Amistad funesta
The Project Gutenberg EBook of Amistad funesta, by Jos�� Mart�� This eBook is for the use of anyone anywhere at no cost and with almost no restrictions whatsoever. You may copy it, give it away or re-use it under the terms of the Project Gutenberg License included with this eBook or online at www.gutenberg.org
Title: Amistad funesta Novela
Author: Jos�� Mart��
Release Date: April 14, 2006 [EBook #18166]
Language: Spanish
Character set encoding: ISO-8859-1
*** START OF THIS PROJECT GUTENBERG EBOOK AMISTAD FUNESTA ***
Produced by Chuck Greif and La Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes
Amistad funesta
Novela
Jos�� Mart��
Introducci��n, por Gonzalo de Quesada
Sea su novela Amistad funesta el d��cimo volumen de las obras del Maestro.
Es milagro que ella, como casi todo lo que escribi��, no se haya perdido. Se public�� en 1885, en varias entregas, en El Latino Americano, peri��dico bimensual, de vida ef��mera--��rgano de la Compa?��a Hecktograph, de New York--que no se encuentra hoy en biblioteca p��blica alguna. Adem��s, no apareci�� con el nombre de su autor sino con el seud��nimo de ?Adelaida Ral?, y esto hubiera hecho aun m��s dif��cil su hallazgo.
Afortunadamente, un d��a en que arregl��bamos papeles en su modesta oficina de trabajo, en 120 Front Street--convertida, en aquel entonces, en centro del Partido Revolucionario Cubano y redacci��n y administraci��n de Patria--di con unas p��ginas sueltas de El Latino Americano, aqu�� y all�� corregidas por Mart��, y exclam�� al revisarlas: ??Qu�� es esto Maestro?? ?Nada--contestome cari?osamente--recuerdos de ��pocas de luchas y tristezas; pero gu��rdelas para otra ocasi��n. En este momento debemos solo pensar en la obra magna, la ��nica digna; la de hacer la independencia?.
En efecto; esta novela vio la luz a ra��z de fracasados intentos para levantar en armas, de nuevo, a nuestra tierra, intentos que no apoy�� Mart�� estimando que el plan no era suficiente ni el momento oportuno; brot�� de su pluma cuando--en desacuerdo con los caudillos prestigiosos, ��nicos capaces, con sus espadas heroicas y legendarias, de despertar el alma guerrera cubana--parec��a oscurecido, para siempre, en la pol��tica; fue engendrada en horas de la mayor penuria, en las que, no obstante, rechazando las tentaciones de la riqueza y sin otra gu��a que su conciencia ni otro consuelo que su inquebrantable fe en la Libertad, sus principios no capitularon.
A una miseria por palabra se pag�� este trabajo, elevado de pensamiento, galano de estilo, con ense?anzas--como todo lo suyo--para sus compatriotas; con algo de su propia existencia.
No s�� que el Maestro, en otras ocasiones, cultivase este ramo literario; pero su traducci��n de Called back, de Hugh Conway--por la cual una casa editora le concedi��, como gran generosidad, cien pesos--, luego con brillante vestidura y el nombre de Misterio vendida por millares, y la versi��n suya, que talmente parece un original, amorosa y admirable, de Ramona de Hellen Hunt Jackson--buscada en vano en las librer��as--, son prueba evidente de que a haber dispuesto de oportunidad y sosiego para ello, hubiera, tambi��n, triunfado en la Novela. No le faltaban elementos por su conocimiento de la realidad del mundo y sus pasiones, anhelos y torturas; le sobraba fantas��a para hacerla resaltar; espl��ndido lenguaje con que exponerla.
Ni sus versos, ni parte de su correspondencia, ni sus art��culos de doctrina y de propaganda, ni sus pensamientos ni su biograf��a he olvidado; pero cumpliendo con lo principal que ��l nos ense?��--el servicio de Cuba--poco se ha podido terminar y solamente ha habido tiempo para este volumen--y reunir los homenajes a su memoria que van en el mismo prenda de que aqu��, en los lejanos montes de Turingia, donde aun vibran entre pinos seculares las liras de Goethe, Schiller y Wieland, ?pienso en ��l y en la patria!
Oberhof, 4 de julio de 1911.
Gonzalo de Quesada
Jos�� Mart��, por Miguel Ted��n
La Naci��n, Buenos Aires, diciembre 1.o de 1909
A principios del a?o 1888 llegu�� a Nueva York en cumplimiento de una misi��n profesional, y una de mis primeras diligencias fue [ir] a buscar a Mart�� cuyas correspondencias a La Naci��n me hab��an impresionado vivamente, revel��ndome un talento superior y un alma eminentemente americana. Encontrele en su despacho del consulado oriental en Front Street, una de las antiguas calles de la gran metr��poli y apenas llam�� a la puerta se adelant�� a recibirme dici��ndome: ?Es usted el se?or Ted��n? (un amigo com��n le hab��a anticipado la visita), a la vez que me extend��a ambas manos con tal efusi��n de franqueza y sinceridad, que ese apret��n sell�� entre ambos una amistad que solo la muerte del gran ciudadano ha podido cortar.
Era Mart�� de mediana estatura, cabellera negra y abundante que rodeaba una frente amplia y bombeada, ojos negros de mirada dulce y penetrante, tez blanca p��lida, como son generalmente los cubanos, bigote negro y crespo y un ��valo perfecto redondeaba su fisonom��a armoniosa y vivaz. En su cuerpo delgado predominaba el temperamento nervioso, que hac��a r��pidos todos sus movimientos y sus manos finas y alargadas revelaban
Continue reading on your phone by scaning this QR Code
Tip: The current page has been bookmarked automatically. If you wish to continue reading later, just open the
Dertz Homepage, and click on the 'continue reading' link at the bottom of the page.