Diario del viaje al rio Bermejo | Page 7

Francisco Morillo
Calilegua: dista del de Sora 7 leguas por tierra.
El 24 salimos de estas juntas de nuestro rio. El 27 llegamos al Rio Seco: no tributa este
anuales pechos al de Jujuy, porque siendo sus arenales excesivos por donde pasa,
convierte sus aguas en propia substancia, dando mérito á llamarle Seco, pues solo pecha
en tiempo de crecientes; debiendo su origen al ya citado Cerro de Calilegua. Dista este
rio 9 leguas por agua del de las Piedras, y cinco por tierra. A la entra de este rio con el
de Jujuy, á la parte del poniente, observamos una barranca de tierra gredosa y colorada,
de altura de 16 varas, y de longitud de media cuadra. En las márgenes de nuestro rio se
hallan famosas cejas de montes de todas maderas: continúan sus playas, y la sonda de
estas poco mas de media vara.

El 27, saliendo de esta jornada, y siguiendo nuestro rio, el dos de Octubre llegamos al
rio que llaman Colorado. Debe este su ser al expresado Cerro de Calilegua, y al tributar
este aguas al de Jujuy, forma una grande laguna al lado del poniente. Tiene á sus riberas
gran copia de maderas que arrebata el rio en sus crecientes: es este rio muy pantanoso,
y con dificultad lo pasan á caballo en sus pasos. Su sonda en la entrada tiene poco mas
de cuarta de agua, y esta es encarnada como sangre: dista esta junta de la antecedente 8
leguas por agua, y por tierra 5.
En estas juntas paramos dia 3 y 4, sin haber podido aventurar mas camino que dos
cuadras, pues la sonda de sus playas no llegaba á cuarta de agua. Esta noche determinó
el Capitan comandante, que fuese uno á reconocer la distancia que habia al Rio de
Tarija, y las playas del nuestro de Jujuy; y ofreciéndome yo á esta empresa, y pidiéndole
me diese alguna regalia para gratificar los indios que encontrase, respondiome: no traia
mas que pólvora y balas. Y haciéndole presente ser preciso el cebo del regalo para
sosegar á los indios, respondió: que si los demas entraban en sus conquistas con regalos,
él no.
El 5, como á las ocho de la mañana, salí con el práctico Francisco Miguel Guzman, en
una pequeña canoa, quedando en este lugar dicho Capitan comandante, con ánimo de
caminar paulatinamente, y siguiendo aguas abajo el Rio de Jujuy: á las nueve de la
noche llegué á las juntas del Rio de Tarija, con distancia de 12 leguas de donde dejé el
barco.
El 6, habiendo reconocido las juntas de dichos rios, caminé dos leguas mas abajo, ya
incorporados, reconociendo sus playas, y en estas tenian de sonda seis cuartas; y en los
demas, de á cuatro y cinco varas. Regresé á buscar mi expedicion, rio arriba de Jujuy, y
paramos entre unos sauzales á hacer noche.
El 7, á las cinco de la tarde, llegué á donde estaba el barco, que solo habia caminado
una legua escasa. A mi llegada, con las nuevas favorables que dí de ser el rio navegable
desde las juntas con el de Tarija, se hizo una salva. Dijo el práctico Guzman al Capitan
que de allí en adelante, hasta llegar á las juntas del Rio Tarija, por causa de sus playas,
gastaria cerca de un mes: que ya no habia mas que una petaca de bizcocho y otras dos
menos de media, y de charque muy poco: que el camino era dilatado, que precisaba
proveerse de comida, porque en adelante no habia esperanzas de hallar auxilios, y que le
avisaba esto, porque era de su obligacion.
Impuesto de todo el Capitan comandante, con consejo de los demas, determinó mandar
letra al capitan del real Presidio de Centa, D. Rafael Arias, para que le diese socorro.
No sabimos de cierto donde caia dicho presidio; y haciéndome cargo de la presente
necesidad, me ofrecí á practicar esta diligencia: y el dia 8, al romper el sol, salí en una
canoita en compañia de dicho práctico y un muchacho llamado Quinteros. Tiré con estos
rio abajo, buscando las juntas del Rio de Tarija, para que por él me pudiese conducir rio
arriba á mi destino.
El 9 llegamos al Rio de Tarija como á las once del dia, y caminando rio arriba,
observamos á su entrada tener á la parte del N una sierra alta. A la legua otra sierra al

lado del S, una y otra montuosas; y por el medio de ellas corre este rio. Se registran á
una y otra márgen cuantiosas maderas de nogales, laureles, cedros, quina-quina,
pacaràes, lapachos, &a. La sonda de este dia, de á cinco cuartas en lo menos, y lo
restante de tres varas, salvo una canal de á tres cuartas su sonda: aquí paramos en un
recodo à la parte
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