasco Ibáñez
con la misma amplitud que la otra de la sugestion inmaterial del "estilo"; pero creo que si los novelistas empiezan a intervenir directamente en el desarrollo del "septimo arte", monopolizado hasta hace poco por personas sin competencia literaria, su esfuerzo servira cuando menos para reanimar la novela, comunicandola una segunda juventud y haciendo mas extensos sus dominios actuales.
Sin embargo, no a todos los paises les es facil adaptarse con exito al nuevo medio de expresion literaria.
La cinematografia depende del desarrollo industrial de un pais y de su riqueza.
El libro tambien necesita sujetarse a la influencia de estos dos factores; pero un editor de novelas impresas puede establecerse en cualquier parte donde existan imprentas y almacenes de papel, y le bastan unos cuantos miles de pesetas para publicar sus primeros volumenes.
Las casas editoriales de cinematografia necesitan capitales de millones y crear por su propia cuenta inmensos talleres. Ademas, les es indispensable tener a sus espaldas la grandeza de una de esas naciones que son primeras potencias industriales, para encontrar con facilidad energias electricas gigantescas, fabricas capaces de producir nuevas maquinarias: en una palabra, para disponer de poderosos aliados y servidores.
Por este motivo, el mas enorme de los pueblos americanos es y sera siempre el primer productor cinematografico de la tierra. Francia, que invento la cinematografia, figura actualmente como una simple importadora de films facturados desde Nueva York.
El cinematografo ocupa en los Estados Unidos el quinto lugar entre los productos nacionales. Avanza a continuacion del acero, el trigo y otros articulos indispensables para la vida.
Hay en aquella Republica veinticinco mil salas de cinematografo, algunas de ellas con lugar para mas de seis mil espectadores.
En los miles de ciudades donde viven agrupados sus ciento veinte millones de habitantes, los teatros se mantienen en una situacion estacionaria, mientras los cinemas son cada vez mas numerosos.
De una obra cinematografica americana que obtiene exito en el mundo entero llegan a venderse por termino medio doscientas copias. Es lo que se llama, en lenguaje de libreria, "una mediana tirada". De estas copias Francia compra tres o cuatro para "pasarlas" en sus diversos cinemas; Espana tres; Italia tres o dos, etc. La Gran Bretana, que es la mayor compradora de Europa, adquiere once o quince para la metropoli y sus colonias.
En total: de las doscientas copias, los Estados Unidos consumen ellos solos ciento veinte, y las ochenta restantes son para los demas pueblos de la tierra. Asi se comprende que los cinematografistas americanos, sin salir de su pais, puedan cubrir todos sus gastos, que son inauditos, y realizar ganancias. El producto del resto del mundo es para ellos a modo de una propina.
Despues de saber esto, reconocera el lector que el cinematografo solo puede ser americano, y que la suprema aspiracion de todo novelista que desee triunfos en el "septimo arte" consiste en abrirse paso alla ... si es que puede, pues la empresa no resulta facil.
* * * * *
Pero volvamos a la explicacion del origen de este libro.
Como mi novela Los cuatro jinetes del Apocalipsis ha sido convertida en film--mas extenso y costoso de todos los que se conocen hasta el presente, y el cual obtiene en los Estados Unidos un exito que durara anos--, recibi de Nueva York, como ya he dicho, el encargo de escribir un relato novelesco que pudiera servir para una obra cinematografica de "interes y novedad".
Asi produje EL PARAISO DE LAS MUJERES.
Esta historia fantastica, que se despega por completo de mis novelas anteriores, no ha nacido verdaderamente ahora, pues data de los tiempos de mi infancia.
Desde que lei, siendo nino, los Viajes de Gulliver, el recuerdo de Liliput y sus pequenos habitantes se fijo para siempre en mi memoria. Muchas veces me pregunte, en aquellos anos ya remotos: "?Que habra ocurrido en Liliput despues que se marcho el heroe de Swift?..." Y me entretenia imaginando a mi modo los diversos episodios de la historia contemporanea de los pigmeos.
Ahora, en la madurez de mi vida, he intentado otra vez rehacer la historia moderna de Liliput, pero como puede realizarlo la fantasia de un hombre, menos optimista y generosa que la de un nino.
Esto de imaginarse una humanidad mas pequena que la nuestra, con nuestros mismos defectos y preocupaciones, como si fuese contemplada a traves de un microscopio, es algo que halaga la vanidad de los hombres, y por lo mismo resulta tan antiguo como su existencia.
Swift, el humoristico dean irlandes, fue el creador de Gulliver y del reino de Liliput; pero cien anos antes, Rabelais, que indudablemente le sirvio de modelo, habia descrito con no menor humor las costumbres de enanos y gigantes.
Tengo la certeza de que en todas las literaturas antiguas fueron muchos los relatos sobre paises de pigmeos y paises de colosos. ?Que pueblo no conto historias de gnomos minusculos, de vida misteriosa, y gigantes que para contemplar a uno
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